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Capítulo 34: El ángel expulsado del paraíso

 

Confundido, atemorizado y perplejo Emilio corrió hacía el cuerpo de su amiga que yacía en el piso, “que esté viva, por favor que esté viva” pensaba, no podía explicar que había pasado ¿acaso Salvador le dio un arma a Diana sin que él lo supiera? Esa era la única idea que pudo cavilar ya que lo que había presenciado no tenía lugar en lo que él podría llamar como acontecimiento natural.

Llego hasta ella, se arrodilló y levantó su cabeza hacia su pecho, dándose con la grata sorpresa que aun respiraba.

-¡Diana! ¡Diana! –Comenzó a gritar desesperado- ¡Responde por favor!

-Guarda silencio –respondió su amiga con dificultad para respirar- ¿hasta en mis últimos momentos vas a ser tan fastidioso?

El joven peruano trató de balbucear unas palabras pero no podía ordenar sus ideas para si quiera comenzar a formular su pregunta.

-OK… ok – Intervino Diana ante la evidente incapacidad de su compañero de hablar – Creo que puedo deducir prácticamente todo lo que deseas decirme sin que lo hagas… Es normal… cualquiera en tu lugar reaccionaría así o peor quizás… No me queda mucho tiempo en este mundo… el haberte mostrado mi verdadera naturaleza activa lo que podrías llamar “el protocolo de retorno de emergencia” o en otras palabras más fáciles de entender… si un humano me ve haciendo algo antinatural como esto mi energía irá desapareciendo y tengo que regresar con mis semejantes.

-¿E… eres como Salvador?

Los pies de la chica comenzaban a desaparecer en pequeñas luces como luciérnagas que iluminaban parte de la cueva.

-No… él es único… pero como yo había miles…. Pero todos ellos deben de haberse ido durante el rapto… Ya que yo era la única cuyo protegido aún se quedó acá… Gracias por sobrecárgame el trabajo…

-Pero… ¿por qué a mí? … ¿Qué tengo yo de especial?

-Absolutamente nada –Respondió Diana con una fría sonrisa – El plan de Dios para la humanidad puede ya estar diseñado pero no se sobrepone sobre el libre albedrío humano, nosotros solo estamos aquí para tratar de ayudar a que se cumpla… En mi caso particular era primero evitar que te mates con alguna actividad irresponsable que hicieras y luego cuando apareció Salvador solo ayudarte a ayudarlo en función de tus propios deseos… Es decir si me hubieras pedido que lo aleje de ti ese día, no hubiera tenido alternativa y debía hacer que Salvador busque entre otras personas del mundo alguien disponible para remplazarte… No te sientas mal si en algún momento te enteras que fuiste la opción número 87 o algo así…

La información que obtenía Emilio lo hizo sentir un poco decepcionado pero era consciente que se trataba de algo muy real, el solo siempre fue una pieza sin importancia en todo un plan mayor, completamente remplazable y que quizás ni siquiera hubiera llegado vivo a ese día si no fuera por ella.

Las piernas de Diana casi habían desaparecido y se veía como una especie de maniquí sin piernas de un centro comercial, pero no parecía estar sufriendo solo estaba completamente agotada, sin embargo siguió hablando.

-Escucha… la situación no está tan mal… Salvador puede ganar si eso pasa… nos volveremos a ver en el otro lado.

La chica comenzó a sonreír de forma más amigable, al tiempo que levantaba su mano para tocar la mejilla de Emilio con la intención de tranquilizarlo cuando iba a continuar con sus palabras la cueva se iluminó repentinamente con una luz tan fuerte como la del día, la cual venía del exterior. El joven giró su cabeza pensando “Salvador está acá ha venido a ayudarnos” pero tan rápido como llego esta iluminación esta desapareció.

Desconcertado volvió a ver el rostro de su amiga pero esta vez no encontró su cálida sonrisa, sino por primera vez desde que la conoció hace años Diana tenía una expresión de terror en su rostro, pero no había ningún peligro cerca de ellos.

-No puede ser… él está aquí… -Dijo la joven al tiempo que inútilmente trataba de levantarse con la manos.

Lo que quedaba del cuerpo de la chica comenzó a desaparecer en pequeñas luces dado que se había acabado toda su energía, con una última mirada a su amigo dijo estas palabras al tiempo que desaparecía.

