Get Even More Visitors To Your Blog, Upgrade To A Business Listing >>

El naufragio

Llegada la decimocuarta noche, mientras éramos llevados a la deriva en el mar Adriático, a eso de la medianoche los marineros presentían que se estaban acercando a tierra. Echaron la sonda y hallaron que había 20 brazas de profundidad. Pasando un poco más adelante volvieron a echar la sonda y hallaron 15 brazas. Temiendo que en algún lugar fuéramos a dar contra los escollos, echaron cuatro Anclas por la popa y ansiaban que amaneciera.

Como los marineros trataban de escapar de la Nave y habían bajado el bote salvavidas al mar, bajo pretexto de que se proponían echar las anclas desde la proa, Pablo dijo al centurión y a los soldados: “Si éstos no permanecen en la nave, ustedes no podrán salvarse.” Entonces los soldados cortaron las amarras del bote y dejaron que se perdiera.

Cuando estaba a punto de amanecer, Pablo exhortaba a todos a que tomaran alimento, diciendo: “Hace ya catorce días que, velando continuamente, están en ayunas, sin tomar ningún alimento. Por eso les aconsejo que tomen alimento, porque esto es necesario para sobrevivir. Porque ni un solo cabello de la cabeza de ninguno de ustedes perecerá.”

Habiendo dicho esto, Pablo tomó pan y dio gracias a Dios en presencia de todos; y partiéndolo, comenzó a comer. Entonces todos, teniendo ya buen ánimo, tomaron también alimento. En total éramos en la nave 276 personas. Una vez saciados, aligeraron la nave arrojando el trigo al mar.

Cuando se hizo de día, no reconocían la tierra, pero podían distinguir una bahía que tenía playa, y decidieron lanzar la nave hacia ella, si les era posible. Cortando las anclas, las dejaron en el mar, aflojando al mismo tiempo las amarras de los timones. Izando la vela de proa al viento, se dirigieron hacia la playa. Pero chocando contra un escollo donde se encuentran dos corrientes, encallaron la nave; la proa se clavó y quedó inmóvil, pero la popa se rompía por la fuerza de las olas.

El plan de los soldados era matar a los presos, para que ninguno de ellos escapara a nado. Pero el centurión, queriendo salvar a Pablo, impidió su propósito, y ordenó que los que pudieran nadar se arrojaran primero por la borda y llegaran a tierra, y que los demás siguieran, algunos en tablones, y otros en diferentes objetos de la nave. Y así sucedió que todos llegaron salvos a tierra.

Lucas



This post first appeared on Canción De Amor | Una Meditación Diaria, please read the originial post: here

Share the post

El naufragio

×

Subscribe to Canción De Amor | Una Meditación Diaria

Get updates delivered right to your inbox!

Thank you for your subscription

×