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El robo chileno del territorio peruano.- Chile ladrón: El saqueo del Perú durante la Guerra del Salitre (Primera Parte)

http://goo.gl/y2QkzA
Escribe: César Vásquez Bazán
Doctor en Estudios Internacionales, Universidad de Denver
Economista, Universidad de San Marcos de Lima
Correo electrónico: [email protected]


CHILE LADRÓN:
EL SAQUEO DEL PERÚ DURANTE LA GUERRA DEL SALITRE

Parte I:     La usurpación chilena del territorio peruano
Parte II:   Testimonios chilenos e internacionales sobre el saqueo del Perú
Parte III: Principales saqueos chilenos en el Perú durante la Guerra del Salitre
Parte IV:        Leyes de guerra aceptadas por Chile en 1879


Ilustración I-1
El Perú en 1866, incluyendo Arica y Tarapacá
Autor del mapa: Mariano Felipe Paz-Soldán

I
Territorio peruano usurpado por Chile en la Guerra de 1879

El territorio peruano, considerado en su integridad, comprende el departamento de Tarapacá y las provincias de Tacna y Arica. Desde noviembre de 1879 y junio de 1880, respectivamente, Tarapacá y Arica se encuentran usurpadas por Chile, que ocupa dichas circunscripciones por la fuerza de las armas, en acto que puede tipificarse como robo territorial.

Las latitudes proporcionan una idea de la magnitud de la usurpación territorial llevada adelante por Chile desde 1879. De su frontera legal ubicada en el paralelo 25 de latitud sur, Chile ha ocupado territorio boliviano y peruano, colocando irregularmente su frontera en la latitud del paralelo 18. Son pues siete los grados de latitud usurpados por el país del sur. En el caso del despojo perpetrado en contra del Perú, éste asciende aproximadamente a tres grados, puesto que Chile ocupa el territorio peruano de Arica y Tarapacá entre los paralelos 18° y 21°.

Con la usurpación de Tarapacá y Arica, Chile desmembró al Perú, arrebatándole 59 mil kilómetros cuadrados de superficie (aproximadamente la extensión del departamento de Arequipa). Más aún, el robo chileno del territorio peruano afectó las condiciones de vida de aproximadamente cincuenta mil connacionales que residían en la zona usurpada, según las cifras aportadas por el censo de 1876.

El mapa de la República del Perú en el año 1871, presentado como Ilustración I-1, es importante porque permite apreciar a Tarapacá y Arica integrando la nación peruana, como corresponde. En 1865 la provincia litoral de Tarapacá formaba parte del departamento de Moguegua. Éste incluía las provincias de Moquegua, Tacna, Arica y Tarapacá.

El 17 de agosto de 1878 se promulgó la ley que elevó a la provincia litoral de Tarapacá a la categoría de departamento, con capital en la ciudad de Iquique.

Las Ilustraciones que se acompañan describen la geografía del departamento de Tarapacá y la de Arica y Tacna.


Ilustración I-2
El Perú en 1871, incluyendo Arica y Tarapacá
Autor del mapa: Daniel Barrera

Ilustración I-3
El departamento de Moquegua en 1865
Incluye Arica (en rosado) y Tarapacá (en verde)
(Paz Soldán 1865, Placa XLVII)

Ilustración I-4
Mapa del Falso Chile
Avance de la usurpación chilena del territorio peruano y boliviano
(Dennis 1931)

Paralelo A (25°):  Frontera original entre Bolivia y Chile, en el Paposo, fijada de acuerdo al Uti Possidetis de 1810 y vigente hsta 1866

Paralelo B (23°):  Frontera con Bolivia, reclamada por Chile en 1842

Paralelo a (24°):  Frontera entre Bolivia y Chile establecida por el Tratado de Límites de 1866 entre Bolivia y Chile. Los ingresos por impuestos a la exportación de salitre en el territorio comprendido entre los paralelos B (23°) y A (25°) serían divididos entre Bolivia y Chile de manera equitativa.

Paralelo  C (21°):  Frontera original entre Perú y Bolivia

Paralelo  D:  Frontera entre Perú y Chile en 1883, resultante del robo territorial perpetrado por la “hermana” República de Chile mediante la Guerra del Salitre

Paralelo E:  Límite norte de la provincia de Tacna. El territorio peruano comprendido entre los paralelos d y E fue ocupado por Chile hasta 1929.

Paralelo (18°):  Frontera entre Perú y Chile de acuerdo al Tratado de Ancón (1883)

Paralelos d - A (18° hasta 25°):  Falso Chile, territorios robados a Perú y Bolivia por Chile tras la Guerra del Salitre

Ilustración I-5
Ley de creación del departamento de Tarapacá
17 de agosto de 1878

Ilustración I-6
Breve descripción del departamento de Tarapacá
(Tizón y Bueno 1904, 21)

Ilustración I-7
Descripción del departamento de Tarapacá
(Stiglich 1913, 389-390)

Ilustración I-8
Descripción geográfica de la provincia de Arica
(Stiglich 1913, 211-212)

Ilustración I-9
Descripción del departamento de Tacna
(Tizón y Bueno 1904, 20-21)

Ilustración I-10
Territorios peruanos de Arica y Tarapacá usurpados por Chile desde 1879

II
Testimonios gráficos del territorio peruano usurpado por Chile


Ilustración II-1
El morro y la ciudad de Arica, Perú, 1879


Ilustración II-2
Arica, Perú, 1879
Tropas peruanas en Arica

Ilustración II-3
Arica, Perú, 1868
Muelle de Arica

Ilustración II-4
Arica, Perú, 1880
Morro de Arica

Ilustración II-5
Arica, Perú, 1880
Ciudad de Arica

Ilustración II-6
Arica, Perú, 1863
Ciudad de Arica

Ilustración II-7
Arica, Perú
Casa de Bolognesi, en Arica, donde se celebró la Junta de Jefes que decidió combatir al enemigo chileno hasta quemar el último cartucho.

Ilustración II-8
Iquique, Tarapacá, Perú, 1863
Plaza del Reloj y Rotonda

Ilustración II-9
Iquique, Tarapacá, Perú, 1863
Puerto salitrero de Iquique
Foto de William Letts Oliver. Colecciones Fotográfícas de la Familia Oliver, Colección Keystone-Mast, UCR / Museo de Fotografía de California, Universidad de California en Riverside

Ilustración II-10
Iquique, Tarapacá, Perú, 1863
Oficina salitrera cerca de Iquique
Foto de William Letts Oliver. Colecciones Fotográfícas de la Familia Oliver, Colección Keystone-Mast, UCR / Museo de Fotografía de California, Universidad de California en Riverside

Ilustración II-11
Iquique, Tarapacá, Perú, 1863
Planta de agua
Foto de William Letts Oliver. Colecciones Fotográfícas de la Familia Oliver, Colección Keystone-Mast, UCR / Museo de Fotografía de California, Universidad de California en Riverside

Ilustración II-12
Iquique, Tarapacá, Perú, 1863
Construcción de nueva oficina salitrera cerca de Iquique
Foto de William Letts Oliver. Colecciones Fotográfícas de la Familia Oliver, Colección Keystone-Mast, UCR / Museo de Fotografía de California, Universidad de California en Riverside

Ilustración II-13
Iquique, Tarapacá, Perú, 1863
Trabajadores salitreros en sus viviendas ubicadas cerca de Iquique
Foto de William Letts Oliver. Colecciones Fotográfícas de la Familia Oliver, Colección Keystone-Mast, UCR / Museo de Fotografía de California, Universidad de California en Riverside

Ilustración II-14
Iquique, Tarapacá, Perú, 1863

Ilustración II-15
Iquique, Tarapacá, Perú, 1861
Plano topográfico de la ciudad de Iquique levantado por Ramón Escudero

Ilustración II-16
Pisagua, Tarapacá, Perú, 1879

Ilustración II-17
Pisagua, Tarapacá, Perú, 1879

Ilustración II-18
Pisagua, Tarapacá, Perú, 1863
Puerto salitrero de Pisagua 
Foto de William Letts Oliver. Colecciones Fotográfícas de la Familia Oliver, Colección Keystone-Mast, UCR / Museo de Fotografía de California, Universidad de California en Riverside

Ilustración II-19
Pisagua, Tarapacá, Perú, 1863
Puerto salitrero de Pisagua
Foto de William Letts Oliver. Colecciones Fotográfícas de la Familia Oliver, Colección Keystone-Mast, UCR / Museo de Fotografía de California, Universidad de California en Riverside

Ilustración II-20
Pisagua, Tarapacá, Perú, 1863
Puerto salitrero de Pisagua
Foto de William Letts Oliver. Colecciones Fotográfícas de la Familia Oliver, Colección Keystone-Mast, UCR / Museo de Fotografía de California, Universidad de California en Riverside

Ilustración II-21
Pisagua, Tarapacá, Perú, 1863
Foto de William Letts Oliver. Colecciones Fotográfícas de la Familia Oliver, Colección Keystone-Mast, UCR / Museo de Fotografía de California, Universidad de California en Riverside

Ilustración II-22
Pisagua, Tarapacá, Perú, 1879
Pisagua bombardeada por el enemigo chileno

Ilustración II-23
Pisagua, Tarapacá, Perú, 1879
Pisagua bombardeada por el blindado chileno Blanco Encalada y la corbeta Chacabuco la mañana del 18 de abril de 1879

Ilustración II-24
Pabellón de Pica, Tarapacá, Perú, 1876

Ilustración II-25
Tacna, Perú, 1880
Plaza de Tacna

Ilustración II-26
Tacna, Perú, 1880
Catedral de Tacna (inconclusa)

Ilustración II-27
Tacna, Perú, 1880
Catedral de Tacna (inconclusa)

Ilustración II-28
Tacna, Perú, 1880
El Banco Mercantil y la Peluquería Francesa de C. Butrón

Ilustración II-29
Tacna, Perú, 1880
Estación del ferrocarril

Ilustración II-30
Tacna, Perú, 1880
Alameda

Ilustración II-31
Tacna, Perú, 1880

Ilustración II-32
Tacna, Perú, 1880

Ilustración II-33
Tacna, Perú, 1861
Plano topográfico de la Ciudad de Tacna
Levantado por Maximiliano Siebert

Ilustración II-34
Tacna, Perú, 1861
Explicación del Plano topográfico de la Ciudad de Tacna
Levantado por Maximiliano Siebert

III.  Objetivos de Chile en la guerra contra Perú y Bolivia: rectificación de fronteras y cambio de litorales

La mayor parte de los pueblos peruano, boliviano y chileno desconocen las intenciones expansionistas que la clase gobernante de Chile abrigó desde años antes de la Guerra del Salitre y que se resumían en la captura del departamento de Tarapacá y del litoral boliviano con el fin de apropiarse de sus riquezas, desmembrando los territorios de Perú y Bolivia. 

Un amplio sector del pueblo peruano nunca escuchó a ninguno de sus maestros de Historia disertar sobre las propuestas chilenas de rectificación de fronteras o cambio de litorales transmitidas a Bolivia desde los años 1860s. Para entender las causas de la Guerra de Chile contra el Perú y Bolivia se hace necesario recordarlas.

En marzo de 1866, trece años antes de la Guerra del Salitre, las clases dominantes chilenas aspiraban a apoderarse del departamento peruano de Tarapacá, lo que implicaba despojar al Perú de su litoral sur, desde Tacna hasta el río Loa (río que en ese tiempo demarcaba la frontera entre nuestro país y Bolivia). De la misma manera, Chile buscaba apropiarse de todo el litoral boliviano, es decir, de la provincia boliviana de La Mar.

El motivo de la ambición expansiva chilena era apropiarse del salitre, guano y demás recursos naturales existentes en  Tarapacá y Antofagasta (plata, cobre, yodo, bórax, etc.).

III-1.  Rectificación de fronteras y cambio de litorales

El plan chileno de rectificación de fronteras” o cambio de litorales” se refiere al acuerdo que debería lograrse entre Chile y Bolivia, prescindiendo del Perú, para realizar las siguientes modificaciones de fronteras:

1.  Bolivia renuncia a todo su litoral en favor de Chile, quedando Chile en posesión de Antofagasta.  Bolivia cede a Chile el territorio comprendido entre su antiguo límite con el Perú, es decir el río Loa, cuya desembocadura en el Pacífico se produce en el paralelo 21, y la frontera natural chilena del Paposo, ubicada en  el paralelo 25. La frontera chilena se expande cuatro grados al norte, desde su ubicación original en el paralelo 25 hasta el paralelo 21 de latitud sur.

2.  Chile y Bolivia ejecutan de manera conjunta la ocupación armada del territorio peruano desde el morro de Sama, en la provincia de Tacna, ubicado en el paralelo 18, hasta el río Loa, en el paralelo 21. Perú pierde el territorio invadido. La frontera sur del Perú retrocede; su territorio se reduce en tres grados geográficos.

3.  El territorio peruano usurpado es dividido entre Chile y Bolivia. Chile se apropia de la región salitrera de Tarapacá. En compensación por el litoral boliviano entregado a Chile, Bolivia se apodera de Moquegua (16° 48’), Tacna (18° 03’Arica (18° 28’). Según los chilenos, Arica era la única “salida natural” que Bolivia tenía al Pacífico.

4.  Como era de esperarse, el único ganador de la propuesta chilena de rectificación de fronteras” cambio de litorales resulta ser Chile puesto que se apodera de la fabulosa riqueza salitrera y mineral existente en el territorio peruano de Tarapacá y en el litoral boliviano, y obtiene la seguridad geopolítica de no tener frontera con el Perú. La frontera chilena se traslada siete grados al norte, cuatro grados por el litoral cedido por Bolivia y tres grados por el territorio de Tarapacá arrebatado al Perú. Tacna y Arica en manos de Bolivia se convierten en zonas de contención en caso que Perú intentase recuperar Tarapacá.

5.  Con la “rectificación de fronteras” Bolivia cede el litoral que poseía legalmente hasta 1866. A cambio de esta pérdida obtiene Arica y, eventualmente, Tacna y Moquegua. Los estrategas chilenos supusieron que la “rectificación de fronteras” resultaría atractiva para los gobernantes bolivianos debido a que la mayor parte del comercio exterior boliviano se realizaba a través de Arica.

6. Perú es el gran perdedor de la “rectificación de fronteras” promovida por Chile. Su territorio se reduce tres grados geográficos por la usurpación chilena de Tarapacá, por la pérdida de Arica y, eventualmente, por la de Tacna y Moquegua, si Bolivia se apodera de ellas.


Ilustración III-1
Fronteras del Perú, Bolivia y Chile a comienzos de 1866. Nótese la extensión de,los litorales peruano y boliviano que luego serían usurpados por Chile.
(Pons Muzzo 1962, 177, Cartógrafo: J. Gálvez Almeida)

III-2.  Alevosía chilena

Cuando el  proyecto chileno de rectificación de fronteras / cambio de litorales fue expuesto a Bolivia, entre marzo y agosto de 1866, Chile era aliado del Perú y tenía firmado con nuestra nación el Tratado de Alianza Ofensiva y Defensiva de 1865. Dicho Tratado entró en vigencia el 14 de enero de 1866, después de ser ratificado por ambos países.

En la anterior dualidad de actitudes puede apreciarse la felonía de Chile. Chile es un país que, a pesar de ser aliado del Perú y de, gracias a ello, usar la escuadra peruana en la defensa de sus costas, conspiraba al mismo tiempo año para usurpar el territorio del aliado, proponiendo a Bolivia despojar a nuestra nación del área comprendida entre el morro de Sama y el río Loa.

La insidia chilena pudo producirse por el conocimiento de las interioridades de la escena peruana que tenía su ministro plenipotenciario en Lima, Domingo Santa María, uno de los políticos sureños que más odiaba al Perú. Tras financiar el golpe de estado de Mariano Ignacio Prado, Santa María convirtió al mandatario peruano en mero instrumento de la política exterior chilena. En 1866 Chile pudo burlarse de nuestro país proponiendo a Bolivia la rectificación de fronteras o cambio de litorales sabiendo que Santa María manipulaba al corrupto Mariano Ignacio Prado.

III-3.  Objetivos de la rectificación de fronteras

Puede entonces resumirse los tres grandes objetivos de la oligarquía gobernante chilena al declarar la guerra a Perú y Bolivia el 5 de abril de 1879:

1.  Apoderarse en forma permanente del departamento peruano de Tarapacá con el fin de explotar en beneficio de Chile el salitre, yodo, bórax, guano y demás recursos naturales de ese departamento peruano.

2. Apoderarse del departamento peruano de Tacna –conformado por las provincias de Tarata, Tacna y Arica– con el fin de entregar dichas circunscripciones a Bolivia en compensación por la pérdida de su litoral. De esta manera, Chile no tendría frontera con el Perú y colocaría a Bolivia como territorio de contención en caso que Perú intentase recuperar Tarapacá.

3.  Apropiarse definitivamente de todo el litoral boliviano –es decir, de la provincia boliviana de La Mar– con el fin de explotar en favor de Chile el guano, salitre, plata, cobre y demás recursos naturales existentes en la zona. Las principales riquezas que este país arrebató a Bolivia incluyeron el salitre de Mejillones y los yacimientos de plata de Caracoles. Posteriormente, en el siglo XX, Chile explotó comercialmente el yacimiento cuprífero de Chuquicamata, la mina de cobre a tajo abierto más grande del mundo, ubicada en la provincia boliviana de La Mar.

Al alcanzar sus objetivos de conquista territorial, Chile asumió el control total de los únicos yacimientos de salitre en el mundo. Como país, adquirió el monopolio mundial de la producción y exportación de la inmensa riqueza del salitre.

IV.  Declaratoria de guerra de Chile contra el Perú

Con respecto a la declaratoria de guerra de Chile al Perú, el lector no debe olvidar tres hechos muy importantes:

1.  La guerra fue declarada por Chile y no por el Perú. Existen muchas personas, mayormente de nacionalidad chilena, que piensan, en forma errada, que la guerra fue declarada por el Perú (véase las Ilustraciones IV-1 y IV-2)La guerra fue planificada por la oligarquía gobernante chilena con años de anticipación y fue decidida tras una evaluación del poderío comparativo de la armada, ejército, administración del Estado y condiciones políticas, económicas y sociales de ambas naciones.

2.  El sábado 5 de abril de 1879, día de la declaratoria de guerra, Chile no tenía ningún tipo de reclamación territorial, marítima, económica o financiera en contra del Perú.

