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Escribe: César Vásquez Bazán
El Perú no Firma nada, ingeniero Humala. Quienes lo hacen son las autoridades de los gobiernos que se suceden en el país. Y ni que decirle que hay cada vergüenza firmada por nuestros gobiernos. Revisemos sólo algunos casos.
Vergüenza fue permitir que el gobierno de Iglesias (y de sus familiares y amigos íntimos) suscribiese el Tratado de Ancón, entregando a la oligarquía genocida del país del sur los territorios peruanos de Tarapacá, Arica y Tacna. Por supuesto, la felonía fue cometida por un gobierno y una asamblea constituyente de representación amañada, en los que no existió participación de los peruanos de Tarapacá, Arica y Tacna.
Vergüenza fue aceptar que el gobierno de Belaúnde suscribiese un contrato con la International Petroleum Company y luego hiciese desaparecer de dicho convenio la página en la que se precisaba su principal condición (de precios).
Vergüenza fue permitir que la dictadura del ciudadano japonés Fujimori Ken'ja firmase con pulpos mineros transnacionales convenios de estabilidad tributaria que vejaban el interés nacional. Amparándose en ellos, esas empresas eludieron por años el pago de impuestos a la renta y se escudaron en ellos para no transferir regalías mineras al Fisco.
El licenciado Humala sabe que basándose en contratos leoninos denominados de estabilidad tributaria, suscritos por el súbdito nipón Fujimori y gobiernos sucesivos, sólo en los años 2004, 2005, y 2006, empresas como Antamina, Yanacocha, Barrick, Xstrata Tintaya, Cerro Verde, Los Quenuales, Milpo, Southern, Volcán, Doe Run, Santa Luisa y Ares evadieron abonar regalías al Perú por valor de 357 millones de dólares.
Vergüenza es permitir que el excomandante y exnacionalista intente aleccionarnos en el tema del respeto a la firma. Debería comenzar aplicándose él mismo sus propias enseñanzas.
© César Vásquez Bazán, 2011
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Agosto 23, 2011
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