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El capitalismo nacional y el capitalismo extranjero en el desarrollo del Perú

Escribe: César Vásquez Bazán
Rutas de Panagra en 1929, la compañía de transporte aéreo creada por la Casa Grace, conglomerado empresarial cuyo desarrollo se basó en la utilización de los recursos naturales, comercio y finanzas del Perú.

¿Qué es un empresario y cuál es el papel que desempeña en el desarrollo capitalista de una nación?

El Desarrollo capitalista de cualquier país está directamente vinculado al rol determinante que juega el empresario como motor del proceso de crecimiento. No hay desarrollo capitalista sin decenas o centenas de miles de Empresarios operando en la economía. Pero, ¿qué es un empresario? En forma resumida, puede decirse que es un agente que produce bienes o servicios para su venta en el mercado y cuya racionalidad se define en términos de maximizar sus utilidades incurriendo en los mínimos costos posibles. Permanentemente el empresario adopta decisiones de asignación de recursos productivos orientadas por su objetivo de obtener más ganancias, reinvertirlas y seguir creciendo, diríase ad infinitum.

Esta tendencia a la permanente acumulación de capital y a su incesante reinyección en el proceso productivo no significa que al capitalista no le guste “vivir bien”. Es obvio que el empresario dedica parte de sus ganancias a la “buena vida”. Sin embargo, en términos relativos, sólo aplica una porción mínima de las utilidades en el consumo improductivo. Lo medular de sus ganancias sigue dedicándose a la reinversión productiva.

Para poder obtener sus utilidades, el capitalista contrata a empleados y obreros, en un régimen jurídico formalmente libre, les asigna un rol en su empresa, explota su fuerza de trabajo y les paga un salario.

¿Cuál es la actitud de los empresarios frente a la innovación?

El cambio y el crecimiento de una economía están vinculados a la necesidad de incorporar en ella permanentes innovaciones. Históricamente, los capitalistas de mayor éxito en el pasado y el día de hoy han sido y son aquellos que se convierten en innovadores económicos. Al respecto, existen teorías como la del economista austriaco Joseph Schumpeter que afirma que el rol fundamental del empresario es el de innovar. Al respecto, Schumpeter distingue cinco tipo de innovaciones:

– La creación de un nuevo bien o servicio o la mejora significativa en la calidad de un bien o servicio actualmente existente.

– La introducción de un nuevo método de producción.

– La apertura de un nuevo mercado de exportación.

– La conquista de una nueva fuente de materias primas o insumos.

– La creación de un nuevo tipo de organización empresarial en particular la formación de un monopolio o trust.

El Perú es una nación subdesarrollada dentro del capitalismo. ¿Significa eso que no hemos tenido ni tenemos empresarios nativos capaces de dirigir el proceso de desarrollo del país?

La pobreza, el atraso y la marginalidad de la mayoría de la población peruana son rasgos de nuestro subdesarrollo capitalista. También son indicadores que no hemos tenido cualitativa ni cuantitativamente un empresariado que haya podido dirigir el proceso de desarrollo capitalista del país y cumplir con su compromiso histórico como clase social. Además, a muchos de nuestros capitalistas nativos les ha faltado el ímpetu de acumulación y expansión incesante y han demostrado escaso interés en innovar.

Si revisamos la historia republicana del Perú podemos observar que hemos tenido oportunidades de despegue económico que no fueron adecuadamente aprovechadas por nuestros capitalistas. Quizás el problema podría sintetizarse diciendo que en el Perú hemos tenido capitalistas de mentalidad feudal, en el sentido de que no han sido empresarios innovadores, frugales y emprendedores sino, por el contrario, han sido personajes que mayormente privilegiaron el vivir bien en el corto plazo, no reinvirtieron incesantemente y tampoco se diversificaron.

¿Existen ejemplos de esta afirmación?

Se pueden señalar tres casos específicos:

1. Los ingentes recursos del guano y del salitre fueron desperdiciados, tanto por los empresarios que estuvieron vinculados a ellos como por los beneficiados por la política de gasto público del estado peruano de mediados del siglo XIX. En el caso de los empresarios del guano –los conocidos como “consignatarios”– las utilidades que debieron ser dirigidas a reinversiones productivas diversificadas se utilizaron mayormente en el consumo suntuario y de ostentación dirigiéndose parte de ellas hacia otros países. En el caso de las utilidades captadas por el estado peruano, una parte se derrochó en obras improductivas y en ferrocarriles malamente planificados y otra fue canalizada hacia agentes económicos que aplicaron dichos recursos al consumo, al gasto de ostentación y no a la inversión. Por su lado, los empresarios extranjeros que obtuvieron utilidades del guano y del salitre aplicaron lo medular de estas ganancias fuera del país.