3.  Desde el  día inicial del conflicto, Chile tenía fijado el objetivo de capturar el departamento peruano de Tarapacá con el fin de apropiarse de sus riquezas salitreras. Por ello, ordenó a su armada el bloqueo de Iquique, capital y principal puerto del departamento peruano por el que se exportaba el salitre 
(véase la Ilustración IV-3). Era tan evidente la intención chilena de robar Tarapacá al Perú, que el Embajador de Estados Unidos en Santiago de Chile informó sobre dicho objetivo el 10 de abril de 1879, es decir cinco días después de la declaración chilena de guerra (véase la Ilustración IV-4). 

La decisión militarista de las clases gobernantes chilenas constituyó una nueva aplicación de la Doctrina Portales. Ésta puede resumirse en la necesidad vital de Chile de subordinar Perú a su dominio, destruyendo sus centros de actividad económica para dejarlo en la ruina de la cual no pudiera levantarse. Inclusive, en el transcurso del conflicto los guerreristas chilenos llegaron a evaluar medidas que implicaban la desaparición del Perú como república independiente, acciones como la anexión del Perú a Chile, o el sometimiento del Perú al protectorado chileno.


La Guerra del Salitre reafirmó la condición de Chile como enemigo mortal del Perú, la que se mantiene hasta el día de hoy y se conservará en el futuro en la medida en que el país agresor no modifique sustancialmente, con acciones específicas, sus políticas antiperuanas y mientras no reconozca los gravísimos daños humanos, la apropiación de territorio peruano, los crímenes de guerra y los saqueos de patrimonio peruano, público y privado, cometidos en una guerra de conquista imperialista que Perú enfrentó durante cinco años a pesar de todas las vicisitudes.


Ilustración IV-1
Declaración de guerra del Gobierno de Chile al Gobierno del Perú, fechada el sábado 5 de abril de 1879
(Ahumada 1884, I: 189)

Ilustración IV-2
El diario El Comercio de Lima informó sobre la declaración chilena de guerra contra el Perú.

Ilustración IV-3
El Comercio de Lima reportó la presencia de la escuadra chilena en Iquique el mismo 5 de abril de 1879, día de la declaración de la guerra, en demostración que los genocidas chilenos tenían preparada con antelación la puñalada al Perú.

Ilustración IV-4
Despacho de Thomas A. Osborn, embajador de Estados Unidos en Chile, a William M. Evarts, Secretario de Estado de los Estados Unidos
(United States Government 1882, 77)

Legación de los Estados Unidos
Santiago, Chile, abril 10, 1879 (Recibido el 16 de mayo.)

Señor:

Como podrá advertirse de la traducción adjunta de una nota que recibí del ministerio de relaciones exteriores [de Chile], la guerra al Perú fue declarada formalmente el pasado 5 de abril, y el mismo día la escuadra chilena impuso el bloqueo en el puerto de Iquique.

El gobierno ha ofrecido emitir en unos pocos días  una declaración de las razones de su acción, para información de los gobiernos amigos. A la espera de ella, adjunto un recorte de un diario conteniendo el Memorándum que fue publicado en el Diario Oficial simultáneamente con la declaración de guerra.

El ejército está siendo rápidamente aumentado, y parece ser que el entusiasmo no decae.

Iquique es el gran depósito de salitre del Perú y está situado a mitad de camino, de norte a sur, en la provincia de Tarapacá. Esta provincia se extiende hasta el norte de la frontera boliviana y se supone que sus depósitos de guano y salitre contienen riquezas casi inagotables. Si Chile logra obtener la posesión de Tarapacá, estimo que insistirá en quedarse con ella. Un caballero inteligente con quien conversé al respecto y que vivió en Tarapacá, estima que el valor, sólo de sus depósitos de salitre, asciende a cuatrocientos millones de dólares [e

quivalentes a 9,640 millones de dólares del año 2013, según MeasuringWorth].


Quedo de usted…

                                                                                          Thomas A. Osborn

V.  Frontera norte de Chile

La afirmación que Chile es un país ladrón de territorio se basa en la usurpación que hace ese país de territorios situados mucho más hacia el norte de la frontera que le corresponde de acuerdo con el Uti Possidetis de 1810.

El Uti Possidetis de 1810 es el principio de la ley internacional que establece que las fronteras de los estados soberanos creados tras la declaración de independencia de las excolonias sudamericanas son las mismas fronteras que tenían dichas colonias durante la etapa de la dominación española.

Según el Uti Possidetis de 1810, la frontera norte de Chile está situada en el paralelo 25 de latitud sur, siendo el río Salado, el Paposo y la bahía de Nuestra Señora (Our Lady Bay) los puntos de referencia usualmente citados. Las circunscripciones más septentrionales, cercanas a la frontera, son las localidades de Copiapó y Coquimbo. El desierto de Atacama no forma parte del territorio de Chile.

Para comprobar esta afirmación, se hace necesario examinar diversas fuentes como las Constituciones de Chile y los mapas oficiales que establecieron su frontera. El primer Himno Nacional de Chile también señaló al desierto de Atacama como el límite norte de Chile. Finalmente, existen testimonios cartográficos de geógrafos chilenos, europeos y estadounidenses que desde décadas antes de la Guerra del Salitre describieron la ubicación del límite norte de Chile en el desierto de Atacama.

V-1.  Cuatro primeras Constituciones

Las Constituciones chilenas de 1822, 1823, 1828 y 1833 –es decir las anteriores a la Guerra del Salitre– reconocieron que el límite norte de Chile era el desierto o despoblado de Atacama. Estos documentos oficiales son el mayor reconocimiento que Chile no tiene ningún título legal ni histórico para reclamar propiedad o posesión del desierto de Atacama y mucho menos de Tarapacá o Arica.

La Constitución Política del Estado de Chile de 1822, sancionada y promulgada el 30 de octubre de 1822, estableció en su artículo tercero que “el territorio de Chile conoce por límites naturales: al sur, el Cabo de Hornos; al norte, el despoblado de Atacama; al oriente, los Andes; al occidente, el mar Pacífico. Le pertenecen las islas del Archipiélago de Chiloé, las de la Mocha, las de Juan Fernández, la de Santa María y demás adyacentes”.

La Constitución Política del Estado de Chile de 1823, promulgada el 29 de diciembre de 1823, reconoció en su artículo cuarto que “el territorio de Chile comprende de norte a sur, desde el Cabo de Hornos hasta el despoblado de Atacama; y de oriente a poniente, desde las cordilleras de los Andes hasta el mar Pacífico, con todas las islas adyacentes, incluso el archipiélago de Chiloé, las de Juan Fernández, Mocha y Santa María”.

La Constitución Política de la República de Chile de 1828, promulgada el 8 de agosto de 1828, indicó en el artículo segundo: Su territorio comprende de Norte a Sur, desde el desierto de Atacama hasta el Cabo de Hornos, y de Oriente a Occidente, desde las Cordilleras de los Andes hasta el Mar Pacífico, con las islas de Juan Fernández y demás adyacentes. Se divide en ocho provincias, que son: Coquimbo, Aconcagua, Santiago, Colchagua, Maule, Concepción, Valdivia y Chiloé”. No existe provincia de Atacama.

La Constitución Política de la República de Chile de 1833, promulgada el 25 de mayo de 1833, legisló en su artículo primero: El territorio de Chile se extiende desde el desierto de Atacama hasta el Cabo de Hornos, y desde las Cordilleras de los Andes hasta el Mar Pacífico, comprendiendo el Archipiélago de Chiloé, todas las Islas adyacentes, y las de Juan Fernández”.


Ilustración V-1
Portada de la Constitución Política de la República de Chile promulgada en 1828. Las Constituciones chilenas de 1822, 1823, 1828 y 1833 –es decir las anteriores a la Guerra del Salitre reconocieron que el límite norte de Chile era el desierto de Atacama.


V-2.  Primer Himno Nacional 

No sólo las Constituciones iniciales establecen con claridad el límite norte de Chile. Otros testimonios, como el primer Himno Nacional de ese país, cantado por tres décadas –entre el nacimiento de esa república en 1819 y el año 1847– evidencian que el desierto de Atacama no forma parte de Chile. La octava estrofa del Primer Himno Nacional de Chile describe la territorialidad del país que enfrentará la amenaza de la opresión española durante los primeros decenios del siglo diecinueve. Al hacerlo, traza sus límites geográficos y reconoce explícitamente que Chile limita “por el Norte [con] un inmenso desierto”, es decir con el desierto de Atacama.

El siguiente es el texto de la citada octava estrofa:

Por el mar y la tierra amenazan
los secuaces del déspota vil;
pero toda la naturaleza
los espera para combatir:
el Pacífico al Sud y Occidente,
al Oriente los Andes y el Sol,
por el Norte un inmenso desierto,
y el centro libertad y unión.
Por el Norte un inmenso desierto,
y el centro libertad y unión.

Y el siguiente es el texto completo del primer Himno Nacional de Chile, en el que se canta que el inmenso desierto [de Atacama] es el límite norte de ese país:

PRIMER HIMNO NACIONAL DE CHILE
Letra: Bernardo de Vera y Pintado (Cantada entre 1819 y 1847)
Música: Primera versión - Manuel Robles Gutiérrez (1820)
Segunda versión - Ramón Carnicer (1828)

Coro


Dulce Patria, recibe los votos

Con que Chile en tus aras juró:
Que o la tumba serás de los libres
O el asilo contra la opresión
Que o la tumba serás de los libres
O el asilo contra la opresión
Que o la tumba serás de los libres
O el asilo contra la opresión
O el asilo contra la opresión
O el asilo contra la opresión.

I


Ciudadanos, el amor sagrado

de la Patria os convoca a la lid:
libertad es el eco de alarma;
la divisa: triunfar o morir.
El cadalso o la antigua cadena
os presenta el soberbio español:
arrancad el puñal al tirano,
quebrantad ese cuello feroz.
Arrancad el puñal al tirano,
quebrantad ese cuello feroz.

II


Habituarnos quisieron tres siglos
del esclavo a la suerte infeliz,
que al sonar de las propias cadenas
más aprende a cantar que a gemir.
Pero el fuerte clamor de la Patria
ese ruido espantoso acalló;
y las voces de la Independencia
penetraron hasta el corazón.
Y las voces de la Independencia
penetraron hasta el corazón.

III

En sus ojos hermosos la Patria

nuevas luces empieza a sentir,
y observando sus altos derechos
se ha incendiado en ardor varonil.
De virtud y justicia rodeada,
a los pueblos del Orbe anunció
que con sangre de Arauco ha firmado
la gran carta de emancipación.
Que con sangre de Arauco ha firmado
la gran carta de emancipación.

IV

Los tiranos en rabia encendidos

y tocando de cerca su fin,
desplegaron la furia impotente,
que aunque en vano se halaga en destruir.
Ciudadanos, mirad en el campo
el cadáver del vil invasor...;
que perezca ese cruel que en el sepulcro
tan lejano a su cuna buscó.
Que perezca ese cruel que en el sepulcro
tan lejano a su cuna buscó.

V

Esos valles también ved, chilenos,

que el Eterno quiso bendecir,
y en que ríe la naturaleza,
aunque ajada del déspota vil.
Al amigo y al deudo más caro
sirven hoy de sepulcro y de honor:
mas la sangre del héroe es fecunda,
y en cada hombre cuenta un vengador.
Mas la sangre del héroe es fecunda,
y en cada hombre cuenta un vengador.

VI

Del silencio profundo en que habitan

esos Manes ilustres, oíd
que os reclamen venganza, chilenos,
y en venganza a la guerra acudid.
De Lautaro, Colo Colo y Rengo
reanimad el nativo valor,
y empeñad el coraje en las fieras
que la España a extinguirnos mandó.
Y empeñad el coraje en las fieras
que la España a extinguirnos mandó.

VII

Esos monstruos que cargan consigo

el carácter infame y servil,
¿cómo pueden jamás compararse
con los Héroes del Cinco de Abril?
Ellos sirven al mismo tirano
que su ley y su sangre burló;
por la Patria nosotros peleamos
nuestra vida, libertad y honor.
Por la Patria nosotros peleamos
nuestra vida, libertad y honor.

VIII

Por el mar y la tierra amenazan

los secuaces del déspota vil;
pero toda la naturaleza
los espera para combatir:
el Pacífico al Sud y Occidente,
al Oriente los Andes y el Sol,
por el Norte un inmenso desierto,
y el centro libertad y unión.
Por el Norte un inmenso desierto,
y el centro libertad y unión.

IX

Ved la insignia con que en Chacabuco
al intruso supisteis rendir,
y el augusto tricolor que en Maipo
en un día de triunfo os dio mil.
Vedle ya señoreando el Océano
y flameando sobre el fiero León:
se estremece a su vista el Íbero
nuestros pechos inflama el valor.
Se estremece a su vista el Íbero
nuestros pechos inflama el valor.

X

Ciudadanos, la gloria presida
de la Patria el destino feliz,
y podrán las edades futuras
a sus padres así bendecir.
Venturosas mil veces las vidas
con que Chile su dicha afianzó.
Si quedare un tirano, su sangre
de los héroes escriba el blasón.
Si quedare un tirano, su sangre
de los héroes escriba el blasón.

Ilustración V-2
Primer Himno Nacional de Chile

V-3.  Cartografía levantada por orden del Ministro del Interior Diego Portales

El 14 de septiembre de 1830, el Ministro del Interior Diego Portales, en nombre del gobierno de la República de Chile, contrató al científico francés Claudio Gay con el fin de efectuar un levantamiento cartográfico del territorio chileno. De acuerdo con el artículo segundo del convenio, el francés Gay se comprometió a preparar cartas geográficas de cada una de las provincias de Chile.

Entre 1830 y 1842, con la finalidad de cumplir el encargo recibido, Claudio Gay recorrió Chile desde su límite norte, en el despoblado de Atacama, hasta su extremo sur, en la Isla Grande de Chiloé. La obra preparada por Gay apareció entre 1854 y 1864 con el título de Atlas de la Historia Física y Política de Chile. 

Con la finalidad de conocer cuáles eran los límites de Chile en esos años, hemos extraido de dicho Atlas el mapa general de ese país y el de su provincia más septentrional, denominada Atacama, creada en 1843.


Ilustración V-3
Portada del Atlas de la Historia Física y Política de Chile preparado por Claudio Gay en 1854 por orden del Gobierno de Chile

Ilustración V-4
Mapa oficial chileno de la provincia de Atacama, limítrofe con Bolivia
Mapa preparado para el Gobierno de Chile por Claudio Gay, en cumplimiento del contrato firmado con el Ministro del Interior Diego Portales
La frontera norte de Chile no sobrepasa el paralelo 26 de latitud sur, que es exactamente la misma demarcación aceptada por Bolivia. El mapa fue publicado en 1854, un cuarto de siglo antes de la Guerra del Salitre.

Tras la lectura de ambos mapas puede llegarse a la conclusión que el límite norte de Chile no iba más allá del paralelo 26 de latitud sur. Específicamente, la carta geográfica de la provincia de Atacama muestra en el extremo norte de dicha circunscripción al pueblo de Chañaral, ubicado en los 26° 20’ de latitud sur. 

Precisamente, la demarcación de la frontera en el paralelo 26 es el mismo límite que Bolivia siempre proclamó como su frontera sur. En el mapa de Claudio Gay, elaborado por orden del gobierno de Chile, queda claro que el territorio de ese país no incluía asentamientos bolivianos como Antofagasta, La Chimba, Tocopilla, Cobija, Calama, Caracoles o Mejillones, mucho menos los pueblos peruanos de Tarapacá, Iquique o Arica, todos ellos ubicados al norte del paralelo 26, es decir fuera del área de soberanía chilena.

Una de las conclusiones más importantes de las cartas geográficas publicadas por Gay es que el paralelo 26 señala la frontera entre Chile y Bolivia. Este hallazgo es aún más interesante cuando se toma en cuenta que los mapas fueron levantados por un científico prestigioso y respetado, como Claudio Gay, bajo contrato oficial con el gobierno de Chile, representado por Diego Portales.


Ilustración V-5
Mapa para la Inteligencia de la Historia Física y Política de Chile preparado por Claudio Gay cumpliendo el encargo del Gobierno de Chile representado por su Ministro del Interior Diego Portales. El mapa fue publicado en 1854, un cuarto de siglo antes de la Guerra del Salitre.

V-4.  Frontera norte de Chile en el paralelo 25 (1635 - 1865)

Los mapas siguientes serán sin duda chocantes para nuestros lectores chilenos, la mayoría de los cuales fue educado en la creencia que Chile siempre fue dueño del Desierto de Atacama y que, en un acto de bondad suprema, en 1866, obsequió a Bolivia parte de ese territorio, hasta el paralelo 24 de latitud sur.

La realidad es exactamente la opuesta. Chile jamás tuvo título alguno para justificar su presencia en el desierto de Atacama. Eso está demostrado por diversas cartas geográficas de la época,  europeas, estadounidenses, sudamericanas y chilenas, que hemos reproducido para la ocasión. Ellas prueban que por más de tres siglos, desde su establecimiento como colonia española hasta 1866, Chile no tuvo ninguna credencial legal, geográfica o histórica para ejercer su soberanía en el desierto de Atacama.

El reconocimiento del desierto de Atacama como límite norte de Chile se encuentra reflejado en la cartografía histórica de Chile. Los mapas que aparecen a continuación, publicados entre 1635 y 1865, muestran repetidamente y con claridad la frontera norte de Chile. Ésta aparece situada en el paralelo 25 de latitud sur, siendo el río Salado, el Paposo y la bahía de Nuestra Señora (Our Lady Bay) los puntos de referencia más citados por los cartógrafos. Los territorios chilenos cercanos a la frontera son las localidades de Copiapó y Coquimbo. Las cartas geográficas prueban que, hasta 1866, el desierto de Atacama no se encontraba dentro de las fronteras de Chile.

Autores de diferentes nacionalidades entre los que destaca el chileno Alonso de Ovalle reflejaron en sus trabajos la realidad limítrofe existente entre 1635 y 1865 y señalaron que la frontera norte de Chile se encontraba en el paralelo 25 de latitud sur. Entre los cartógrafos no aparece ningún boliviano o peruano.

Es interesante recordar que Claudio Gay, el científico francés contratado por Diego Portales para levantar la cartografía de Chile, hizo llegar el territorio chileno sólo hasta el paralelo 26 de latitud sur.

