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La sorprendente historia de las momias insepultas y pelilargas del campo de batalla de Tarapacá

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Escribe: César Vásquez Bazán

Battlefield Mummies
(Las momias del campo de batalla)
The Youth’s Companion
 Boston, Massachusetts, jueves 2 de julio de 1891
Vol. 64, No. 27, p. 383

La tarde de uno de los primeros días del verano septentrional de 1891, el misterioso capitán N.N., del igualmente misterioso buque mercante norteamericano Z.Z., ingresó a la oficina de la popular revista juvenil The Youth’s Companion (El Compañero de la Juventud), ubicada en la ciudad de Boston, estado de Massachusetts. Encaminó sus pasos directamente a la sala de redacción donde esperaba un atareado periodista. 

Luego de intercambiar saludos, el capitán expuso directamente el asunto que lo traía a la revista: confió a su interlocutor que tenía una historia que tal vez pudiese interesarle. Estaba decidido a referirla pero imponía como condición para su publicación el doble anonimato: The Youths Companion no debería identificarlo a él ni a su buque. Adujo el capitán que debiendo regresar a los parajes sudamericanos a los que se hacía alusión en la historia, prefería que no se conociese su identidad para así no entorpecer sus negocios.

A pesar de las explicaciones y ruegos del redactor con respecto a la necesidad de mencionar los nombres del marino y del buque, el capitán se mantuvo firme en su pretensión y llegó a decir que si no se aceptaba, se vería obligado a llevar la historia a otra revista. A regañadientes el escriba aceptó y el capitán comenzó a hacer memoria en voz alta.

Explicó el hombre de mar que acababa de regresar de una larga travesía por las costas sudamericanas del Pacífico, recorrido que lo había llevado a visitar Tarapacá, donde once años y medio antes, el 27 de noviembre de 1879, se había librado uno de los primeros grandes enfrentamientos de la Guerra del Salitre entre Chile y el Perú. Explicó que en la refriega había resultado ganador el ejército chileno y que los peruanos se habían visto obligados a abandonar en el Campo de batalla los cadáveres insepultos de cuatro mil de sus soldados y muchos caballos.

El capitán relató que se sintió impresionado al encontrar que los cadáveres y los caballos que perecieron en el combate se encontraban perfectamente momificados. Uniformes y armas se conservaban como si la batalla hubiera tenido lugar el día anterior. Reflexionó el marino que la momificación pudiera haber sido posible debido a que Tarapacá pertenecía a un vasto desierto, que parecía ser el más seco del mundo, y cuyo nombre no recordaba [el desierto de Atacama]. Los suelos del campo de batalla estaban fuertemente impregnados de nitrato de sodio y predominaba en la zona un clima extremadamente caluroso, en el que no merodeaban animales salvajes puesto que no tendrían cómo alimentarse. 

La impresión del capitán fue magnificada cuando pudo constatar que el pelo de los soldados y la cola de los caballos había continuado creciendo tras su violenta muerte. Pudo advertirlo al observar las cabezas de los soldados, que se encontraban cubiertas de pelo excesivamente largo. Igual sucedía con la cola de los caballos, que se notaba se arrastraría por el suelo si los corceles pudieran volver a galopar.

Cumplido el cometido de dar cuenta de su extraña historia y tal cual llegó a la oficina, el capitán se despidió del redactor y desapareció para siempre.

El periodista honró su promesa. La historia, sin alteración alguna y sin mencionar marino ni buque, apareció con el título de Battlefield Mummies (Las momias del campo de batalla) en el volumen 64, número 27, de The YouthCompanion, publicado el jueves 2 de julio de 1891.

Hemos dado cuenta de la narración del misterioso capitán y ahora debemos cumplir con señalar que la precisión histórica no es una de sus características, resaltando varias inexactitudes. Contrariamente a lo referido por el marino, el ejército chileno no fue el vencedor sino el derrotado en la batalla de Tarapacá. Asimismo, debe recordarse que el ejército peruano que asistió a la batalla de Tarapacá careció de caballería. La consideración de ambos factores lleva a pensar que de ser cierta la existencia de restos humanos y de caballos conservados por más de once años en el campo de batalla– éstos deberían haber pertenecido, con toda probabilidad, al ejército chileno. La observación se refuerza al recordar que los tipos físicos de los soldados chilenos y peruanos se diferenciaban, entre otras características, porque los soldados peruanos, mayormente pertenecientes a grupos nativos indígenas, se caracterizaban por ser lampiños. 

Asimismo se sabe que las bajas conjuntas sufridas por los ejércitos chileno y peruano en la batalla de Tarapacá pueden estimarse entre mil y dos mil soldados, por lo que referirse a cuatro mil cuerpos peruanos momificados resulta a las claras no sólo una exageración sino una grave inexactitud. Sugiere además un sesgo chileno en el origen de la historia del capitán, entendible porque desde noviembre de 1879 Tarapacá se encuentra ocupada militarmente por Chile.

Existe también la posibilidad que la historia de las momias del campo de batalla de Tarapacá no esté relacionada con hechos sucedidos en la Guerra del Salitre, en 1879, sino con sucesos de la Guerra Civil Chilena de 1891. En este último conflicto se produjeron enfrentamientos en la región de Tarapacá. Uno de los más importantes combates fue el de Pozo Almonte, el 7 de marzo de 1891, que dejó alrededor de 800 muertos en ambos bandos y a los cuales probablemente se refiera la historia del reservado capitán norteamericano.

A pesar de sus imprecisiones la historia de Las momias del campo de batalla siguió apareciendo como noticia supuestamente actual en diversas publicaciones periódicas en idioma inglés, en Estados Unidos y Australia, por lo menos hasta el año 1901, es decir una década después de su aparición inicial en The YouthCompanion. El 4 de mayo de 1901 el diario australiano The Coburg Leader publicó similar narración con el siguiente título: A Battlefield Covered With Mummies (Un campo de batalla cubierto de momias).

A Battlefield Covered With Mummies
(Un campo de batalla cubierto de momias)
The Coburg Leader, Australia, 4 de mayo de 1901

Fuentes consultadas

The YouthCompanion, Vol. 64, No. 27. Jueves, Julio 2, 1891. Boston.

© César Vásquez Bazán, 2018
Todos los derechos reservados
Enero 1, 2018


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