2. Los empresarios peruanos han desperdiciado diversas oportunidades que la historia les deparó, por ejemplo en la agricultura de exportación y en la explotación del petróleo y minerales a comienzos de siglo. Cuando revisamos las páginas de la historia económica del Perú nos encontramos con diversos ejemplos de ávidos empresarios extranjeros comprando tierras de pasivos propietarios peruanos. Los casos de la International Petroleum Company, la Cerro de Pasco Corporation y la Casa Grace nos muestran cómo los capitalistas extranjeros actuaban guiados por el criterio de la explotación y acumulación incesante de capital, en tanto que los propietarios peruanos buscaban sólo vender la tierra y obtener recursos financieros con los que podrían “vivir bien” a veces en el Perú, la mayor parte de veces en el extranjero.

3. Existen otros casos de organizaciones empresariales quebradas, como los del imperio Prado, el del empresario pesquero Banchero, y los ejemplos de los grupos Bertello y Nicolini en los que nuevamente observamos como nuestra clase capitalista nativa no se comportó como clase dirigente del proceso de crecimiento, incumpliendo su designio histórico.

Por supuesto, lo dicho no significa que no hayan existido, que no existan, o que no puedan existir empresarios peruanos que acumulen capital, innoven, reinviertan y se comporten racionalmente como capitalistas (lo que los obliga a no dispendiar con criterio feudal el escaso capital del país). Sin embargo, a través del tiempo, estos capitalistas han sido minoría entre los empresarios peruanos.

Si el capitalismo nativo peruano ha sido incapaz de desarrollar al país, ¿significa eso entonces que el desarrollo nacional deberá ser dirigido por los capitalistas extranjeros?

En general, el comportamiento de los capitalistas extranjeros cumple con el modelo señalado inicialmente de explotación insaciable, innovación y racionalidad. El problema con los empresarios del exterior radica en que ellos acumulan sus ganancias incesantemente pero las aplican fuera del país. De acuerdo con su propia racionalidad empresarial, cada año remiten sus utilidades al exterior y los directorios correspondientes, ubicados en Norteamérica, Japón o Europa, determinan la utilización de las ganancias, según las exigencias de sus necesidades corporativas y no en función de los intereses nacionales del Perú. Esta conducta del capitalismo extranjero se ve facilitada por el escaso o nulo condicionamiento al que es sometida la inversión del exterior, liberalidad que se justifica con la conocida explicación de “necesitamos capitales, vengan cómo vengan y vengan de dónde vengan”.

¿Qué conclusiones podemos obtener de estos hechos?

Al menos pueden obtenerse dos conclusiones. La primera es que los capitalistas nativos han sido incapaces de dirigir el proceso de crecimiento capitalista del Perú; la segunda es que los empresarios extranjeros no están interesados en el desarrollo integral de nuestro país.

En estas condiciones, ¿qué plantea el APRA para que los peruanos podamos salir del subdesarrollo?

El hecho reconocido históricamente de la incapacidad del empresariado nativo para dirigir el crecimiento capitalista del Perú obliga a preguntarse por el agente económico y político que debería orientar dicho desenvolvimiento. La respuesta que da el APRA es que el estado, como organismo representativo de las clases mayoritarias del país, debe planificar, promover y controlar el proceso de desarrollo capitalista de la nación. Desde el momento que el Perú necesita transcurrir aún por la etapa capitalista, la política de desarrollo del país requiere la intervención del estado señalando los grandes rumbos y armonizando las operaciones económicas de capitalistas nacionales y extranjeros.

El estado tendrá que cumplir misiones específicas con relación al capitalismo nativo y extranjero. En cuanto al primero, tendrá claramente que exigir a los empresarios nacionales el abandono de las conductas feudales que han posibilitado el desperdicio del excedente económico. Asimismo, tendrá que recordarles el papel innovador schumpeteriano que deben cumplir en la economía, rol en el que recibirán su máximo apoyo.

En cuanto al capitalismo extranjero, el estado tendrá que negociar condiciones que permitan la reinversión de una parte significativa de las utilidades en el país, la transferencia de tecnología y que la empresa extranjera otorgue a la nación las mismas ventajas, beneficios y garantías en cuanto a sus productos y servicios que los que otorga en sus países de origen.

Como ya se ha mencionado, el APRA cree que el estado –como diseñador de los grandes rumbos económicos– los capitalistas nacionales y extranjeros, y los trabajadores son los agentes que deben concertar el plan estratégico de desarrollo de nuestro país y deben absolver concertadamente las preguntas básicas que se plantea todo sistema económico, es decir las interrogantes del qué producir, del cómo producir, del para quién producir y del cómo distribuir los ingresos generados.

En la concepción aprista la concertación debe formalizarse en una institución vital para el desarrollo económico, social y político del país. Haya de la Torre sugirió que esa institución debería ser el Congreso Económico Nacional, al que entendió como cámara colegisladora del parlamento. Del Congreso Económico surgiría el Plan del Perú que guiaría definitivamente al país hacia un desarrollo con pan, justicia social y libertad.

© César Vásquez Bazán, 2006
Todos los derechos reservados
Julio 7, 2006


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