Después de analizar esta información, los lectores coincidirán en calificar la denominada “reivindicación” chilena del desierto de Atacama como un vulgar robo de tierra boliviana y peruana. Es por ello que puede afirmarse, sin temor a equivocaciones, que Chile es un país ladrón del territorio de sus vecinos.

Ilustración V-6
Frontera norte de Chile en el paralelo 25 de latitud sur


1.  1635

Ilustración V-7
Chile en 1635
Autor: Jan Jansson (1635)
Nota: El norte está orientado hacia la izquierda.

Ilustración V-8
Detalle de la frontera norte de Chile en 1635
Autor: Jan Jansson (1635)

El límite norte del territorio chileno es el paralelo de los 25°, en el que aparece la bahía de Nuestra Señora. El desierto de Atacama no pertenece a Chile. En territorio chileno se aprecia el río de Copayapó (hoy Copiapó). Más al sur aparecen los valles de Copayapó y Guasco (Huasco).

2.  1646

Ilustración V-9
Chile en 1646
Tabla Geographica del Reyno de Chile
Primer mapa de Chile preparado por un chileno
Autor: Alonso de Ovalle, S. J. (1646)
Nota: El norte está orientado hacia la izquierda.

Ilustración V-10
Tabla Geographica del Reyno de Chile
Detalle de la frontera norte de Chile en 1646
Autor: Alonso de Ovalle, S. J. (1646)

El límite septentrional de Chile alcanza hasta el territorio de Copiapó, entre los paralelos 25 y 26 de latitud sur. El desierto de Atacama no pertenece a Chile. El río Copiapó, que desemboca en la bahía del mismo nombre, señala la frontera norte de Chile con la siguiente inscripción, bastante descriptiva: “Del Perú y de Chile la raya y los confines”. El río en el borde izquierdo del mapa, cercano al Copiapó, es el río Salado.

3.  1732

Ilustración V-11
Chile en 1732
A Map of Chili, Patagonia, La Plata, and the South Part of Brasil
Autor: Herman Moll (c. 1736?)

Ilustración V-12
Detalle de la frontera norte de Chile en 1732
A Map of Chili, Patagonia, La Plata, and the South Part of Brasil
Autor: Herman Moll (c. 1736?)

El territorio chileno aparece delimitado en color amarillo. La desembocadura del río Salado en la bahía de Nuestra Señora (Our Lady Bay) demarca la frontera norte chilena. El mapa sitúa este punto muy cerca del paralelo 25 de latitud sur, al sur del trópico de Capricornio. El desierto de Atacama no pertenece a Chile. El poblado chileno más importante del extremo norte es Copiapó. El contorno del territorio del Alto Perú (futura Bolivia) aparece demarcado en rojo.

4.  1764

Ilustración V-13
Chile en 1764
Carte du Chili
Autor: Jacques Nicolas Bellin (1764)

El territorio chileno aparece delimitado con líneas punteadas. La desembocadura del río Salado en la bahía de Nuestra Señora demarca el inicio de la frontera norte chilena. El mapa sitúa este punto muy cerca del paralelo 25 de latitud sur. El desierto de Atacama no pertenece a Chile. El poblado chileno más importante del extremo norte es Copiapó.

5.  1789

Ilustración V-14
Mapa de Potosí con indicación del límite norte de Chile (1787)
Carta Geográfica que contiene los seis partidos que comprende la Provincia de Potosí
Autor: Pedro Vicente Cañete (1789)\
Nota: La orientación de este mapa es de sur (sección superior) a norte (seción inferior).

Ilustración V-15
Detalle de la frontera norte de Chile en 1787
Carta Geográfica que contiene los seis partidos que comprende la Provincia de Potosí
Autor: Pedro Vicente Cañete (1789)
Nota: La orientación de este mapa es de sur (sección superior) a norte (seción inferior).

El mapa de Pedro Vicente Cañete no es un papel cualquiera. Es un documento oficial de la administración colonial española. Fue preparado en el año 1787 por las autoridades coloniales de la Intendencia de Potosí. Muestra el límite entre el Partido de Atacama y el Reino de Chile, frontera que se ubica en el río Salado (línea verde).

El mapa forma parte del libro manuscrito titulado “Descripción geográfica, histórica y política de la Villa Imperial y Cerro Rico de Potosí y de los Partidos de Porco, Chayanta, Chichas o Tarija, Lipez y Atacama”, cuya autoría pertenece al Gobernador de Potosí, Don Pedro Vicente Cañete. El texto apareció el año 1789 y se conserva en el Archivo General de Indias, en Sevilla, España.

El mapa lleva por título Carta Geográfica que contiene los seis partidos que comprende la Provincia de Potosí, año de 1787. Para el Señor Doctor Don Pedro Vicente Cañete, actual Gobernador interino de la villa de Potosí, puso en limpio esta carta Don Hilario Malaver, Fiel Interino de la Real Casa de Moneda de dicha Villa el mes de julio de 1787.


En el mapa se aprecia claramente el curso del río Salado y, en forma casi paralela a él, la línea roja fronteriza con la inscripción “División del Reino de Chile y principio o entrada de la jurisdicción de Copiapó”. El territorio chileno comienza al sur del río Salado.

Debe hacerse notar la inscripción del mapa que aparece al interior del Partido de Atacama. Este texto indica que dicho Partido incluye las tierras despobladas y sin agua es decir el desierto o despoblado de Atacama y la Bahía de Nuestra Señora. Se aprecia el río Salado como límite norte de Chile y la frontera representada por una línea de color rojo.


La existencia de este documento permite afirmar que, de acuerdo con el principio del Uti Possidetis de 1810, el río Salado –localizado en los 26° 22’ 00” de Latitud Sur– demarca la frontera norte de Chile. Es allí donde comienza, legalmente, el territorio de este país.

El mapa también presenta el límite norte del Partido de Atacama el que lo separa del Perú. La frontera está representada por el río Loa (donde se lee “División del Virreinato de Lima).

El mapa de 1787 tiene un desliz de 1° 22’ puesto que el cartógrafo Don Hilario Malaver, Fiel Interino de la Real Casa de Moneda de la Villa de Potosí, ubicó el río Salado en los 25° y no en los 26° 22’ 00” de Latitud Sur, que es su real latitud geográfica. Sin embargo, debe tenerse en cuenta que durante la época colonial la frontera norte de Chile no fue definida en función de grados, minutos y segundos, sino en relación a la ubicación del río Salado, lugar al que el autor de esta mapa, ubicó por error en el paralelo 25° de Latitud Sur.

6.  1792


Este mapa del Virreinato del Perú en 1792 fue preparado por el cosmógrafo y Director de la Escuela Náutica de Lima don Andrés Baleato. Apareció en la Guía política, eclesiástica y militar del Virreynato del Perú para el año de 1797 preparada por Hipólito Unánue (Unánue 1797, entre las páginas II y III).

En los márgenes del mapa de Baleato se indica que el año 1792 el Virreinato del Perú estaba conformado por siete intendencias: Lima, Trujillo, Tarma, Huancavelica, Huamanga, Cusco y Arequipa. 

La Intendencia de Arequipa, limítrofe con el extremo norte del desierto de Atacama, estaba compuesta por los Partidos de Cercado, Camaná, Condesuyos, Collaguas, Moquegua, Arica y Tarapacá.

Según el mapa, la frontera sur del Perú estaba demarcada por el río Loa.

Ilustración V-16
Virreinato del Perú en 1792
Plano del Virreynato del Perú
Autor: Andrés Baleato (1792)
Nota: El norte está ubicado en el lado izquierdo del mapa. 

Ilustración V-17
Virreinato del Perú en 1792
Plano del Virreynato del Perú
Autor: Andrés Baleato (1792)

El desierto de Atacama en la Intendencia de Potosí

Al trasponer la frontera sur del Perú se ingresaba al extremo norte del Partido de Atacama, el que incluía el desierto o despoblado del mismo nombre. El Partido de Atacama conformaba la Intendencia de Potosí, la que dependía del Virreinato de Buenos Aires. Así lo describió el cosmógrafo Andrés Baleato en el Apunte sobre las divisiones política y natural del Virreynato del Perú, preparado por encargo del virrey del Perú. El Apunte lleva como fecha 5 de mayo de 1813 (publicado en Maúrtua 1907, 49).

El desierto de Atacama –cuya longitud aproximada es de mil a mil cien kilómetros y donde estan ubicados los “Surgideros de Cobixa, Mexillones y Paposo”– se extiende por el norte desde el río Loa y por el sur hasta el río Salado. El río Salado señalaba el límite norte del Reino de Chile.

La ubicación del Partido de Atacama en la Intendencia de Potosí fue decidida por el rey de España a través de la Real Ordenanza para el establecimiento e instrucción de Intendentes de exército y provincia en el Virreinato de Buenos Aires año de 1782 de orden de su Magestad. El artículo primero de dicha Real Ordenanza dice a la letra:

“A fin de que mi Real voluntad tenga su pronto y debido efecto, mando se divida por ahora en ocho Intendencias el distrito de aquel Virreynato, y que en lo sucesivo se entienda por una sola Provincia el territorio ó demarcación de cada Intendencia con el nombre de la Ciudad ó Villa que hubiese de ser su Capital, y en que habrá de residir el Intendente, quedando las que en la actualidad se titulan Provincias, con la denominación de Partidos, y conservando éstos el nombre que tienen aquéllas. Será una de dichas Intendencias la General de Exército y Provincia, que yá se halla establecida en la Capital de Buenos-aires, y su distrito privativo, todo el de aquel Obispado. Las siete restantes, que han de crearse, serán sólo de Provincia; y se habrá de establecer úna en la Ciudad de la Asuncion del Paraguái, que comprehenderá todo el territorio de aquel Obispado; ótra en la Ciudad de San Miguel del Tucuman, debiendo ser su distrito todo el Obispado de este nombre; otra en la Ciudad de Santa Cruz de la Sierra, que será comprensiva del Territorio de su Obispado; ótra en la Ciudad de La Paz, que tendrá por distrito todo el del Obispado del mismo nombre, y además las Provincias de Lampa, Carabaya y Azángaro; ótra en la Ciudad de Mendoza que ha de comprehender todo el territorio de su Corregimiento, en que se incluye la Provincia de Cuyo; ótra en la Ciudad de la Plata, cuyo distrito será el del Arzobispado de Charcas, excepto la Villa de Potosí con todo el territorio de la Provincia de Porco en que está situada, y los de las de Chayanta ó Charcas, Atacama, Lípes, Chichas y Tarija; pues estas cinco Provincias han de componer el distrito privativo de la restante Intendencia, que ha de situarse en la expresada Villa, y tener unida la Superintendencia de aquella Real Casa de Moneda, la de sus Minas y Mita, y la del Banco de rescates con lo demás correspondiente. Y las expresadas demarcaciones se especificarán respectivamente en los títulos que se expidieren á los nuevos Intendentes que Yo elija, pues me reservo nombrar siémpre y por el tiempo de mí voluntad para estos empléos, personas de acreditado zelo, honor, integridad y conducta, como que descargaré en ellas mis cuidados, cometiendo al suyo el inmediato gobierno y proteccion de mis Pueblos”.

Demás está decir que los publicistas y propagandistas chilenos evitan referirse al Apunte sobre las divisiones política y natural del Virreynato del Perú escrito por Andrés Baleato. La razón es que se trata de un documento que afirma con sencillez y claridad los límites y soberanías territoriales de Perú, Bolivia y Chile en la zona que sería el escenario inicial de la Guerra del Salitre. El documento de Baleato pone al descubierto la usurpación chilena del litoral boliviano y de las provincias peruanas de Arica y Tarapacá.


Ilustración V-18
Virreinato del Perú en 1813
Apunte sobre las divisiones política y natural del Virreinato del Perú
Autor: Andrés Baleato (1813)

7.  1812

Ilustración V-19
Chile en 1812
Autor: Aaron Arrowsmith y Samuel Lewis (1812)

Ilustración V-20
Detalle de la frontera norte de Chile en 1812
Autor: Aaron Arrowsmith y Samuel Lewis (1812)

El territorio chileno aparece delimitado con líneas punteadas. El inicio del desierto de Atacama se encuentra al norte de Chile y no pertenece a ese país. El río Salado cruza la línea limítrofe y desemboca fuera de territorio chileno. Nuevamente, el mapa sitúa este punto muy cerca del paralelo 25 de latitud sur.

8.  1822

Ilustración V-21
Chile en 1822
Geographical, Statistical, and Historical Map of Chili
Autor: James Finlayson (1822)
Ilustración V-22
Detalle de la frontera norte de Chile en 1822
Geographical, Statistical, and Historical Map of Chili
Autor: James Finlayson (1822)

La frontera norte chilena aparece delimitada con una línea de puntos. El inicio del desierto de Atacama (en color amarillo) se encuentra al norte de Chile y no pertenece a ese país. La desembocadura del río Salado en el Océano Pacífico demarca la frontera chilena, a la altura de los 25° 40’. Copiapó, Huasco y Coquimbo, las circunscripciones más septentrionales del país, aparecen coloreadas en rosado.

9.  1825
Ilustración V-23
Chile en 1825
Carte Geographique, Statistique et Historique du Chili
Autor: Charles-François Beautemps-Beaupré (Buchon 1825)
Ilustración V-24
Detalle de la frontera norte de Chile en
Carte Geographique, Statistique et Historique du Chili
Autor: Charles-François Beautemps-Beaupré (Buchon 1825)

La frontera norte chilena está delimitada con una línea de puntos. El inicio del desierto de Atacama (en color naranja) se encuentra al norte de Chile y no pertenece a ese país. La desembocadura del río Salado en el Oceáno Pacífico demarca la frontera chilena, a la altura de los 25° 40’. Copiapó, Huasco y Coquimbo, las circunscripciones más septentrionales del país, aparecen coloreadas en rosado.

10.  1831
Ilustración V-25
Chile en 1831
Bolivia Or Upper Peru; Chili, And The United Provinces Of South America Or La Plata
Autor: Daniel Lizars (1831?)
Ilustración V-26
Detalle de la frontera norte de Chile en 1831
Bolivia Or Upper Peru; Chili, And The United Provinces Of South America Or La Plata
Autor: Daniel Lizars (1831?)

La frontera norte chilena está delimitada con una línea de puntos. El desierto de Atacama se encuentra en territorio boliviano (Upper Peru, en color amarillo). En territorio boliviano aparecen las poblaciones de Calama y San Francisco de Atacama. La desembocadura del río Salado en el Océano Pacífico demarca el inicio de la frontera chilena, a la altura de los 25° 50’. Copiapó es la circunscripción importante más septentrional del país. El territorio chileno aparece en la sección inferior del mapa, coloreada en verde.

En la parte superior de la carta geográfica aparece el territorio peruano y las poblaciones de Arica, Pisagua, y Tarapacá. El río Loa demarca el inicio de la frontera entre Perú y Bolivia.


11.  1833
Ilustración V-27
Chile en 1833
United Provinces, Chili and Patagonia
Autor:  David H. Burr (1833)
Ilustración V-28
Detalle de la frontera norte de Chile en 1833
United Provinces, Chili and Patagonia
Autor:  David H. Burr (1833)

La frontera norte chilena aparece delimitada con una línea punteada. Cerca de ella se ubica la bahía de Nuestra Señora y El Paposo. El desierto de Atacama no aparece en territorio chileno. La frontera chilena con Bolivia está demarcada por el paralelo de los 24°. Coquimbo, en color rosado, es mostrada como la provincia más septentrional de Chile. El territorio boliviano aparece coloreado en verde, alcanzándose a ubicar en él las poblaciones de Cobija y Tarija.

12. 1836
Ilustración V-29
Frontera norte de Chile en 1836
Pérou et Bolivia
Autor: Conrad Malte-Brun (1837)
Ilustración V-30
Detalle de la frontera norte de Chile en 1836
Pérou et Bolivia
Autor: Conrad Malte-Brun (1837)

La frontera norte de Chile aparece delimitada por una franja rosada y líneas punteadas, a la altura del paralelo 25° de latitud sur. El desierto de Atacama se encuentra al norte de Chile, en territorio boliviano, cuyas fronteras se representan en color amarillo. Claramente, el nombre BOLIVIA se extiende sobre el territorio boliviano representado en el mapa. La carta también muestra la provincia peruana de Tarapacá con las localidades de Arica, Camarones y Tarapacá.

13.  1842
Ilustración V-31
Chile en 1842
The Provinces of La Plata, the Banda Oriental del Uruguay and Chile
Autor: John Arrowsmith (1842)
Ilustración V-32
Detalle de la frontera norte de Chile en 1842
The Provinces of La Plata, the Banda Oriental del Uruguay and Chile
Autor: John Arrowsmith (1842)

La frontera norte de Chile aparece delimitada por una franja amarilla y líneas punteadas, a la altura del paralelo 25° 30’ de latitud sur. El inicio de la frontera entre Chile y Bolivia, sobre el Océano Pacífico, esta demarcado por la localidad de Hueso Parado. El desierto de Atacama se encuentra al norte de Chile, en territorio boliviano. Al norte de la frontera, en territorio boliviano, se encuentra el Paposo y el río Salado. Claramente, el nombre BOLIVIA se extiende sobre el territorio boliviano representado en el mapa.

El mapa también muestra la provincia peruana de Tarapacá, cuyo límite con Bolivia está demarcado por el río Loa.

14.  1844
Ilustración V-33
Chile en 1844
Chili, La Plata, and Uruguay
Autor:  Samuel Augustus Mitchell (1846)
Ilustración V-34
Detalle de la frontera norte de Chile en 1844
Chili, La Plata, and Uruguay
Autor:  Samuel Augustus Mitchell (1846)

La frontera norte de Chile aparece delimitada por el río Salado y el Paposo, a la altura del paralelo 26 de latitud sur. Al norte de la frontera chilena, en territorio boliviano, se encuentra la bahía de Nuestra Señora. Claramente, el nombre BOLIVIA se extiende sobre el territorio boliviano representado en el mapa.

15. 1851 (mapa de Martin y Tallis)
Ilustración V-35
Chile en 1851
Chili and La Plata
Autor:  R. M. Martin y J. y F. Tallis (1851)
Ilustración V-36
Detalle de la frontera norte de Chile en 1851
Chili and La Plata
Autor:  R. M. Martin y J. y F. Tallis (1851)

La frontera norte chilena aparece delimitada con una línea punteada. El desierto de Atacama no aparece en territorio chileno. La frontera chilena con Bolivia está demarcada por el paralelo de los 25°. Copiapó y Coquimbo son mostradas como las provincias más septentrionales de Chile.


