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Escribe: César Vásquez Bazán
I
Siendo estudiante de abogacía en la Universidad de San Marcos, en los primeros años de la década de los sesenta, Alberto Químper Herrera fue miembro carnetizado del Movimiento Social Progresista, junto con Francisco Moncloa, Alberto Ruiz Eldredge, Efraín Ruiz Caro y Alfonso Benavides Correa. No fue miembro de la Juventud Comunista ni del Partido Comunista.
Ya desde esa época, Químper Herrera fungía como abogado y asesor personal de Alan García Pérez en temas tributarios. Así lo reconoció el alanista Aurelio Pastor. El 5 de mayo del 2003, Pastor afirmó en el diario Correo: “Químper es un amigo del partido (alanista). Nadie lo niega. Asesora a Alan García en temas tributarios cuando éste lo requiere”.
En el audio que presentamos, en ejercicio de su papel como consigliere de la mafia alanista, Químper explica que en varias oportunidades defendió a Rómulo León en reuniones con García Pérez.
En los años 70 Químper frecuentó la Asamblea Constituyente, a la que fue llevado por el compañero Luis Alberto Sánchez. De ahí, ya en los años ochenta, Químper pasó a asesorar a la Célula Parlamentaria Aprista en el Congreso de la República.
En las elecciones del año 2001, Alan García Pérez y Jorge del Castillo colocaron a Alberto Químper en la lista de candidatos al Congreso por el PAP con el número 35.
Ya desde esa época, Químper Herrera fungía como abogado y asesor personal de Alan García Pérez en temas tributarios. Así lo reconoció el alanista Aurelio Pastor. El 5 de mayo del 2003, Pastor afirmó en el diario Correo: “Químper es un amigo del partido (alanista). Nadie lo niega. Asesora a Alan García en temas tributarios cuando éste lo requiere”.
Por propia confesión de Químper, García no le pagó por sus servicios de abogado. Con el fin de compensarlo económicamente el felón de Palacio lo colocó como abogado del corrupto empresario Julio César Vera Gutiérrez, uno de los financistas de AGP, acción que demuestra que Químper estaba acostumbrado a cumplir órdenes de AGP. Además saca a luz pública que el propio García Pérez es un politicastro al servicio de Julio Vera Gutiérrez, sus empresas y sus enredos personales.
Durante el gobierno de Alejandro Toledo, Alberto Químper fue defensor de Adam Pollack, amigo del entonces presidente. Pollack estaba involucrado en el caso Blue Bay. En esa oportunidad, Químper manifestó que había creado la empresa offshore Blue Bay Investment, por órdenes de Pollack y posteriormente la había transferido a César Almeyda, exasesor de Toledo.
Cuando se produjo el destape de los petroaudios, Químper Herrera desempeñaba el rol de abogado consejero (consigliere) en la mafia apadrinada por García Pérez. Es muy importante percibir que Químper no era poca cosa en el entorno del felón de Palacio. Don Bieto era un miembro importante de la banda alanista gracias a su ductilidad y maleabilidad, a su conocimiento de cómo aplicar o sacarle la vuelta a las leyes, a su manejo en la creación de empresas offshore, a sus relaciones con empresarios y políticos, y a su gran dominio de escena en los medios judiciales. Como hubiera dicho mi recordado profesor de Literatura en el Colegio San Andrés, don Vicente González Montolivo, Químper tenía cancha y concha para hacer lo que tenía que hacer.
Al comienzo del proceso de los petroaudios, Químper Herrera fue liberado de purgar prisión efectiva precisamente por su destacada membresía en el entorno mafioso de Palacio. El Perú presenció con estupor cómo el abogado consejero de García Pérez recibió un tratamiento de guante blanco, fina cortesía de Jorge Barreto –el juez preferido de Alan– quien concedió a don Bieto un cómodo y sentador arresto domiciliario.
II
No obstante, lo importante del audio no es la defensa quimperiana de Rómulo, sino las afirmaciones del consigliere sobre la actitud de Alan frente a la corrupción. Ruego a los lectores que tras escuchar el audio evalúen las siguientes conclusiones:
1. Químper informa que García sabe a la perfección que está rodeado de elementos corruptos, aún más avezados que Rómulo León. El felón de Palacio está al corriente que su entorno está constituido por “gente peor” que su compadre espiritual.
2. Sin embargo, no preocupa a García el ser frecuentado por mafiosos. La tranquilidad presidencial obedece a que la conducta de dichos miembros de la banda “no ha trascendido”. Esta actitud sutil y subterránea es una de las diferencias existentes entre los otros coimeros y el caso del flamboyant León Alegría.
3. El testimonio de Químper respecto a la complaciente actitud alanista permite deducir la complicidad presidencial con estos “otros corruptos”, a quienes la presidencia de la república no sólo no ha denunciado sino que ha permitido continúen haciendo de las suyas hasta el día de hoy.
4. Debe tenerse presente que los miembros del entorno alanista no están dónde están por decisión del presidente de Chile o por nombramiento de Hugo Chávez. Los componentes de la mafia palaciega son quiénes son y hacen lo que hacen por designación específica de Alan García Pérez. Esta gente –que roba en proporciones aún mayores que el propio Rómulo– obtiene el máximo provecho de la franquicia concedida por García para coimear y traficar con influencias políticas. Claro está, siempre y cuando la mencionada conducta sea discreta y reconozca la obligatoriedad del abono del correspondiente derecho de piso al padrino mafioso.
5. Finalmente, llama la atención que ningún congresista o periodista haya preguntado al felón de Palacio acerca de sus múltiples conversaciones con el abogado consejero Químper. En el Perú de Rómulo León, del Castillo, Quesada y Carrasco Távara parece no existir político u hombre de prensa alguno que esté interesado en indagar sobre la conducta de García y sus relaciones con el abogado Químper Herrera. En un país verdaderamente organizado, en una república que se precie de tal, el testimonio del consigliere Químper ya habría servido para investigar, acusar y enjuiciar a García Pérez y mandarlo a la cárcel hasta el fin de sus días.
© César Vásquez Bazán, 2010
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Mayo 9, 2010Related Articles
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