El dueño se llama Jose, y os puedo asegurar que es una persona altamente enamorada de su profesión, siempre buscando nuevas ideas, con muy buen trato, buen gusto tanto para la presentación de sus platos, como para atreverse a combinar sabores exóticos con otros más tradicionales... todo ello con una dedicación plena a este proyecto. No dudéis en entablar conversación con el, merece mucho la pena.

Tan pronto fuimos acomodados nos trajeron a la mesa para abrir boca, un vasito de caldo, sabroso y debidamente acompañado con unos crujientes crotones... o como lo llama en carta, una crema de temporada con picatostes, para rápidamente dar paso al primer entrante un tartar de atún rojo, con una base de guacamole, montado con fideos chinos y un filamento de una hebra asiática llamada Ito Togarashi, procedente de pimiento rojo asiático, desecado y rallado, muy aromático y ligeramente picante... todo con un toque de pistacho y fresa.
A continuación, calamar nacional, marcado a la plancha sobre una base de salsa tártara, con un salteado de verduras cortadas en tiras y unas interesantes salsas tipo mayonesas, con aromas de lima, de curry y de pimentón, todo ello decorado con sal negra. 

El siguiente plato, para mi uno de los más acertados junto al tarta de atún. Lomo de bacalao confitado sobre parmentier, con boletus, trufa y pistacho, textura muy delicada resultado de un fugaz paso por fuego, para mínimamente filamentarlo, sin llegar a marcarlo en exceso y combinado de manera elegante con sutiles aromas de trufa.

Para seguir, un poco de carne. Un espectacular medallón de ciervo previamente macerado, de delicada textura y elegante sabor, presentado sobre una cama de patata, con una alcarchofa salteada y salsa romescu.
Para terminar "la Torrija", el postre estrella de la casa, un pan tipo brioche, sumergido en leche con vainilla y canela, con una bola de helado y canutillo crujiente. Una sensación chispeante en boca, aportado por un generoso toque de peta-zeta.