16.  1851 (artículo de Bollaert en el Journal of the Royal Geographical Society de Londres)


Ilustración V-37

Una prueba adicional de la existencia del límite norte de Chile en el paralelo 25 puede encontrarse en el importante artículo escrito en 1851 por el explorador inglés William Bollaert en el Journal of the Royal Geographical Society de Londres. Bollaert precisa que el límite norte exacto de Chile se ubica en los 25° 23’ de latitud sur, en el lugar conocido como Hueso Parado, donde se había colocado un hito consistente en la mandíbula de una ballena, mandíbula que había sido fijada en posición vertical en la arena (Bollaert 1851, 127). 

Una nota de atención que no debe pasarse por alto es que Bollaert observó que la ambición por obtener las ganancias del guano había llevado a los chilenos a suponer que su límite norte se encontraba más allá del Paposo, es decir más allá de los 25° 23’ de latitud sur.

La mención de Bollaert y su traducción al idioma castellano son las siguientes:

Ilustración V-38
El Paposo
(Bollaert 1851, 99-130)

Pasando las caletas de pescadores de Punta Grande, Cachinal y Agua Dulce, atravesando Mal Paso, un lugar muy peligroso y rocoso, llegué a Hueso Parado, que es el antiguo límite reconocido entre [el Virreinato del] Perú y [la capitanía de] Chile, pero como desde la costa se exporta guano, los chilenos parecen pensar que la frontera de su país está más al norte de Paposo.

La línea fronteriza se encuentra en los 25° 23’ [de latitud sur], la que alrededor de una milla y media de la costa está señalizada por la mandíbula de una ballena colocada en posición vertical en la arena, siendo la opinión general que fue colocada allí por los antiguos comisionados encargados de demarcar la frontera española. Herrera pone el límite en 26° S. (Bollaert 1851. 99-130).

17.  1852

Entre 1849 y 1852, el teniente de la Armada estadounidense James M. Gilliss presidió la Expedición Astronómica Naval de los Estados Unidos al Hemisferio Sur. Gilliss preparó un mapa de la República de Chile a partir de los estudios de Pissis y Allan Campbell, los mapas de Claudio Gay, y originales inéditos de don Bartolomé Navarrete que se conservan en los Archivos de Santiago. Un detalle de ese mapa puede encontrarse a continuación:


Ilustración V-39
Detalle de la frontera norte de Chile en 1852
Map of the Republic of Chile
Autor:  James Melville Gilliss (1854)

En el libro que publicó con los resultados de la U.S. Naval Astronomical Expedition, Gillis explicó que según el capitán Fitzroy de la Armada Real Británica, el Paposo ubicado en los 25° 02’ 30” de latitud sur era “la población situada más al extremo norte sobre la que el gobierno de Chile tiene autoridad”. Claramente, el nombre REPUBLIC OF BOLIVIA se extiende sobre el territorio boliviano, separado del chileno por una línea punteada.

Las líneas escritas por Gilliss son las siguientes:

Ilustración V-40
Atacama y el Paposo 
(Gilliss 1854, 44)

18.  1854


Este es el mapa oficial de la provincia de Atacama, limítrofe con Bolivia. Fue preparado para el Gobierno de Chile por Claudio Gay, en cumplimiento del contrato firmado con el Ministro del Interior Diego Portales. La frontera norte de Chile no sobrepasa el paralelo 26 de latitud sur, que es exactamente la misma demarcación aceptada por Bolivia. El mapa fue publicado en 1854, un cuarto de siglo antes de la Guerra del Salitre.

Ilustración V-41
Mapa oficial chileno de la provincia de Atacama


Ilustración V-42
Mapa para la Inteligencia de la Historia Física y Política de Chile preparado por Claudio Gay

19.  1865

Ilustración V-43
Chile en 1865
Argentine Republic, Chili, Uruguay, and Paraguay

Autor: G. W. Colton (1865)

Ilustración V-44
Detalle de la frontera norte de Chile en 1865
Argentine Republic, Chili, Uruguay, and Paraguay
Autor: G. W. Colton (1865)

La frontera norte chilena aparece delimitada por el Paposo y su contorno se encuentra representado en color rojo. El desierto de Atacama pertenece a Bolivia. Por tanto, aparece fuera del territorio chileno. La frontera de los dos países está demarcada por el paralelo 25 de latitud sur.

VI.  INTENTOS CHILENOS POR ACORDAR CON BOLIVIA LA RECTIFICACIÓN DE FRONTERAS

Existen pruebas múltiples de las intenciones chilenas de robar Tarapacá, Tacna y Arica. Entre ellas pueden citarse los actos y declaraciones de las autoridades gubernativas, los documentos oficiales del Gobierno de Chile, las manifestaciones de políticos y empresarios chilenos de la época, y diversas medidas de política exterior propuestas por Chile a Bolivia, Ecuador y Brasil.

En la presente sección se utilizarán preferentemente documentos oficiales de los gobernantes de Chile en los que éstos se pronuncian por la ocupación permanente del territorio peruano y boliviano para apoderarse del salitre. Asegurar para Chile la apropiación de dichos recursos implicaba el robo de los territorios del Perú y de Bolivia.

Se incluye a continuación los principales testimonios existentes sobre las intenciones chilenas de llevar adelante la “rectificación de fronteras” y apoderarse de suelo peruano:

1.  El brindis por la denominada “rectificación de fronteras hecho por el embajador chileno Aniceto Vergara Albano en La Paz, en marzo de 1866.


2.  Álvaro Covarrubias, Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, plantea la “rectificación de fronteras” al diplomático boliviano Mariano Donato Muñoz en Santiago, en agosto de 1866.

3.  Propuesta de “rectificación de fronteras” hecha en Santiago, en julio de 1872, por el presidente chileno Federico Errázuriz al general golpista boliviano Quintín Quevedo: Bolivia cedería su litoral  a Chile y Chile apoyaría a Bolivia en la ocupación de Arica e Iquique.

4.  Carta de Daniel Ruzo, presidente de la comisión de delegados fiscales peruanos con sede en Londres, fechada el 31 de agosto de 1872, informando sobre la “rectificación de fronteras” propuesta por Chile a Bolivia.

5.  Editorial del diario El Ferrocarril de Santiago, el 18 de septiembre de 1872, incitando a Bolivia a aceptar el proyecto chileno de rectificación de fronteras”.

6.  Artículo El Perú y la Costa de Atacama, escrito por el boliviano Julio Méndez, publicado por el diario La Patria de Lima el 25 de septiembre de 1872.

7.  Cartas del diplomático chileno Justiniano Sotomayor, escritas en Santiago, en abril de 1879, al presidente de Bolivia Hilarión Daza, planteándole la necesidad de la rectificación de fronteras”.

8.  Acuerdo del Consejo de Ministros de Chile celebrado en Santiago, el 19 de abril de 1879, referente a la alteración de los límites del Perú”.

9.  Misión del boliviano Luis Salinas Vega, agente al servicio de Chile, promoviendo la “rectificación de fronteras” ante el presidente boliviano Hilarión Daza.

10.  Las Bases Chilenas de Reconciliación con Bolivia, aprobadas por el Consejo de Estado del Gobierno de Chile en sus sesiones del 22 y 28 de mayo de 1879 realizadas en Santiago.

11.  Misión del boliviano Gabriel René-Moreno, agente al servicio de Chile, reiterando ante el presidente boliviano Hilarión Daza la propuesta chilena de “rectificación de fronteras”.
Ilustración VI-1
El barbado dictador boliviano Mariano Melgarejo (sentado, al centro) aparece retratado con Aniceto Vergara Albano (sentado, primero de izquierda a derecha), nuevo embajador chileno en Bolivia. El personaje alto, al fondo, es el chileno Carlos Walker Martínez, secretario de Vergara Albano. La placa fue tomada en marzo de 1866, en ocasión de la presentación de cartas credenciales de Vergara a Melgarejo. Obsérvese el toque de las rodillas de ambos caballeros.

VI-1.  Brindis por la rectificación de fronteras del embajador chileno Aniceto Vergara Albano (La Paz, 18 de marzo de 1866)

Durante el gobierno del tirano boliviano Mariano Melgarejo, Chile nombró al abogado Aniceto Vergara Albano como Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario en Bolivia. Vergara Albano, miembro de la clase gobernante de su país, presentó sus cartas credenciales el 18 de marzo de 1866 y se convirtió rápidamente en confidente y principal manipulador de Melgarejo.
Ilustración VI-2
Abogado Aniceto Vergara Albano (1825-1909)
Ministro Plenipotenciario de Chile en Bolivia en 1866

Vergara Albano fue el principal encargado de promover ante la dictadura de Melgarejo la rectificación de fronteras –propuesta también conocida como cambio de litorales– por la cual Bolivia cedería su rico litoral a Chile desde el paralelo 25 hasta el Loa, o cuando menos hasta Mejillones inclusive, a cambio del cual Chile apoyaría a Bolivia, del modo más eficaz, para la ocupación armada del litoral peruano hasta el morro de Sama, en compensación del litoral que cedería a Chile; en razón de que la única salida natural que Bolivia tenía al Pacífico era el puerto de Arica” (Maúrtua 1901, 16 y 17). Las conversaciones tuvieron lugar en marzo de 1866, en la ciudad de La Paz. Vergara Albano contó con la colaboración de Carlos Walker Martínez, secretario de la Legación chilena, quien también influyó sobre Melgarejo.


Ilustración VI-3
Mariano Melgarejo, dictador de Bolivia entre 1864 y 1871
Se hacía llamar Benemérito de la Patria en Grado Heroico y Eminente, Presidente Provisorio de la República, Capitán General de sus Ejércitos, Gran Ciudadano de Bolivia, Conservador del Orden y de la Paz Pública, Gran Cruz de la Imperial Orden del Cruzero de Brasil General de División de Chile

1.  Mariano Melgarejo

El dictador boliviano Mariano Melgarejo manejó Bolivia entre el 28 de diciembre de 1864 y el 15 de enero de 1871 siguiendo los preceptos del liberalismo económico y defendiendo los intereses de los grandes mineros.

Se caracterizó por ser un sargentón mentalmente inestable, analfabeto y alcohólico. El historiador chileno Barros van Buren escribió que Melgarejo unía a su incultura total” el ser eminentemente instintivo” y padecer de una tragicómica vocación mesiánica: Fue la estampa del caudillo bárbaro. Cruel, valeroso, mujeriego, desconfiado y excéntrico, dirigió durante cinco años un país convulsionado por el terror y las arbitrariedades” (Barros van Buren 1970, 263).

Las siguientes palabras de Melgarejo pintan de cuerpo entero al dictador que cedió territorio boliviano a Chile: La Constitucion de 1861, que era muy buena, me la metí en el bolsillo (señalando el bolsillo izquierdo de su pantalón), y la de 1868, que es la mejor según estos doctores, ya me la he metido en este otro (señalando el bolsillo derecho). Nadie gobierna en Bolivia mas que yo. Y el que manda, manda cartuchera en el cañón”.


Ganado por un americanismo simplista, en un momento crucial del expansionismo chileno, el ignorante Melgarejo llegó a proclamar la doctrina que lleva su nombre y que postulaba que los límites fronterizos entre los estados americanos eran meras “líneas matemáticas”, como puede leerse en el siguiente decreto:

Ilustración VI-4
La Doctrina Melgarejo”: las fronteras sudamericanas como líneas matemáticas

El mismo chileno Barros van Buren explicó que “conociendo la extraña personalidad de Melgarejo, los diplomáticos chilenos no perdonaron medio en llenarlo de altisonantes adjetivos, condecoraciones y regalos. Obviamente, Chile buscaba ganarse la voluntad del dictador boliviano. Fue así como Chile concedió a Melgarejo el despacho de general de división del ejército chileno (al igual que al traidor al Perú Mariano Ignacio Prado). Además, en acto vergonzante, la Universidad de Chile concedió al iletrado tirano el grado de doctor honoris causa.



Ilustración VI-5
Ley de la República de Chile del 17 de agosto de 1866 nombrando a Mariano Melgarejo y Mariano Ignacio Prado generales de división del ejército chileno. (Varas 1871, 22-23)

En reciprocidad, Melgarejo designó al presidente de Chile, José Joaquín Pérez, como General de División del Ejército de Bolivia y a Vergara Albano como Benemérito de la Causa Americana y Gran Ciudadano. También lo nombró Edecán de Guerra e incluso Ministro de Hacienda de BoliviaMelgarejo no hizo caso del discreto rechazo de Vergara a esta última designación y llegó a envíarle el despacho del ministerio, para su firma, al local de la legación chilena (Barros Van Buren 1970, 263)En vista que Vergara no aceptó el cargo ministerial Melgarejo lo nombró Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de Bolivia en Chile. (Con la anterior información, resulta entendible que el Tratado de Límites de 1866 haya sido el único que Chile ha firmado sin hacer una sola corrección ni modificar en una coma el texto”). Melgarejó también nombró a Walker Martínez como Sargento Mayor del ejército boliviano y edecán para una posible guerra con el Perú, por el dominio de Tacna y Arica.





Ilustración VI-6
El chileno Aniceto Vergara Albano aprobó el Empréstito Boliviano tras ser nombrado por Melgarejo Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de Bolivia en Chile.
(República de Bolivia 1869, 1-3)

En la carta que puede leerse a continuación, Zoilo Flores, Embajador de Bolivia en el Perú, recuerda que en La Paz, en 1866, el embajador chileno Vergara Albano hizo el famoso brindis proponiendo la rectificación de fronteras de los Estados del Pacífico, para corregir los supuestos errores" cometidos por Bolívar al fijar la demarcación territorial de Bolivia. Melgarejo rechazó la propuesta chilena.

Las acciones de Vergara Albano y Walker Martínez en Bolivia, en 1866, demuestran el antiguo interés de Chile por apoderarse del litoral boliviano, apropiarse de Tarapacá, Tacna y Arica, y entregar estos últimos dos territorios a Bolivia. Agrava la perfidia el hecho de encontrarse en vigencia el Tratado de Alianza Defensiva y Ofensiva que Chile firmó con el Perú  en 1865, con el fin de enfrentar la lucha contra España.

Ilustración VI-7
Carta del diplomático boliviano Zoilo Flores
La carta recuerda el brindis del embajador chileno Vergara Albano, en la ciudad de La Paz, en 1866, promoviendo la rectificación de fronteras.
(República del Perú, Ministerio de Relaciones Exteriores 1879, 209-210)

2.  Chile en el desierto de Atacama por decisión de Melgarejo

La oligarquía de Santiago y Valparaíso no pudo encontrar mejor monigote que Melgarejo para firmar el Tratado de Límites de 1866Manipulado por Vergara Albano, Melgarejo tomó la decisión personal de ceder a Chile territorio boliviano en el desierto de Atacama. El 10 de agosto de 1866, la dictadura de Melgarejo firmó en Santiago el Tratado de Límites por el cual obsequió ilegalmente a Chile el territorio boliviano comprendido entre el paralelo 24 y el paralelo de los 25° 20’. En ese mismo documento, el régimen de Melgarejo aceptó repartirse por mitad con Chile los productos provenientes de la explotación de los depósitos de guano descubiertos en Mejillones y de los demas depósitos del mismo abono que se descubrieren en el territorio comprendido entre los grados 23 y 25 de latitud meridional, como también los derechos de exportación que se perciban sobre los minerales extraídos del mencionado espacio de territorio” (República de Chile 1898, 4).


Melgarejo suscribió el Tratado de Límites de 1866 contraviniendo la Constitución de Bolivia de 1861, la misma que en su artículo primero estableció que Bolivia es “República una e indivisible”. El Tratado de 1866 dividió a Bolivia, escindiendo de ella el territorio ubicado al sur del paralelo 24. Por tanto ese Tratado es nulo: ninguna decisión personal de Melgarejo en materia internacional podía violentar lo normado en la Constitución, por omnímodo que pudiera ser el poder proveniente de la usurpación que lo llevó al gobierno.

También debe mencionarse que la oligarquía chilena inventó desde esos años una cínica versión propagandística para describir sus supuestos títulos al desierto de Atacama. Sin ofrecer evidencias documentales, históricas o geográficas, divulgó que Chile tenía derecho a ocupar el desierto de Atacama hasta el paralelo 23 de latitud sur. Los gobernantes sureños demostraron su buena voluntad hacia Bolivia cediéndole” un grado de latitud sur, permitiéndole establecer su frontera sur en el paralelo 24. De esa manera, los usurpadores chilenos convirtieron el Tratado de Límites de 1866 en un supuesto “sacrificio de las pretensiones chilenas en pro de la paz americana”. Pretendieron esconder el verdadero carácter del convenio firmado por Melgarejo, tratado violatorio de la Constitución boliviana y por tanto írrito, que permitió a Chile extender su territorio hasta el grado 24 de latitud sur, a sabiendas que su verdadero límite norte se encontraba en el paralelo 25.

Es a partir de este acto entreguista de Melgarejo que Chile pudo comenzar a esgrimir el argumento seudolegal del Tratado de Límites de 1866 para ocupar el desierto de Atacama del paralelo 24 hacia el sur. El propio Melgarejo confesó que el embajador chileno Vergara Albano fue quien redactó el documento:
Ilustración VI-8
Embajador chileno Vergara Albano, autor del texto del Tratado de Límites entre Chile y Bolivia

La oligarquía sureña debería erigir en Santiago y Valparaíso monumentos a ambos Marianos Mariano Melgarejo y Mariano Ignacio Prado para hacer recordar a las futuras generaciones el rol que cumplieron en el ensanchamiento territorial de Chile y en el desmembramiento de las naciones de las que eran mandatarios.

VI-2.  Álvaro Covarrubias, Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, plantea rectificar las fronteras al diplomático boliviano Mariano Donato Muñoz (Santiago, agosto de 1866)

Cinco meses después, en agosto de 1866, Álvaro Covarrubias, Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, explicó el proyecto nuevamente al diplomático boliviano Mariano Donato Muñoz. Fue en ocasión de la firma en Santiago de Chile del Tratado de Límites entre Chile y Bolivia. Nuevamente la propuesta fue rechazada por la dictadura boliviana.

Teniendo en consideración los cargos desempeñados por los funcionarios que la propusieron, puede afirmarse sin temor a equivocaciones, que la denominada “rectificación de fronteras” o cambio de litorales fue una política oficial del Gobierno de Chile al menos desde 1866, trece años antes del estallido de la Guerra del Salitre.