-Ten valor, fe en ti mismo y en la humanidad…

Emilio no podía moverse, mantenía el brazo como si aún estuviera sosteniendo la cabeza de su amiga que ya no existía en este mundo, luego de unos segundos finalmente pudo ponerse de pie y salir hacía la cueva, a buscar una explicación de lo que había sucedido.

*Minutos antes*

Salvador ve a Diana y Emilio correr hacía la cueva Mientras que logran esquivar los disparos, el grupo entero de los soldados va detrás de ellos, comienza a pensar si debe ir en su ayuda o seguir su camino “No, Diana está allí y esto está por acabar” piensa mientras que empuña con firmeza la espada de Dios, da media vuelta y sigue su camino.

Los disparos hicieron que la joven Zeitan se asomara por una ventana, pero Salvador avanzaba cubriéndose entre las estructuras de piedra por lo que no lo pudo divisar. Cuando volvió al lado de su señora el enviado de Dios ya estaba en la base de la estructura de metal.

Comenzó a subir lentamente por una escalera que convenientemente se encontraba en el lado por el que se aproximaba, cuando estaba a medio camino pudo divisar una luz salir de la cueva donde estaban sus amigos. Pensó en Diana y comprendió inmediatamente lo que había pasado, ya no había vuelta atrás era la victoria o la muerte el siguiente paso.

Llegó a la parte más alta y pudo divisar a Carla y Zeitan viendo el combate en el lado opuesto, la estrategia había funcionado perfectamente, si podía hacerle un solo corte a su enemiga en la espalda esto habría terminado para bien, su misión habría acabado y podría descansar finalmente.

-¡Mi señora estamos ganando! ¡Nuestras fuerzas no están dejando entrar a los enemigos a la ciudad!- Decía la joven luciferista emocionada.

Con una sonrisa malévola Carla veía como su ejército plantaba una férrea resistencia y poco a poco sus enemigos iban cayendo sin poder ganar más terreno, a estas alturas había deducido que la estrategia de Salvador era entrar a través de su flanco más débil, pero en realidad toda la ciudad estaba rodeada, no tenía opción de entrar casi podía saborear su victoria.

Atrás de un muro metálico Salvador se perfilaba para dar su ataque decisivo, estaba esperando que los sonidos de guerra aumenten drásticamente, para luego dando un salto lo más largo posible acortaría la distancia con Carla y antes de que toque el suelo y haga sentir su presencia lanzaría la espada a la descubierta espalda de su enemiga, lo haría con todas sus fuerzas para que alcance una velocidad tal que ella solo pueda percibir el arma cortando el viento cuando ya sea demasiado tarde y no pudiera esquivarla.

Las explosiones en el frente de batalla se hicieron sentir y ambas mujeres gritaron de alegría ante una victoria casi segura. Ese era el momento Salvador retrocedió para tomar impulso y al hacerlo toda la noche de Megido se iluminó cual si fuera de día una enorme columna de luz surgió del centro del espacio donde se encontraba Carla y Zeitan, solo duró un par de segundos pero fue lo suficiente para paralizar de la impresión a todo el que estaba en la zona.

Al desaparecer la luz y regresar la noche en el lugar donde apareció la columna de luz había un hombre joven de cabello largo y plateado vestía una túnica blanca de seda, que hacía juego con sus guantes del mismo color adornado con hermosos zafiros, tenía un collar y  vincha de oro en la cabeza y su rostro de belleza masculina perfecta expresaba una sonrisa hacía las dos mujeres que se encontraban allí.

-¡Mi señor!- Gritó Carla mientras se lanzaba a los pies del recién llegado – ¡Lo hice tal y como me lo pidió! Acá esta su ejército humano que ha tomado la ciudad de Megido, sus oponentes no pueden pasar lo hemos conseguido…. ¡Hemos ganado!

Lucifer con gran tranquilidad y elegancia se dirigió a la ventana donde vio a su ejército defendiendo la ciudad, la cual no sería tomada por sus enemigos.

-Definitivamente lo has conseguido, Carla –Dijo sin despegar la vista de la zona de combate, su voz era melodiosa y pronunciaba las palabras de forma perfecta – Has ganado.

Lágrimas de felicidad comenzaron a correr por las mejillas de la enviada mientras se ponía de pie y se las secaba con el dorso de la mano.