Ilustración VI-9
Carta del diplomático boliviano Mariano Donato Muñoz sobre la propuesta de “rectificación de fronteras” y cambio de litorales” hecha por Chile a Bolivia en 1866
(Maúrtua 1901, 16 y 17)
                                                                                        
Lima, abril 21 de 1879

Señor Doctor Don Zoilo Flores
Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de Bolivia
Presente.

Señor:

He tenido el honor de recibir su apreciable carta de esta fecha, en la que se sirve indicarme que le suministre los datos y antecedentes que yo haya podido conocer, durante mi vida pública en Bolivia, sobre las tendencias absorbentes del gobierno chileno con relación al li­toral de sus vecinos del norte.

No tengo inconveniente en satisfacer a su patrióticos deseos; y co­mo jamás hice misterio del incidente a que ellos aluden, paso a referirle el motivo y las circunstancias en que tuve ocasión de conocerlo por mí mismo.

Siendo notorio el ofrecimiento que el gobierno del general Melga­rejo hizo al Perú y a Chile para su alianza con Bolivia a fin de comba­tir la “reivindicación española”, excuso entrar en sus pormenores y debo limitarme a hablar del caso en cuestión.

Por marzo de 1866, fue reconocido en La Paz el señor don Aniceto Vergara Albano en su carácter de enviado extraordinario y ministro plenipotenciario de Chile en Bolivia, con el objeto de negociar y con­cluir la alianza ofrecida, y de reanudar las conferencias pendientes sobre límites entre ambos países.

Llenando el primer objeto, el Plenipotenciario Vergara Albano y yo, en mi carácter de Secretario General de Estado y de Ministro de Relaciones Exteriores, procedimos a abrir dichas conferencias. Ago­tadas las discusiones, formulé las bases que, a juicio del gobierno de Bolivia, podrían conciliar los intereses de ambas repúblicas, adoptando como punto de partida la división del territorio disputado, en testimo­nio de confraternidad, y como una transacción equitativa y ami­gable. Fue durante esas conferencias que tuve ocasión de escuchar al representante de Chile la proposición a que se refiere la carta que contesto, esto es: “Que Bolivia consintiera en desprenderse de todo derecho a la zona disputada, desde el paralelo 25 hasta el Loa [paralelo 21], o cuando menos hasta Mejillones inclusive [paralelo 23], bajo la formal promesa de que Chile apoyaría a Bolivia, del modo más eficaz, para la ocupación armada del litoral peruano hasta el morro de Sama [en Tacna, paralelo 18], en compensación del que cedería a Chile; en razón de que la única salida natural que Bolivia tenía al Pacífico, era el puerto de Arica.”

Dicha proposición me fue hecha reiteradas ocasiones por el señor Vergara Albano, puedo decir desde la primera hasta la última confe­rencia, sin haber omitido hacerla directamente al general Melgarejo, cuyo ánimo belicoso trató de halagar con la idea de una campaña gloriosa, que no habían podido realizar sus predecesores. Con tenaz perseverancia apoyaba a Vergara Albano, su secretario don Carlos Walker Martínez, que supo captarse las simpatías íntimas del general Melgarejo, a quien le arrancó el despacho de sargento mayor de ejér­cito, para servirle de edecán, en la campaña sobre el Perú, a que ambos le inducían. Debe existir la toma de razón de este despacho en el escalafón del ejército de aquella época.

No bastó el rechazo leal y franco que Vergara Albano escuchó de parte de Melgarejo y de la mía, para que el gobierno chileno hubiera podido desistir de sus tendencias absorbentes y de sus propósitos esen­cialmente usurpadores; pues hallándome en misión especial en Santia­go, en los días anteriores a la conclusión definitiva del tratado de lími­tes, suscrito allí en 10 de agosto de 1866, por los plenipotenciarios don Álvaro Covarrubias, por parte de Chile, y don Juan Ramón Muñoz Cabrera, por la de Bolivia, el señor Covarrubias insistió con empeño en la demarcación y cambio de litorales que me propuso Vergara Alba­no; y no fue tan sólo Covarrubias, entonces Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, sino también otras muchas personas notables de aquella capital, que nos sugerían la misma idea a Muñoz Cabrera y a mí, bajo razonamientos distintos, pero todos en el sentido de persua­dirnos de que Chile abogaba en favor de Bolivia, y se proponía, única­mente, el equilibrio de los estados del Pacífico y la rectificación más natural en los límites de los tres países.

Viven aún Vergara Albano, Covarrubias y Walker Martínez, así como otros muchos a quienes me refiero: que me desmientan si rehú­san prestar homenaje a la verdad de mi aserto.

Tengo el honor, señor ministro, de suscribirme su servidor muy atento.

                                                                                                Mariano D. Muñoz

                                                             Es conforme.

                                                             P. Matienzo
                                                             Secretario de la Legación

Ilustración VI-10

General golpista boliviano Quintín Quevedo
Rechazó en julio de 1872 la propuesta del presidente chileno Federico Errázuriz de entregar a Chile el litoral boliviano a cambio de recibir los territorios peruanos de Arica e Iquique. Desde esos años el subimperialismo chileno tenía puestos los ojos en las costas del sur del Perú.

Ilustración VI-11
Federico Errázuriz Zañartu
Desempeñó la presidencia de Chile entre el 18 de septiembre de 1871 y el 18 de septiembre de 1876. Durante su administración Chile adquirió en Inglaterra los blindados Almirante Cochrane y Blanco Encalada.

VI-3.  Propuesta de rectificación de fronteras hecha del presidente chileno Federico Errázuriz al general golpista boliviano Quintín Quevedo (Santiago, julio de 1872)

En julio de 1872, el general boliviano melgarejista Quintín Quevedo y un conjunto de funcionarios de la derrocada dictadura de Melgarejo, tramaban en Valparaíso la ejecución de una asonada en Bolivia que debería conducir de vuelta al poder a los seguidores del bárbaro dictador (1). Participaban en el complot importantes personajes vinculados al melgarejismo, entre ellos su secretario general y responsable de política exterior, el abogado Mariano Donato Muñoz, el coronel Juan Luis Muñoz y Severo Melgarejo, hijo del tirano. Melgarejo había sido derrocado año y medio antes, el 15 de enero de 1871, tras el sangriento levantamiento de la ciudad de La Paz.

Las actividades del general Quevedo en Valparaíso eran financiadas por el banquero chileno Nicomedes Ossa, fundador y dueño del Banco Ossa y Co., diputado conservador por Rancagua, y futuro vicepresidente en 1872 de la Cámara de Diputados de Chile. Ossa proporcionó los dineros necesarios para las actividades del golpista Quevedo a cambio de la promesa de recibir del neomelgarejismo, una vez en el poder, contratos preferenciales para la explotación de los recursos naturales bolivianos, al estilo de los que concedía en 1866 el analfabeto e ignorante dictador boliviano.

Acercándose la fecha para partir de Valparaíso a Antofagasta e iniciar la rebelión, el general Quevedo fue citado de urgencia a Santiago para sostener una entrevista con el presidente chileno Federico Errázuriz Zañartu. El mensaje de convocatoria le fue transmitido por su financiador, Nicomedes Ossa, quien era amigo íntimo de Errázuriz. Fue en esa conversación, en julio de 1872, que el presidente Errázuriz propuso al general Quevedo la cesión del litoral boliviano a Chile, a cambio de la ayuda chilena necesaria para capturar y poner bajo la soberanía boliviana el litoral peruano de Arica e Iquique.

El general Quevedo afirmó que se negó rotundamente a aceptar la propuesta chilena y decidió abortar el intento sedicioso. Vista la reacción del general Quevedo y buscando que continuara con la ejecución del plan golpista, Ossa hablaría horas después con Quevedo, charla en la que informó al general boliviano que el presidente Errázuriz había retirado su propuesta de cambio de litorales”. 

La rebelión siguió entonces su curso, con la protección de Francisco Echaurren Huidobro, Intendente de Valparaíso y cuñado del presidente Errázuriz, quien recibió del mandatario chileno órdenes explícitas de apoyar activamente a los sediciosos melgarejistas. Los oligarcas chilenos razonaban que, en el peor de los casos, de fracasar el levantamiento del general Quevedo, al menos el intento podría provocar una subversión del orden público de tal magnitud que podría ser utilizada por los chilenos emigrados al litoral boliviano para exigir la secesión de Atacama de la dominación boliviana y su incorporación a Chile.

A pesar del apoyo financiero y político chileno, la insurrección de Quevedo fracasó. El 23 de agosto de 1872, el general Quevedo y su grupo de sediciosos solicitaron asilo en la corbeta chilena Esmeralda, el que fue concedido por el comandante Luis A. Lynch.

Volviendo al tema del interés de Chile en Arica desde años antes del estallido de la Guerra del Salitre, la proposición del presidente Errázuriz puso en evidencia una vez más la importancia que tenía la denominada “rectificación de fronteras” en los objetivos expansionistas chilenos. La oferta hecha por el mandatario chileno al general boliviano es una prueba adicional que Chile consideraba ya en julio de 1872 apoderarse del litoral sur peruano, “de Arica e Iquique”, y usar la posesión de dichos territorios como instrumento para lograr de Bolivia la cesión del litoral de Atacama.
Ilustración VI-12
Carta del coronel del ejército boliviano Juan Luis Muñoz
Muñoz informa sobre la propuesta de “rectificación de fronteras” hecha en julio de 1872 por el presidente chileno Federico Errázuriz al general golpista boliviano Quintín Quevedo
(República del Perú, Ministerio de Relaciones Exteriores 1879, 211-212).

VI-4.  Daniel Ruzo, presidente de la comisión de delegados fiscales peruanos, informa sobre la rectificación de fronteras propuesta por Chile a Bolivia (Londres, 31 de agosto de 1872)

En agosto de 1872, el peruano Daniel Ruzo informó sobre el "cambio de litorales" o "rectificación de fronteras" propuesto por Chile a Bolivia. El arreglo entre ambas naciones sería hecho a expensas del Perú: Perú perdería Tacna, Arica y Tarapacá, que serían entregados a Bolivia.

Ilustración VI-13
Comunicación del Dr. Daniel Ruzo, presidente de la comisión de delegados fiscales peruanos en Londres
Ruzo informó sobre las intenciones chilenas de desmembrar el territorio peruano. El informe está fechado el 31 de agosto de 1872, siete años antes del estallido de la guerra de conquista territorial declarada por el enemigo chileno.
(Comité Patriótico Peruano 1919, 9-10)

VI-5.  Diario El Ferrocarril propone a Bolivia rectificar las fronteras (Santiago, 18 de septiembre de 1872)

El 18 de septiembre de 1872, durante la semana de celebración de las Fiestas Patrias de Chile, el diario El Ferrocarril de Santiago publicó un editorial en el que promovía la ejecución de la política de rectificación de fronteras”  y sugería a Bolivia aliarse con Chile y no con el Perú, al que se consideraba implícitamente enemigo de Chile. El siguiente es el texto de El Ferrocarril de Santiago (citado en Méndez 1874, 13-18), editorial que fue copiado por el diario El Nacional de Lima:

“No hay antagonismo entre los intereses de Chile y Bolivia, ni hay entre Chile y Bolivia cuestiones provechosas de frontera; esas cuestiones sólo existen entre el Perú y Bolivia. Es Bolivia quien puede ganar adquiriendo una parte del litoral peruano. Chile no necesita del litoral de nadie.

He aquí la verdad.

Por eso, si Bolivia ambiciona rectificar sus fronteras, debe ser nuestro aliado y no nuestro enemigo, en lugar de hacerse aliado del Perú y enemigo de Chile, que nada gana ni nada pierde con que Bolivia tenga buenos o malos puertos, esté cerca o lejos del mar, para hacer sus exportaciones”.

VI-6. Boliviano Julio Méndez advirtió sobre la rectificación de fronteras en el artículo El Perú y la Costa de Atacama (La Patria, Lima 25 de septiembre de 1872)

El siguiente artículo, titulado El Perú y la Costa de Atacama, prueba que el proyecto de “rectificación de fronteras” promovido por Chile era de conocimiento público en el Perú a comienzos de los años 1870s. Escrito por el boliviano Julio Méndez, fue publicado por el diario La Patria de Lima el 25 de septiembre de 1872, es decir seis años antes del inicio de la Guerra del Salitre.

El inteligente análisis de Méndez pone en evidencia la improvisación y grave falta de liderazgo y discernimiento de las clases gobernantes peruanas de esa época –encarnadas en los civilistas Manuel Pardo y Mariano Ignacio Prado–, quienes a pesar de haber sido advertidos de las intenciones imperialistas del país del sur no prepararon la defensa nacional ni adquirieron el material de guerra necesario para enfrentar la puñalada chilena.

Ilustración VI-14
El Perú y la Costa de Atacama, artículo del boliviano Julio Méndez publicado por La Patria de Lima el 25 de septiembre de 1872
(Méndez 1874, 13-18)

VI-7.  Desierto de Atacama y sus riquezas de salitre, artículo publicado por el Journal de la Royal Geographical Society (Londres, 1877)


Ilustración VI-15
Mapa de las riquezas de salitre del desierto de Atacama (Bolivia) publicado en 1877 por el ingeniero inglés Josiah Harding en la revista londinense Journal of the Royal Geographical Society
Haga clic sobre la imagen para ampliarla.


“La Confederación [Perú-Boliviana] debe desaparecer para siempre jamás del escenario de América. Por su extensión geográfica; por su mayor población blanca; por las riquezas conjuntas del Perú y Bolivia, apenas explotadas ahora; por el dominio que la nueva organización traería de ejercer en el Pacifico, arrebatándonoslo; por el mayor número también de la gente ilustrada de la raza blanca, muy vinculada a las familias de influjo de España que se encuentran en Lima; por la mayor inteligencia de sus hombres públicos, si bien de menos carácter que los chilenos; por todas estas razones la Confederación [Perú-Boliviana] ahogaría a Chile antes de muy poco”.

Diego PortalesCarta a Manuel Blanco Encalada, 10 de septiembre de 1836 (Portales 1936-38, 3: 452-454).

Existen diversas pruebas que el imperialismo inglés –el poder hegemónico mundial en el siglo XIX– fomentó, apoyó y colaboró con la oligarquía chilena en el proyecto de apoderarse del litoral boliviano y de la provincia peruana de Tarapacá con la finalidad de usufructuar las inmensas riquezas de salitre, plata, guano y otros recursos naturales existentes en esos territorios. La coalición implícita en materias económicas y políticas entre el capitalismo inglés y la oligarquía chilena debe conocerse y analizarse si desea entenderse el porqué de la Guerra del Salitre y el reparto posterior del botín peruano y boliviano entre los explotadores ingleses y chilenos.

La acción concertada entre el imperialismo inglés y el subimperialismo chileno contó con una sólida base científica, proveniente de la exploración geográfica y preparación de cartografía de los territorios a robar a Bolivia y el Perú. El imperialismo inglés y la oligarquía chilena sabían con alto grado de certeza que tras la impresión desértica inicial del área a asaltar, el litoral boliviano y Tarapacá contenían inmensas riquezas que llenarían los bolsillos de las empresas y miembros individuales de la alianza chileno-británica, acelerando de paso el crecimiento económico de ambos capitalismos.

Ilustración VI-16
El ingeniero Harding reconoció que el territorio en el que él trabajaba era principalmente la parte sur de la provincia costera de Bolivia”, es decir el territorio boliviano situado al norte del paralelo 24. 
(Harding 1877, 250)

1. El artículo The Desert of Atacama (Bolivia) de Josiah Harding

Una de las evidencias del conocimiento de la riqueza salitrera del desierto de Atacama la constituye el artículo del ingeniero inglés Josiah Harding titulado “The Desert of Atacama (Bolivia)”, publicado por la revista Journal of the Royal Geographical Society en la ciudad de Londres el año 1877. Harding era un funcionario de la chileno-inglesa Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta (Antofagasta Saltpetre and Railway Company), establecida en 1860 con capitales de la inglesa Casa Gibbs y del anglo-chileno Agustín Edwards RossEspecíficamente, el británico Harding era el ingeniero encargado de la construcción del ferrocarril entre Antofagasta, el depósito salitrero de Las Salinas y los yacimientos de plata de Caracoles.

La Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta explotaba el salitre del litoral de Atacama gracias a una concesión otorgada por el dictador boliviano Mariano Melgarejo, “que no tenía la menor noción de la riqueza minera y salitrera de esa vasta zona” (Bermúdez 1963, 199). El 5 de septiembre de 1868, Melgarejo, un verdadero monigote de la oligarquía chilena, otorgó una amplia concesión para la explotación del salitre del litoral boliviano a la Sociedad Exploradora del Desierto de Atacama, empresa antecesora de la Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta (1). 

El aporte fundamental del artículo de Harding es el de presentar un mapa del desierto de Atacama entre el paralelo 22 y el paralelo 24° 20’ en el que se detalla con precisión la ubicación de diez de los principales yacimientos salitreros del área, siete en territorio boliviano (al norte del paralelo 24) y tres en territorio arrancado a Bolivia por el Tratado del 10 de agosto de 1866 (es decir, en el área al sur del paralelo 24). Todos estos depósitos aparecen coloreados en marrón. Debe anotarse que la carta geográfica señala como límite entre Chile y Bolivia el paralelo 24, frontera que refleja el ya indicado obsequio de territorio boliviano en más de un paralelo de latitud, hecho a Chile en 1866 por el tirano Melgarejo (2).

El artículo y mapa de Harding difundidos por el Journal of the Royal Geographical Society constituyeron para el imperialismo inglés y para la oligarquía chilena una confirmación irrefutable de la presencia de incalculables riquezas salitreras en el territorio de Atacama bajo soberanía boliviana. Por ejemplo, refiriéndose al yacimiento de Las Salinas, el ingeniero Harding indicó que el caliche “es de excelente calidad, por contener de 30 a 80% de nitrato, llegando en algunos lugares a mostrar un espesor de doce pies [3.66 metros]” (Harding 1877, 253).

Ilustración VI-17
El ingeniero británico Josiah Harding describió en su artículo publicado en el Journal of the Royal Geographical Society la riqueza del caliche existente en el territorio boliviano al norte del paralelo 24.
(Harding 1877, 253)

2.  La ambición chilena por ocupar íntegramente el litoral de Bolivia

Los datos proporcionados por el ingeniero Harding sobre la calidad suoerior del salitre existente en la parte boliviana del desierto de Atacama fueron recibidos en Chile al mismo tiempo que el informe de un conjunto de científicos contratados por el gobierno de ese país para evaluar los yacimientos ubicados en la parte chilena del desierto. Este grupo estuvo dirigido por el profesor francés Aimé Pissis.

El informe de Pissis trajo para la clase dirigente chilena una buena y una mala noticia. La buena nueva fue la confirmación que el desierto de Atacama presenta un gran campo para el desarrollo de la industria minera” (Gobierno de la República de Chile 1877, 27).

La mala nueva fue que la parte del desierto de Atacama hasta el paralelo 24 que la oligarquía chilena controlaba gracias al obsequio del alcohólico dictador boliviano Melgarejo sólo albergaba yacimientos de nitrato de baja calidad, si se les comparaba con los existentes en el territorio aún bajo soberanía boliviana y con los de Tarapacá (3). Mientras el artículo de Harding reconocía la excelente calidad de los depósitos salitreros bolivianos, que contenían de 30 a 80% de nitrato, llegando en algunos lugares a mostrar un espesor de más de tres metros y medio, en el sector chileno el contenido promedio de nitrato sólo llegaba a 20% y el espesor, en muy limitados casos, registraba dos metros y medio (Gobierno de la República de Chile 1877, 18). 

La riqueza superior del salitre ubicado en territorio boliviano confirmó para la oligarquía chilena la necesidad de invadir totalmente el litoral de Bolivia, hasta el paralelo de los 21° 40’, zarpazo sureño que representaría el inicio de la Guerra del Salitre.

3.  Difusión del conocimiento de la riqueza superior del salitre boliviano

¿Cómo llegó la confirmación de la riqueza del Atacama boliviano a los oídos de los capitalistas ingleses y chilenos? En cuanto al imperialismo inglés, ya se ha mencionado que la poderosa Casa Gibbs inglesa era accionista de la Antofagasta Saltpetre and Railway Companyla empresa británico-chilena para la que trabajaba el ingeniero Harding y que operaba en la sección boliviana del desierto de Atacama. Asimismo, debe recordarse que el Journal of the Royal Geographical Society reunía entre sus lectores a los más ambiciosos empresarios británicos, siempre listos a intentar nuevas aventuras expansionistas.

La concesión exclusiva de quince años concedida a la Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta por Melgarejo era para la explotación, elaboración y libre exportación del salitre en el Desierto de Atacama... de cualquier punto donde se encuentre en el Departamento de Cobija”. Incluía el privilegio de establecer una carretera de treinta leguas de longitud, desde la costa al interior del litoral boliviano, a lo largo de la cual se añadía a la concesión una legua de latitud de territorio. El privilegio otorgado por Melgarejo fue gratuito: los empresarios chilenos sólo pagaron diez mil pesos en la Tesorería del Departamento de Cobija (Bermúdez 1963, 199).
En el caso de los capitalistas y políticos chilenos, la ratificación científica de la existencia del tesoro del Atacama boliviano fue conocida, de primera mano, por ministros de Estado, congresistas, militares y empresarios sureños, todos ellos accionistas de la Compañía de Salitres y Ferrocarril de Antofagasta.

Aquellos que no participaron en la propiedad del capital de dicha empresa, obtuvieron la ratificación científica de la magnitud de la riqueza de Atacama boliviano leyendo el Journal en la Biblioteca de la Universidad de Chile, que era una de las tres instituciones latinoamericanas que lo recibían en 1877. Ninguna institución peruana o boliviana estaba suscrita al Journal, a pesar que el organismo que editaba la revista –la Royal Geographical Society– contaba entre sus miembros honorarios correspondientes al presidente Manuel Pardo, a don Antonio Raimondi y al político e historiador Mariano Felipe Paz Soldán (Royal Geographical Society 1877, xvi).

La validación geográfica de la presencia de fabulosas cantidades de salitre en el desierto de Atacama fue la razón principal que explica la puñalada chilena de 1879 y el posterior genocidio y desmembramiento territorial de Perú y Bolivia. Proponiéndoselo o no, el conocimiento geográfico del valor económico de Atacama contribuyó a desencadenar ese infame y sangriento conflicto de cinco años que la Historia conoce con el nombre de Guerra del Salitre.

Ilustración VI-18
Ley de la República de Chile nombrando a Mariano Melgarejo i a Mariano Ignacio Prado como generales de división del ejército chileno. La ley está fechada el 17 de agosto de 1866, siete días después del obsequio territorial hecho por Melgarejo a Chile.
(Varas 1871, 22-23)

Ilustración VI-19
Pedro Paz Soldán y Unanue (Juan de Arona)
Encargado de Negocios del Perú en Chile, 1879

VI-8.  Pedro Paz Soldán y Unanue, Encargado de Negocios del Perú en Chile, informa sobre las intenciones expansionistas chilenas

El 25 de febrero de 1879, Pedro Paz Soldán y Unanue, Encargado de Negocios del Perú en Chile, remitió una nota al Ministro de Relaciones Exteriores del Perú, informándole sobre la difusión en la opinión pública chilena de los objetivos expansionistas de dicha nación y el peligro que corría Tarapacá. El texto de la nota (Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú 1879, 17-18) es el siguiente:

LEGACIÓN DEL PERÚ EN CHILE

Al Señor Ministro de Relaciones Exteriores del Perú

Viña del Mar, febrero 25 de 1879

Señor Ministro:

Habiendo llegado a hacerse insoportables las prevenciones de este público [chileno] para con el Perú, a causa del cablegrama que se atribuía al señor [Joaquín] Godoy [Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de Chile en el Perú], determiné irme a ver con el Señor Ministro de Relaciones Exteriores, el 22 del presente [22 de febrero de 1879].

El señor Fierro [Ministro de Relaciones Exteriores de Chile] se había ido a Santiago; pero el señor Godoy, Jefe de Sección y único empleado que se hallaba presente [hermano del Enviado Extraordinario y Ministro Plenipotenciario de Chile en el Perú Joaquín Godoy], me dijo que todas las noticias que tenían de Lima eran tranquilizadoras, inclusive un parte de su hermano, que acababan de recibir y que no veía inconveniente en leerme, ya que yo le aseguraba no saber nada.

Dicho parte decía poco más o menos: “Hoy sale para esa Lavalle, misión especial”. Me fui a ver a Su Excelencia [el presidente Aníbal Pinto], quien me dio las mismas seguridades, siendo las primeras y las únicas que oía en estos días, pues los rumores enconados contra el Perú, por la actitud que se le atribuye, y que se refieren los más a despachos del señor [Joaquín] Godoy, empiezan a circular, por decirlo así, desde los primeros grupos que rodean al Gobierno.

Me leyó así mismo Su Excelencia [el presidente Pinto], espontáneamente, el parte que ya me era conocido, con estas palabras más: “ofrecer mediación Perú”.

El presidente parecía muy satisfecho con la noticia; mas no con la satisfacción del 24 de enero, cuando por insinuación suya y cumpliendo con mis instrucciones, le ofrecía yo los buenos oficios del Perú; ni con la del señor Fierro, cuando el caso del Devonshire, no obstante reconocer que llegaban tarde, como bien lo sabía yo; sino con la del que ve providencialmente eliminado el único obstáculo que le preocupaba en sus planes.

Con esta oportuna actitud del Perú, Chile podrá ganar tiempo, porque mientras ella dure, por lo menos, debe esperar que se suspendan las represalias de Bolivia, y cuenta con una garantía positiva de la neutralidad del Perú, que es lo que aquí más se duda.

Tarapacá, Iquique, el Perú mismo – he aquí la meta que aun los [chilenos] más formales parecen haberse señalado.

Como peruano y como su representante, cumplo con el doble deber de dar la voz de alarma a mi patria.

Cualquier sorpresa, como la sustracción de nuestros buques de la bahía del Callao, ahora cuarenta años, por esta misma República, o como la ocupación de las islas de Chincha, que, sin embargo, tuvo sus agoreros, nos tomaría desprevenidos e inermes.

Sé que el Cónsul chileno en Iquique ha remitido a su Gobierno, una lista de los chilenos avecindados en ese litoral; y que ella ha producido un agradable efecto, haciendo creer que a la larga, esos territorios podrán prestarse a la misma fácil ocupación que Antofagasta.

Todo Chile piensa hoy en el litoral norte, y más allá [el territorio peruano de Tarapacá], como los antiguos españoles pensaban en las Indias después de la conquista.

Por lo bajo, se fomentan emigraciones de proletarios a Tarapacá, como criados u otros oficios, a fin de irse preparando allí una base nacional como en Antofagasta. Ya, desde hoy, dicen los diarios y todo el mundo, con inequívoca amenaza, que Iquique y Tarapacá están llenos de chilenos…

La Prefectura de esa provincia litoral, es hoy de la más alta importancia política para nuestra República.

Si nada de lo que dejo expuesto es cierto en las regiones oficiales, es la idea de todo el mundo; y será, por lo tanto, tarde o temprano, la idea del Gobierno.

Yo no me atrevo a usar del cable [comunicación por el cable submarino], mientras no reciba de Ud. la cifra que he solicitado. Aún la cifra está ya sindicada por la recelosa suspicacia de los chilenos, como lo verá Ud. por el adjunto recorte de El Mercurio.

Antes de separarme de Su Excelencia [el presidente Pinto], me preguntó: “¿Qué había de un pacto secreto entre Bolivia y el Perú?” 

Le contesté que nada sabía. 

– Pardo lo negaba mucho, repuso el señor Pinto.

Al salir de Palacio, un soldado a caballo, a galope, repartía hojas impresas al populacho que le seguía. Era una ardiente proclama a los porteños, llamándoles a enrolarse en el ejército, y designando los cuarteles a que podían dirigirse.

Los exagerados aprestos militares de todos los días, según el decir general, son para el Perú y no para Bolivia…


Dios guarde a Ud.



Pedro Paz Soldán y Unanue
Encargado de Negocios del Perú en Chile

Ilustración VI-20
Político y congresista chileno Isidoro Errázuriz Errázuriz, director del periódico La Patria de Valparaíso, Chile
En Valparaíso en marzo de 1879, exigió al Gobierno de Chile apoderarse del departamento peruano de Tarapacá.

VI-9.  Isidoro Errázuriz Errázuriz, líder del Partido Liberal Democrático, exige al Gobierno de Aníbal Pinto apoderarse de Tarapacá

Isidoro Errázuriz Errázuriz fue un político chileno que sentó sus reales en Valparaíso donde se desempeñó como director del periódico La Patria. Fue cabecilla del Partido Liberal Democrático de esa ciudad y diputado al Congreso del país del sur.

En un mitín de su agrupación política verificado en Valparaíso, el sábado 8 de marzo de 1879, Errázuriz afirmó que “había llegado la hora de prueba, la hora grande que podía elevar á Chile de la condición de pequeño estado al rango de primera nación”, declaración que podría estar muy bien. El problema, sin embargo, residía en el medio a través del cual Chile se haría grande y que consistía en el robo territorial y despojo de sus vecinos Perú, Bolivia, e inclusive Argentina.

Para el subimperialista chileno Errázuriz, había que hacer flamear el pabellón chileno, si es necesario, desde Lima hasta Buenos Aires... Rompamos, pues, un poco el velo de la diplomacia, y llamemos Chile todo el territorio donde residen los chilenos, desde las rocas del Estrecho [de Magallanes] vivificadas por el trabajo chileno, hasta las salitreras de Tarapacá, donde el sudor y el capital chileno hacen florecer riqueza de un suelo que ha de pertenecemos” (Bossi 1880, 32).

Ilustración VI-21
Errázuriz en un mitín del Partido Liberal Demócratico chileno, en marzo de 1879, pidió la ocupación por Chile del departamento peruano de Tarapacá (Bossi 1880, 32-33)

Ilustración VI-22
Justiniano Sotomayor Guzmán, político chileno, ex-agente consular de Chile en Bolivia, hermano de Rafael Sotomayor, Ministro de Guerra y Marina de Chile.

En 1873 el ingeniero Sotomayor llegó a Bolivia como gerente de la Compañía Corocoro, de propiedad de los chilenos Melchor Concha y Toro, Juan Francisco Rivas, Rafael Gana y Cruz, y Jerónimo Urmeneta. LCompañía Corocoro se dedicaba a la extracción del cobre en el pueblo boliviano del mismo nombre. Algún tiempo después fue nombrado cónsul chileno en La Paz, Bolivia.

VI-10.  Diplomático chileno Justiniano Sotomayor escribe al presidente Daza planteándole la rectificación de fronteras (Santiago, abril de 1879)

Ilustración VI-23
Primera carta del diplomático chileno Justiniano Sotomayor al presidente de Bolivia Hilarión Daza. Fue enviada el 8 de abril de 1879, al tercer día de declarada la guerra
(Flores y Reyes Ortiz 1879, 80-81)

1.  Primera carta (8 de abril de 1879)

El 8 de abril de 1879, el ingeniero Justiniano Sotomayor Guzmán, ex-cónsul chileno en Bolivia y hermano de Rafael Sotomayor, ministro de guerra y marina de Chile, dirigió la siguiente carta a su “amigo” el presidente boliviano Hilarión Daza, con quien había tenido oportunidad de alternar durante su gestión diplomática en Bolivia.

Desde el tercer día del conflicto, la carta del ingeniero Sotomayor reveló las intenciones que tenía Chile cuando declaró la guerra a nuestro país. Éstas eran el desmembramiento territorial del Perú, el aniquilamiento de su población, y la destrucción del país.

En forma explícita, Sotomayor escribió que Chile haría al Perú una guerra a muerte, amenaza que el país del sur cumplió con el genocidio al que dio inicio el 5 de abril de 1879.

El diplomático Sotomayor también explicó que si Chile ganase la guerra, Bolivia quedaría sin puertos y anulada como nación, intimidación que en gran medida ha sido cumplida.

La desvergüenza de la oligarquía chilena no quedó ahí. Sotomayor recordó al presidente Daza que Antofagasta, Cobija ni ningún otro puerto del litoral boliviano constituían vías de salida ¡para el comercio boliviano!

Como Chile ya se había apoderado de Antofagasta y Cobija a la fecha en que Sotomayor redactó su carta, era obvio que Bolivia debería olvidarse de recuperar ambos puertos y todo su litoral. Según el ex-agente consular chileno en Bolivia, pensar en hacerlo sería un “profundo error”.

La solución para Bolivia era tomar posesión de sus “únicos puertos naturales” que, para el diplomático chileno, eran −casualidad de casualidades− los puertos peruanos de Arica, Ilo, Mollendo e Islay.

Para ejecutar la llamada rectificación de fronteras, Bolivia debería unirse a Chile, abandonando su “inconveniente” alianza defensiva con el Perú. Alineándose con Chile, Bolivia “tendría seguridad de vencer al Perú” y “tendría en su mano apoderarse de la puerta de calle de que carecía”. Sin duda, Sotomayor se refería −valga la redundancia− a Arica, Ilo, Mollendo e Islay.

Primera carta del ex-cónsul de Chile en Bolivia, Justiniano Sotomayor, al presidente de Bolivia Hilarión Daza
(Flores y Reyes Ortiz 1879, 80-81)

                                                                                       Santiago, abril 8 de 1879

Señor don Hilarión Daza
La Paz

Apreciado amigo:

Me encuentro aquí desde hace un mes, y Ud. no tendrá necesidad de que le diga porque me he venido.

La ruptura de relaciones entre Bolivia y Chile me ha sido muy dolorosa, porque siempre he sido de opinión que no debiera haber en la América del Sur países que cultivasen más estrechas relaciones de amistad.

El Perú por el contrario, es el peor enemigo de Bolivia, es el que lo agobia bajo el peso de sus trabas aduaneras, el cancerbero de la libertad comercial, industrial y hasta cierto punto política de Bolivia.

Chile ha llevado a Bolivia industrias y capitales. Con ese impulso la minería ha tomado allí un considerable impulso; esa actividad ha tenido que refluir sobre la agricultura y la riqueza del país.

Chile es el único país que puede librar a Bolivia del pesado yugo con que el Perú la oprime.

Chile es también la única nación que, aliada a Bolivia, puede darle lo que le falta para ser una gran nación, es decir, puertos propios y vías expeditas de comunicación.

¿Puede pensar seriamente Bolivia en buscar por Cobija y demás puertos de su litoral una salida para su comercio? Profundo error.

Los únicos puertos naturales de Bolivia son Arica, Ilo y Mollendo, o Islay.

Aliada al Perú y haciendo la guerra a Chile, ¿qué le sucederá a Bolivia si Chile es vencido? Que caerá en manos del Perú, y gemirá como antes bajo el peso de sus gabelas. Y si Chile triunfase ¿qué ganarían los aliados? Bolivia, vencedora o vencida, quedará sin puertos y anulada como nación.

Por el contrario, Bolivia unida a Chile ¿no tendría seguridad de vencer al Perú? ¿No tendría en su mano apoderarse de la puerta de calle de que carece?

Una cosa he notado aquí desde mi llegada. No hay odio alguno contra Bolivia, se han respetado los bienes y personas de los bolivianos; la guerra a Bolivia no ha conmovido al país; salvo alguno que otro movimiento de tropas, parecíamos estar en paz. Pero llegó el momento de declarar la guerra al Perú, y el país se levantó en masa como un solo hombre y todos han conocido que el Perú ha llenado la medida de sus intrigas, ingratitudes y deslealtades y sólo se habla de castigarlo terriblemente.

Al Perú le haremos la guerra a muerte;
 a Bolivia no podremos odiarla.

¿Por qué andamos tan descaminados haciendo guerras que no nos convienen, y contrayendo alianzas que nos convienen menos aun?

¿Sería aún tiempo de poner las cosas en orden?

¿Por qué no?

Ahora o nunca debe pensar Bolivia en conquistar su rango de nación, su verdadera independencia, que por cierto no está en Antofagasta, sino en Arica.

Después de esta guerra ya sería tarde; Chile vencedor no lo consentiría, a menos de tener a Bolivia de su parte. El Perú vencedor le impondrá la ley a Bolivia su aliada y a Chile su enemigo; y Chile debilitado no podría ayudar a Bolivia, aunque ésta se lo pidiese.

El hombre que dé a Bolivia su independencia del Perú, será más grande que Bolívar y que Sucre, porque aquellos sólo le dieron un simulacro de libertad, y éste se la daría real y verdadera.

¿Estaba reservada a usted tan colosal empresa?

                                                                                        Su afectísimo amigo S. S.


                                                                                                  J. Sotomayor

2.  Segunda carta (11 de abril de 1879)

El 11 de abril de 1879, Justiniano Sotomayor, excónsul chileno en Bolivia y hermano de Rafael Sotomayor, ministro de guerra y marina de Chile, dirigió una segunda carta al presidente boliviano Hilarión Daza.

Escrita el sexto día del conflicto, la nueva misiva de Sotomayor confirmó los objetivos geopolíticos y económicos chilenos para declarar el inicio de la Guerra del Salitre. Justiniano Sotomayor reconoció que su país buscaba apoderarse del litoral boliviano y desmembrar territorialmente al Perú. Para obtener este último fin, la oligarquía chilena tenía bastante claro que sería necesario dominar el mar, lo cual implicaba derrotar a la escuadra peruana: “Dueños nosotros del mar, obligaremos al Perú a hacer la paz bajo las condiciones que Chile quiera imponerle”.

En su segunda carta, el diplomático chileno reiteró que los puertos bolivianos de Cobija y Mejillones no representaban para Bolivia “vías propias para ponerse en relación con el resto del mundo”. Cínicamente, Sotomayor le recordó a Daza que pensar en Cobija y Mejillones eran “sueños”. (Por supuesto que lo eran: Chile ya había ocupado ambas ciudades meses antes de la carta del 11 de abril de 1879).

Sotomayor advirtió a Daza que Bolivia no tendría “salvación, porvenir, ni esperanza de progreso”, mientras no tomara posesión de las ciudades peruanas de Tacna, Arica, Ilo y Moquegua. Bolivia debería tener como “sueño dorado de nación” adueñarse del sur peruano: “la posesión de Tacna y Arica sería para Bolivia la varita mágica que todo lo transformaría… Imagínese Ud. a Bolivia en posesión de esos territorios…”

La segunda carta de Sotomayor al presidente boliviano Daza reafirmó los designios imperialistas de conquista territorial que Chile abrigaba en 1879. Más de ciento treinta años después del inicio de la Guerra del Salitre, Perú sufre un grave problema: sus líderes y políticos no perciben que los herederos ideológicos de los que dirigieron el genocidio y rapiña de 1879 son los que gobiernan Chile el día de hoy.


Ilustración VI-24
Segunda carta del diplomático chileno Justiniano Sotomayor al presidente de Bolivia Hilarión Daza. Fue enviada el sexto día de declarada la Guerra del Salitre.
(Flores y Reyes Ortiz 1879, 81-82)


Santiago, Abril 11 de 1879

Señor don Hilarión Daza
La Paz


Estimado amigo:

Con fecha 8 del corriente, me he tomado la libertad de dirigirle una cartita, sometiéndole ciertas ideas que espero le hayan merecido alguna atención, porque no ha de tardar mucho en llegar el momento de que puedan ser llevadas al terreno de la práctica.

Ud. habrá tenido alguna oportunidad de notar lo que valen sus aliados actuales, que después de conseguir su fin de poner en guerra a Chile y Bolivia, y de gritar y de hablar mucho, todavía nada han hecho en favor de usted, ni harán, ni podrán hacer, aunque lo quisieran.

Hace ya muchos días a la fecha, que la escuadra chilena está bloqueando a Iquique, y la tan ponderada armada peruana no ha salido a proteger ese importante puerto, desentendiéndose así de dar el combate a que nuestra escuadra la provoca.

Espero que al fin se resolverá a salir del Callao y que nuestra escuadra dé buena cuenta de la peruana.

Dueños nosotros del mar, obligaremos al Perú a hacer la paz bajo las condiciones que Chile quiera imponerle, y entonces quedará Bolivia imposibilitada para recuperar su antiguo litoral y aún para pensar en conquistar jamás a Tacna y Arica, Ilo y Moquegua, que es y debe ser su sueño dorado de nación.

El Perú no tardará mucho en dar a Bolivia fundados motivos de quejas porque no le cumplirá ninguna de las promesas que le ha hecho. No extrañe Ud. que me interese por Bolivia y que desee verla unida a mi país estrechamente. He estado en Bolivia ocho años y tengo mi porvenir vinculado a una empresa radicada en ese país, la cual he formado en seis años de asiduo trabajo. Después de Chile es Bolivia el país de más simpatías para mí. Durante mi permanencia en Bolivia he expresado siempre mi parecer de que Bolivia no tiene mejor amigo que Chile, ni peor verdugo que el Perú. Éste hace el papel de vampiro, que chupa a Bolivia toda su savia vital, mientras Chile le ha llevado brazos, capitales e inteligencia para desarrollar su riqueza nacional.

El Perú oprime a Bolivia con sus leyes de tránsitos o de aduanas, y en Chile se ha visto con pena ese estado de cosas, y se ha simpatizado con la aspiración de ese noble país, que lucha en vano por obtener vías propias para ponerse en relación con el resto del mundo.

Buscar esa solución por el Amazonas, por el Plata, o por Cobija o Mejillones, son sueños; porque esas vías serán en todo caso, mucho más caras que la de Tacna y Arica, aún cuando en ésta se cebe la codicia del Perú.

Para Bolivia no hay salvación, no hay porvenir, no hay esperanza de progreso, mientras no sea dueño de Ilo, Moquegua, Tacna y Arica.

Imagínese Ud. a Bolivia en posesión de esos territorios. En muy poco tiempo, una línea férrea uniría a Tacna con La Paz, y el telégrafo la pondría en contacto con el mundo entero. La industria y el comercio tomarían un inmenso desarrollo. Bolivia vería incrementarse rápidamente sus rentas, afluir la inmigración, crecer su población; sus importantes productos agrícolas y mineros irían a competir con los de sus vecinos en los mercados del mundo. Bolivia podría tener marina de guerra y marina mercante. En vez de consumirse en disturbios y revoluciones internas, emplearía su actividad en progresar y enriquecerse.

La posesión de Tacna y Arica sería para Bolivia la varita mágica que todo lo transformaría.

Bolivia, que encierra en su seno tantas o mayores riquezas que Chile y el Perú, y a la que solamente faltan puertos propios en situación conveniente, llegaría, en muy poco tiempo, a competir con sus vecinos en población, rentas, riquezas y adelantos materiales de todo género.

La alianza con el Perú, la derrota de Chile, ¿pueden darle algo parecido?

¿Tendría siquiera gloria?

¿La gloria no sería para el Perú, y los gastos y perjuicios de la guerra no serían para Bolivia?

¿No quedaría Bolivia más oprimida que antes por el Perú y con menos probabilidades de salir jamás de su posición secundaria y avasallada?

Y en caso de vencer Chile por mar (que es lo más seguro) a la escuadra peruana, ¿cómo podría Bolivia pensar en atacarnos en Antofagasta? Todo su valor y decisión ¿no serían vencidos por el desierto aun antes de llegar a las manos? El Perú, que ha sido desleal con Chile y con Bolivia en repetidas ocasiones, no tardará en dar a Ud. algún motivo poderoso de queja que sirva de punto de partida para la alianza con Chile, la cual aquí no encontraría grandes dificultades para ser aceptada, según el espíritu que he podido observar en la generalidad del pueblo, el cual, si odia al Perú, ha tenido simpatías por Bolivia, hasta la última emergencia que nos ha hecho romper relaciones.

Con gusto me impondré de la comunicación que tenga a bien darme, para seguir trabajando por la difusión de mi idea, dado caso de ser aquella favorable.
                                                                                       
                                                                                        Su afectísimo amigo y S. S.


                                                                                                  J. Sotomayor

La carta del ex-cónsul testimonia las intenciones de la oligarquía gobernante chilena. Desde el mismo momento del inicio de la Guerra del Salitre, el gobierno del país del sur se fijó como objetivos apoderarse del litoral boliviano y capturar las provincias peruanas de Tarapacá, Arica y Tacna. Tarapacá para quedarse con ella; Arica y Tacna para entregarlas a Bolivia en canje por su antiguo litoral.

Ésos fueron los designios imperialistas de Chile en 1879. Ciento treinta años después del genocidio y rapiña de la Guerra del Salitre, el problema para el Perú es que las políticas chilenas de conquista de ayer, sin dejar de aspirar al dominio de territorios adicionales, han evolucionado hoy hacia un claro imperialismo económico, con el cual han colaborado los gobiernos peruanos de las últimas dos décadas.

VI-11. Consejo de Ministros de Chile discute alterar los límites del Perú” (Santiago, 19 de abril de 1879)

A dos semanas de haber declarado la guerra al Perú y Bolivia, Chile hizo explícito su objetivo de apropiarse permanentemente de los territorios de Tarapacá, Arica y Tacna. El lector debe tomar nota de la fecha de la declaración de intención del gobierno de Chile respecto al desmembramiento territorial del Perú: 19 de abril de 1879.

El 19 de abril de 1879, el presidente chileno Aníbal Pinto Garmendia se reunió con su primer gabinete ministerial de tiempos de guerra. Participaron en la sesión además del presidente Pinto los ministros Antonio Varas de la Barra (Interior), Domingo Santa María González (Relaciones Exteriores y Colonización), Jorge Huneeus Zegers (Justicia, Culto e Instrucción Pública), Augusto Matte Pérez (Hacienda) y el general Basilio Urrutia (Guerra y Marina).

En dicha sesión que revistió carácter secreto, el presidente Pinto y su Gabinete llegaron a la conclusión que el objetivo estratégico de Chile en la guerra –al que llamaron “objeto remoto y ulterior”– sería el de desmembrar el territorio peruano, efectuando alteraciones en los límites del Perú. El acta de la Sesión Secreta del presidente con su Gabinete así lo registra:

“En lo que toca al objeto remoto y ulterior que en la guerra puede proponerse alcanzar el Gobierno de Chile, aunque no ha entrado en las miras de éste ensanchar el territorio de la República con adquisi­ción del ajeno, ni ha sido ni es su propósito asumir el carácter de conquistador, el señor Presidente y Ministros fueron de opinión que ese objeto puede modificarse sen­siblemente, según el rumbo que tomen los sucesos. Así, un golpe serio dado a la armada peruana; la segregación de Bolivia de la alianza con el Perú para colocarse a nuestro lado en el actual conflicto, serían causa que po­drían modificar los propósitos actuales del Gobierno, poniéndole quizás en el caso de perseguir como resultado de la guerra, alteraciones en los límites del Perú, que ase­gurando por completo la tranquilidad de la República, imposibilitaren a aquella Nación para ser una amenaza contra el equilibrio Sudamericano” (Varas 1918, 251-252).

El lector debe tomar nota de la fecha de la declaración del gobierno de Chile respecto al desmembramiento territorial del Perú: 19 de abril de 1879. Habían transcurrido sólo dos semanas desde el inicio de la guerra y el gobierno del país del sur tenía perfectamente establecido que el objeto “ulterior” del conflicto era el de efectuar “alteraciones en los límites del Perú”. 

Los representantes de la clase gobernante chilena entendieron que para alcanzar el mencionado objetivo estratégico, Chile tendría que propinar “un golpe serio a la armada peruana” y tendría que obtener “la segregación de Bolivia de la alianza con el Perú”.

La primera condición fue cumplida en dos etapas. Inicialmente, el 21 de mayo de 1879, la fragata Independencia, encalló frente a Iquique; cuatro meses y medio después, el 8 de octubre de 1879, Perú perdería el monitor Huáscar en el Combate de Angamos.

En cuanto a la segunda condición, debe mencionarse que en abril de 1879 el diplomático chileno Justiniano Sotomayor propuso al presidente Daza –en cartas fechadas ocho y once de abril de 1879– que Bolivia abandonara su “inconveniente” alianza defensiva con el Perú y se uniera a Chile. De esa manera, “tendría en su mano apoderarse de la puerta de calle de que carecía”. Sin duda, Sotomayor se refería a la “puerta de calle” al Océano Pacífico que podría proporcionar Tacna, Arica y Moquegua.

Similar propuesta se formalizó en las denominadas Bases Chilenas de Reconciliación con Bolivia aprobadas por el Consejo de Estado de Chile bajo la dirección del presidente Aníbal Pinto el 22 de mayo de 1879. A cambio de renunciar a su alianza con el Perú y de entregar a Chile el territorio comprendido entre los paralelos 23 y 24, Chile ofreció a Bolivia ayudarla a apoderarse de Tacna, Arica y Moquegua como compensación por la pérdida de su litoral. Además, entregaría a Bolivia el “armamento, dinero y los demás materiales” que exigiera la defensa de sus nuevas posesiones. El documento fue firmado por Domingo Santa María, ministro chileno de Relaciones Exteriores. Fue puesto en manos del presidente Daza en Arica, un mes después, por Gabriel René Moreno, historiador boliviano de larga residencia en Chile y dueño de visibles simpatías por el país del sur, al cual consideraba su “segunda patria”.

Si bien Bolivia no renunció de manera formal a su alianza con el Perú, lo cierto es que tras la derrota en la Batalla del Alto de la Alianza, el 26 de mayo de 1880, no volvió a enfrentar militarmente al país del sur. En términos efectivos, Chile obtuvo 

“la segregación de Bolivia de la alianza con el Perú” un año después de declarada la guerra.


Habiendo “cambiado el rumbo de los sucesos” y cumplido las causas que modificarían los objetivos del Gobierno de Chile, los invasores del sur procedieron a ejecutar el desmembramiento territorial del Perú y secuestrar del territorio patrio las circunscripciones de Tacna, Arica y Tarapacá.

Ilustración VI-25
Acta de la Sesión del Consejo de Ministros de Chile celebrada el 19 de abril de 1879 en que se acordó "alterar los límites del Perú" y enviar al agente Salinas Vega a conferenciar con Daza en Tacna
(Varas 1918, 251-252)

Ilustración VI-26
Las Actas del Gabinete Varas - Santa María fueron publicadas en la Correspondencia de don Antonio Varas sobre la Guerra del Pacífico.

VI-12.  Luis Salinas Vega, boliviano al servicio de Chile, sustenta rectificar las fronteras ante el presidente Daza

El objetivo de robo territorial de Tarapacá, Tacna y Arica fue tratado desde un primer momento por las más altas esferas del gobierno de Chile bajo la curiosa denominación de “alteraciones en los límites del Perú”.

Con la intención de apropiarse del territorio peruano, la oligarquía gobernante de Chile buscó romper la alianza entre Perú y Bolivia, aliarse con esta última nación, y atacar al Perú.

A instancias de Domingo Santa María, ministro de Relaciones Exteriores, el Consejo de Ministros de Chile, en sesión del 19 de abril de 1879, acordó enviar a la ciudad de Tacna a un agente político secreto, de nacionalidad boliviana, para entrevistarse con el presidente Hilarión Daza y proponerle, en nombre de Chile, la separación de Bolivia de su alianza con el Perú y la gestión de una nueva coalición, esta vez entre los sureños y Bolivia.

El nombre de este agente chileno fue Luis Salinas Vega, ciudadano boliviano residente en Chile desde la infancia –y después de la Guerra también con casa en Tacna ocupada–miembro de una familia importante de Bolivia, dedicado a los negocios mineros y muy bien relacionado con los políticos de las clases gobernantes chilenas.

La Ilustración No. 23 muestra el acuerdo del Consejo de Ministros chileno para enviar al agente Salinas Vega a conferenciar con Daza en Tacna. Como era de esperarse, la propuesta partió de Domingo Santa María, el mayor enemigo que tuvo el Perú en el gabinete chileno. El texto de la decisión del Consejo dice lo siguiente: “A este propósito, el señor Ministro de Relaciones Exteriores [Santa María] consultó si podría poner en juego ciertos medios y resortes privados para averiguar si era posible llegar a obtener que Bolivia se segregue de la alianza peruana. La idea fue aceptada sin contradicción, y sólo en general, pero en la inteligencia expresa de que cuando llegase el caso de que esa segregación parezca probable, llegará también el momento de discutir y fijar las condiciones en que sería conveniente para Chile admitirla”.

El primero de esos medios y resortes privados fue el boliviano al servicio de Chile Luis Salinas Vega.

Podrá usted leer a continuación, estimado lector, el importantísimo informe presentado por Salinas Vega, encargado por el Gobierno chileno de proponer al presidente boliviano la ruptura de la alianza con el Perú. El plan involucraba el reconocimiento implícito de la pérdida del litoral boliviano ocupado por Chile desde febrero de 1879, aceptando como compensación el territorio peruano de Tacna y Arica. El informe está contenido en la carta de Salinas Vega dirigida al diplomático e historiador boliviano Alberto Gutiérrez, misiva fechada en Berlín, el 27 de noviembre de 1911 y publicada por la Revista Chilena en julio de 1920.

En la carta, Salinas Vega reconoció que fue el Ministro de Relaciones Exteriores de Chile Domingo Santa María –según él “el alma del Gobierno chileno”– quien le dio el encargo verbal de transmitir el proyecto de “cambio de litorales” al presidente boliviano Daza. El plan consistía en que Bolivia, coaligada con Chile, se apoderaría de Tacna y Arica, territorios que Bolivia aceptaría como compensación por la pérdida del litoral ocupado por los sureños.

Salinas Vega dejó constancia que el “cambio de litorales” era “la idea dominante en Chile”. Salinas escribió que todo el mundo en Chile, y en especial su clase dirigente, acariciaba el proyecto de robar territorialmente a Perú con el pretexto de “rectificar las fronteras”. En particular, Domingo Santa María “alimentaba esas ideas desde años atrás, desde que estuvo en el Perú… en odio al Perú, país al que detestaba”. Además de los políticos en el poder, Salinas Vega mencionó como propulsores del plan para robar el territorio peruano a dirigentes chilenos como Alejandro Fierro, Cornelio Saavedra, Francisco Puelma, los Concha y Toro y los Vicuña.

En su informe, Salinas Vega se declaró como entusiasta sostenedor del proyecto chileno de “rectificación de fronteras”, al que consideraba “de vital importancia para Bolivia”. El agente secreto boliviano al servicio de Chile pensaba que con la captura de Tacna y Arica, “sueño dorado de los más ilustres bolivianos”, Bolivia “sería grande, feliz y, sobre todo, completa e independiente”. Llama la atención que Salinas Vega no mencionase en su carta de 1911 la pérdida territorial que significaba para su país de nacimiento aceptar la ocupación chilena del litoral boliviano y el desierto de Atacama.

A fines de abril de 1879, cumpliendo el encargo aprobado por el Consejo de Ministros de Chile, Salinas Vega viajó a Tacna y sostuvo dos conferencias con Daza. El presidente boliviano se interesó en la propuesta de apoderarse de Tacna y Arica, plan que le era conocido por haber recibido en abril de 1879 las dos cartas del chileno Justiniano Sotomayor. Es importante mencionar que Salinas Vega reconoció implícitamente la autenticidad de las misivas de Sotomayor.

El presidente Daza pidió a Salinas Vega que volviera a Chile y comunicase a Santa María que debería enviar un segundo emisario a Tacna, portando los lineamientos específicos de la propuesta chilena. Salinas Vega sugirió para tal tarea el nombre del boliviano residente en Chile Gabriel René-Moreno, personaje vinculado –al igual que él– con los políticos de las clases gobernantes chilenas. Daza aceptó la recomendación.

En la primera quincena de mayo de 1879, ya de regreso en Santiago, Salinas Vega informó a su manejador, el Ministro Santa María, sobre los resultados de sus tratativas con Daza. Santa María accedió a la petición del mandatario boliviano y envió a Gabriel René-Moreno como portador de los lineamientos solicitados. René-Moreno llegó a Tacna con la propuesta chilena a comienzos de julio de 1879.











Ilustración VI-27
Texto completo de la carta del boliviano Luis Salinas Vega, agente al servicio de Chile, al diplomático boliviano Alberto Gutiérrez. La misiva está fechada en Berlín, el 27 de noviembre de 1911. 
(Salinas Vega 1920, 277-287)

Ilustración VI-28

Domingo Santa María, Ministro de Relaciones Exteriores de Chile durante la presidencia de Aníbal Pinto y luego presidente de Chile

Este ambicioso político sureño fue el principal enemigo chileno del Perú desde los años anteriores a la Guerra del Salitre. Codicioso de las riquezas del departamento peruano de Tarapacá, impulsó la usurpación territorial del sur de nuestro país. Con ese fin, tramó romper la alianza de Bolivia con el Perú.

VI-13.  Bases Chilenas de Reconciliación con Bolivia aprobadas por el Consejo de Estado de Chile (Santiago, 22 y 28 de mayo de 1879)

Desde antes del 5 de abril de 1879, fecha de la declaración de guerra de Chile contra el Perú y Bolivia, la oligarquía chilena había percibido la magnitud de la riqueza del salitre, minerales y guano existente en el litoral boliviano y en la costa del sur del Perú. Tras constatar la ineptitud y atraso de las clases gobernantes de las naciones aliadas y la debilidad de sus fuerzas militares, la oligarquía del país del sur estimó que tenía las de ganar si procedía a asaltar y capturar los ansiados territorios.

En febrero de 1879, cumpliendo sus designios de robo territorial, la rapiña chilena ocupó militarmente la costa boliviana, aprovechando no sólo que este país carecía de marina de guerra sino que no tenía ejército en la zona. 

En el caso del litoral peruano, el 5 de abril de 1879 los asaltantes del sur bloquearon el puerto de Iquique, capital del departamento salitrero de Tarapacá. Al estilo del militarismo japonés en Pearl Harbor, la oligarquía chilena sitió Iquique ¡el mismo día de la declaración de guerra! El hecho es indicativo que los ricachones del sur tenían intenciones de rapiña bastante bien definidas. Desde el primer día de la Guerra del Salitre los asaltantes chilenos evidenciaron su intención de robar el departamento peruano de Tarapacá.

Se presenta a continuación el texto de la declaración oficial del gobierno chileno sobre el tema. Lo que va usted a leer son las denominadas Bases Chilenas de Reconciliación con Bolivia aprobadas por el Consejo de Estado de Chile bajo la dirección del presidente Aníbal Pinto en sus sesiones del 22 y 28 de mayo de 1879.

Comprobará usted que a cambio de aliarse con Chile en la guerra contra el Perú, y de renunciar al litoral comprendido entre los paralelos 23 y 24, Chile ofreció a Bolivia entregarle territorio peruano en compensación por su litoral. Chile se comprometió a dotar a Bolivia de "armamento, dinero y los demás materiales" que exigiera la defensa de sus nuevas posesiones.

El documento fue firmado por Domingo Santa María González, ministro chileno de Relaciones Exteriores. Fue entregado al presidente boliviano Hilarión Daza en la ciudad de Tacna, en julio de 1879. Fue portador de las Bases el agente secreto chileno de nacionalidad boliviana Gabriel René-Moreno, historiador residente en Chile y dueño de visibles simpatías por el país del sur, al cual consideraba su "segunda patria".

Con respecto al ministro Santa María, debe recordarse que durante el gobierno de Pezet, una década antes, había sido por algún tiempo embajador chileno en Lima. El desempeño de ese cargo le permitió obtener un conocimiento fidedigno de la realidad política peruana y de la calidad moral de sus líderes. Téngase presente que fue el embajador Santa María quien sobornó al ultracorrupto Mariano Ignacio Prado, financiando su insurrección contra el gobierno de Pezet. Prado pagaría el favor poniendo la escuadra peruana al servicio de la defensa de Chile en la guerra contra España. Este mismo Santa María sería presidente de Chile entre 1880 y 1886, y se convertiría en uno de los principales responsables del genocidio, saqueo y desmembramiento territorial del Perú.  

Luego de sopesar estos antecedentes, estimado lector, cuando vengan a intentar contarle el cuento que el origen del conflicto de 1879 se encuentra en el Tratado de Alianza Defensiva de Perú y Bolivia, supuestamente firmado para atacar a Chile, explíquele a su interlocutor que desde el primer día de la Guerra del Salitre, 5 de abril de 1879, Chile declaró su intención de robar el litoral del sur peruano y de Bolivia. Una muestra de ello es el bloqueo de Iquique, acción iniciada el primer día de la guerra. El asedio contra el principal puerto peruano por el que se exportaba el salitre de Tarapacá, había sido precedido por la ocupación chilena del litoral boliviano el 14 de febrero de 1879. Así lo certifica también el documento que publicamos, el mismo que a un mes y diecisiete días de iniciada la guerra, formaliza los designios e intenciones de conquista territorial de la oligarquía chilena contra el Perú.

Ilustración VI-29

Las 

Bases Chilenas de Reconciliación con Bolivia, a
probadas por el Consejo de Estado del Gobierno de Chile en sus sesiones del 22 y 28 de mayo de 1879

República de Chile
Ministerio de Relaciones Exteriores
Bases

1. Se reanudan las amistosas relaciones que siempre han existido entre Chile y Bolivia y que sólo se han interrumpido desde febrero del presente año. En consecuencia, cesa la guerra entre las dos Repúblicas, y los ejércitos de ambas se consideran en adelante como aliados en la guerra contra el Perú.

2. En testimonio de que desaparecen desde luego, todos los motivos de desavenencia entre Chile y Bolivia, se declara por esta última, que reconoce como de la exclusiva propiedad de Chile, todo el territorio comprendido entre los paralelos 23º y 24º, que ha sido el que mutuamente se han disputado.

3. Como la República de Bolivia ha menester de una parte del territorio peruano para regularizar el suyo y proporcionarse una comunicación fácil con el Pacífico, de que carece al presente, sin quedar sometida a las trabas que le ha impuesto siempre el gobierno peruano, Chile no embarazará la adquisición de ese territorio, ni se opondrá a su ocupación definitiva por parte de Bolivia, sino que, por el contrario, le prestará al presente la más eficaz ayuda.

4. La ayuda de Chile a Bolivia constituirá, mientras dure la guerra actual con el Perú, en proporcionarle armas, dinero y demás elementos necesarios para la mejor organización y servicio de su ejército.

5. Vencido el Perú y llegado el momento de estipular la paz, no podrá ella efectuarse por parte de Chile, mientras que el Perú no la celebre igualmente con Bolivia, en cuyo caso Chile respetará todas las concesiones territoriales que el Perú haga a Bolivia, o que ésta imponga a aquel. Tampoco podrá Bolivia celebrar la paz sin la anuencia e intervención de Chile.

6. Celebrada la paz, Chile dejará a Bolivia todo el armamento que estime necesario para el servicio de su ejército y para mantener en seguridad el territorio que se le haya cedido por el Perú o que haya obtenido de éste por la ocupación, sin que le haga cargo alguno por las cantidades de dinero que haya podido facilitarle durante la guerra, las que jamás excederán de seiscientos mil pesos.

Queda desde ahora establecido que la indemnización de guerra que el Perú haya de pagar a Chile, habrá de garantizarse precisamente atendida la situación financiera del Perú, y su informalidad en los compromisos, con la explotación de salitres del departamento de Tarapacá y los guanos y demás sustancias que en el mismo puedan encontrarse.

Una convención especial arreglará este asunto.

Iguales convenciones se celebrarán sobre los demás puntos que sea necesario precisar, esclarecer y completar.

Domingo Santa María


VI-14.  Boliviano Gabriel René-Moreno reitera al presidente Daza la propuesta chilena de rectificación de fronteras

En la primera quincena de mayo de 1879, ya de regreso en Santiago, Salinas Vega informó a su manejador, el Ministro Santa María, sobre los resultados de sus tratativas con Daza. Santa María accedió a la petición del mandatario boliviano y envió a Gabriel René-Moreno como portador de los lineamientos solicitados. René-Moreno llegó a Tacna con la propuesta chilena a comienzos de julio de 1879.



Ilustración VI-30

Acuerdo d

el Consejo de Estado del Gobierno de Chile el 28 de mayo de 1879 ratificando el contenido de las Bases de Reconciliación con Bolivia que serían llevadas al presidente Daza por el boliviano Gabriel René-Moreno, agente al servicio de Chile
(Varas 1918, 312)

Ilustración VI-31
Carta de Domingo Santa María, Ministro de Relaciones Exteriores de Chile, al boliviano Gabriel René-Moreno, agente al servicio de Chile, fechada en Santiago, el 29 de mayo de 1879
Santa María solicita a René-Moreno conversar con el presidente Daza en Tacna y obtener un acuerdo sobre las Bases Chilenas de Reconciliación con Bolivia. Nótese que Santa María reconoce la realización de varias conferencias verbales previas con Gabriel René-Moreno.
(Vicuña 1880, 667)

VII.  EVIDENCIAS ADICIONALES DE LAS INTENCIONES CHILENAS DE USURPAR TERRITORIO PERUANO 

Existen múltiples pruebas adicionales de las intenciones chilenas de robar Tarapacá, Tacna y Arica. Entre ellas pueden citarse los actos y declaraciones de las autoridades gubernativas, los documentos oficiales del Gobierno de Chile, las manifestaciones de políticos y empresarios chilenos de la época, y diversas medidas de política exterior propuestas por Chile a Bolivia, Ecuador y Brasil.

En el presente artículo se utilizarán preferentemente documentos oficiales de los gobernantes de Chile en los que éstos se pronuncian por la ocupación permanente del territorio peruano y boliviano para apoderarse del salitre. Asegurar para Chile la apropiación de dichos recursos implicaba el robo de los territorios del Perú y de Bolivia.

Se incluye a continuación los principales testimonios existentes de las intenciones chilenas de apoderarse de suelo peruano:

1.  La alocución del senador Aníbal Zañartu en el Senado de Chile el 2 de abril de 1879.

2. La intervención del diputado Isidoro Errázuriz Errázuriz en la sesión ordinaria de la Cámara de Diputados de Chile el 9 de agosto 1881.

3. La Circular de José Manuel Balmaceda, ministro de Relaciones Exteriores de Chile, dirigida el 24 de diciembre de 1881 a los agentes diplomáticos de ese país en el extranjero.

VII-1.  Senador Aníbal Zañartu, Senado de Chile (Santiago, 2 de abril de 1879) 

El 2 de abril de 1879 el Senado chileno aprobó unánimemente la declaratoria de guerra al Perú y Bolivia. En esa sesión, refiriéndose a las riquezas que Chile debería arrebatar a ambos países, el senador Aníbal Zañartu expresó con claridad: “La guerra, aunque llena de peligros, está llamada a consolidar la grandeza y prosperidad [de Chile], pudiendo el gobierno contar con el apoyo más decidido del país” (citado en Ortega 2006, 50).

La grandeza y prosperidad de un país no provienen de sus bajas ni de los costos financieros y materiales que debe aceptar como consecuencia de una guerra. Zañartu proyectaba que la victoria de Chile en el conflicto bélico permitiría obtener una indemnización que consolidase “la grandeza y prosperidad” de su país. ¿En qué consistiría dicha expiación? No se falta a la verdad si se afirma que desde años atrás los gobernantes chilenos manipularon para que el botín estuviera constituido por los ricos territorios peruanos y bolivianos de Tarapacá y Antofagasta.

VII-2.  Conferencias de Arica (Arica, 22 de octubre de 1880)

Entre el 22 y el 27 de octubre de 1880 se realizaron en Arica tres conferencias entre los Ministros Plenipotenciarios de las Repúblicas de Bolivia, Chile, y el Perú para llegar a un acuerdo de paz. La reunión fue el resultado de los esfuerzos de mediación llevados adelante por Estados Unidos.

Las conversaciones se realizaron a bordo de la corbeta estadounidense Lachawanna surta en la bahía de Arica. En la primera de las conferencias, los representantes del Gobierno de Chile presentaron una minuta de proposicionesque detalló las condiciones esenciales exigidas por ese país para firmar un tratado de paz. Si bien las condiciones eran siete, la primera y sexta cláusulas hicieron explícitas las intenciones chilenas de usurpación territorial: la cláusula primera requería la cesión a Chile de los territorios del Perú al sur de la Quebrada de Camarones, es decir implicaban el robo del departamento peruano de Tarapacá; la cláusula sexta exigía la retención por parte de Chile de los territorios peruanos de Moquegua, Tacna y Arica (República de Bolivia 1880, 10-11). 

La minuta chilena confirmó las intenciones de usurpación territorial implicadas por las políticas de rectificación de fronteras y cambio de litorales promovidos por los agresores sureños desde años atrás. Chile usurparía el litoral boliviano y el departamento peruano de Tarapacá; a cambio de éste, Chile entregaría a Bolivia los territorios peruanos de Moquegua, Tacna y Arica. Por la fuerza de las armas quedaría establecida la rectificación chilena de fronteras. Perú sería cercenado territorialmente y Moquegua, Tacna y Arica se convertirían en el nuevo litoral boliviano.  


Ilustración VII-1
Minuta de las condiciones esenciales exigidas por Chile ladrón para llegar a la paz: cesión de Tarapacá y retención de Moquegua, Tacna y Arica
(República de Bolivia 1880, 10-11)

VII-3.  Diputado Isidoro Errázuriz, sesión ordinaria de la Cámara de Diputados de Chile (Santiago, 9 de agosto de 1881)

En esa fecha, el representante por Valparaíso Isidoro Errázuriz proporcionó un testimonio de los positivos resultados económicos, financieros y sociales que venía obteniendo Chile en su guerra de conquista contra el Perú y Bolivia. Dijo Errázuriz:

“Por una coincidencia feliz, sin ejemplo en la historia de las naciones, esta guerra –en apariencia tan llena de peligros– ha sido para Chile una salvación, ha sido un negocio. Esta guerra vino a golpear nuestras puertas cuando la crisis más desconsoladora –por su interminable duración– tenía aletargadas nuestra industria y nuestro comercio; cuando la falta de trabajo llevaba el hambre y la desesperación a muchos hogares; cuando por la misma razón se multiplicaron los crímenes, en fin, hasta el tranquilo horizonte de nuestra imperturbable paz interna comenzaba a cubrirse de nubes.

La guerra lo ha cambiado todo: ha venido a ofrecer un inmenso campo al espíritu emprendedor de nuestros conciudadanos y a poner en movimiento la fuerza de nuestra vitalidad. Pasa lo mismo con la ocupación [del Perú]; aún ahora costea sus gastos por sí misma y deja un excedente de riqueza que permitirá a Chile recuperar su antigua situación financiera” (citado en Ortega 2006, 52-53).

VII-4. José Manuel Balmaceda, ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Circular a los agentes diplomáticos de Chile (Santiago, 24 de diciembre de 1881)

A fines de diciembre de 1881 el ministro Balmaceda dirigió una extensa circular a los agentes diplomáticos de Chile en el exterior (Ahumada 1982, 349). En ese documento oficial y con explícita claridad, el alto funcionario chileno reconoció que la guerra se originó en la intención de Chile por controlar los yacimientos salitreros de Perú y Bolivia.

La Circular estaba dirigida a los agentes diplomáticos de ese país en el extranjero. En el documento, el gobernante chileno reconoció que “el territorio salitrero de Antofagasta y el territorio salitrero de Tarapacá fueron la causa real y directa de la guerra… la causa misma de la contienda”.

Extraemos del documento de la cancillería chilena la explicación del origen de la guerra de agresión de ese país contra el Perú y Bolivia. Asimismo, recogemos de él las razones que adujo Chile –dos años y medio antes de la finalización del conflicto– para apoderarse permanentemente de Tarapacá y Antofagasta, ensanchando su superficie territorial en, aproximadamente, un tercio de su extensión anterior a la guerra. El texto de José Manuel Balmaceda, ministro de Relaciones Exteriores de Chile, es el siguiente:



“La indemnización de guerra pagada en territorio estaba impuesta por la ley fatal e indeclinable de la necesidad.



El ensanche territorial consultaba también la seguridad de Chile, por razones tan evidentes como legítimas.



El territorio salitrero de Antofagasta y el territorio salitrero de Tarapacá fueron la causa real y directa de la guerra. Devolver al enemigo el dominio de la causa misma de la contienda, después de nuestros triunfos y de la posesión de aquellos territorios, habría sido una imprevisión injustificable y una falta absoluta del conocimiento que suponen las cuestiones de estado…



La mayor parte de los territorios situados al sur de la quebrada de Camarones, límite norte propuesto para nuestras fronteras en Arica, eran bienes fiscales de Bolivia y el Perú, y constituyen por su naturaleza una riqueza sui generis, susceptible de progreso o de nuevos o valiosos descubrimientos, que podrían suministrar de improviso a nuestros enemigos los recursos suficientes para emprender y consumar, en una segunda guerra, la tentativa frustrada en la primera.

Estas consideraciones son obvias y de una importancia incontestable para nuestra futura seguridad [de Chile]”.

Ilustración VII-2
Párrafos de la Circular de José Manuel Balmaceda, ministro de Relaciones Exteriores de Chile, enviada el 24 de diciembre de 1881.


VIII
Obras consultadas

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Enero 4, 2015


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