-¿Eso quiere decir que reinaremos juntos de ahora en adelante? –Comenzó a hablar mientras caminaba hacía su amo.

-Ho… sobre eso… -Comenzó a responder Lucifer mientras que se giraba a verla – Habrá un pequeño cambio de planes.

Carla tenía una expresión de  confusión, no entendía lo que estaba pasando. Su misión era crear un ejército bajo su mando que para el día de hoy asegure el control de la ciudad de Megido, si lo conseguía ella reinaría al lado de su señor por toda la eternidad tal y como se lo prometió.

Con solo un chasquido de dedos de Lucifer cadenas con grilletes de metal surgieron de un portal oscuro debajo de donde estaba Carla, apresándola de pies, manos y cuello a la vez que la arrastraban hacía el interior de la oscuridad.

-¡Mi señor! Yo…. – La joven enviada no llega a terminar la frase al ser engullida por el portal que desaparece con ella tan rápido como apareció.

Lucifer da media vuelta y camina tranquilamente hacía Zeitan, la cual tiene el rostro desencajado por el terror de ver como su ama fue eliminada en solo cuestión de segundos, quiere huir pero sus piernas no le responden.

-Realmente el pensar en reinar al lado de alguien es algo que me causa… repugnancia. – Comentó tranquilamente el ángel caído.

-Yo… yo…. –Alcanzó a balbucear Zeitan, sin saber exactamente que debía decir.

-Bueno… Si logras poner tus ideas en orden te diré exactamente lo que va a pasar –Comenzó a explicar Lucifer sin importarle mucho el estado de shock en el que se encontraba la joven luciferista – Primero daré un mensaje a las tropas anunciando la heroica caída en combate de Carla, segundo indicaré a nuestros enemigos que…

El ángel hace una mueca de desprecio a la vez que sus ojos se mueven de tal forma que  pareciera que trata de ver hacía atrás e inmediatamente gira sobre su pierna derecha, esquivando la acometida extremadamente veloz de la espada de Dios en la mano derecha de Salvador. El enviado al percatarse de haber fallado pierde el equilibrio por un segundo al tratar de girar, pero logra mantenerse en pie y se coloca en guardia dirigiendo la punta de su espada a la cabeza de su enemigo.

Con total tranquilad Lucifer se mantiene en una posición firme de brazos cruzados mirando fijamente a quien considera su último problema pendiente para ganar finalmente este juego, así que comienza a hablar.

-Podemos ahorrarnos mucho tiempo y sufrimiento, en especial para ti, si me entregas esa arma  y me juras lealtad, no pudiste ganar una sola vez a Carla ¿Qué te hace pensar que conmigo tienes una mejor probabilidad? ¿La espada de mi padre que estas empuñando?

Salvador no dio respuesta alguna, su plan había fallado si tan solo se hubiera apresurado unos pocos segundos podía haber acabado con  Carla, tomar el control de su ejército y declarar la victoria para su bando, pero no fue así y las cosas se habían salido de control tremendamente y no tenía ninguna estrategia ni tiempo suficiente para diseñarla, no estaba Diana y Emilio no podría ser de gran ayuda ahora, debía improvisar por su cuenta algo para inclinar la balanza a su favor pero nada se le ocurría.

El último enviado de Dios se lanzó con gran agilidad sobre su enemigo, pero este lo volvió a esquivar con gran facilidad no una, ni dos sino hasta cinco veces, finalmente presa del aburrimiento Lucifer le da una fuerte patada en el estómago a Salvador con tal potencia que consigue lanzarlo hasta el otro extremo del salón y haciendo que suelte su arma.

-No puede ser…- Gemía Salvador mientras trataba de incorporarse con una mano sobre el punto donde había sido golpeado pero el dolor le impedía ponerse de pie – Esto no está nada bien.

-Para ti- comentaba Lucifer mientras con total tranquilidad caminaba hacía la espada de Dios y la levantaba para observarla de cerca – Realmente esta es un arma magnifica, si Carla hubiera sido tocada por ella en su último encuentro hubiéramos sido derrotados.

Con el arma en mano se giró hacía Salvador y le dijo con voz autoritaria.

-Bueno reconozco que eres uno de los mejores que pudo haber enviado mi padre, si no quizás el mejor… Pero a estas alturas te puedes dar cuenta que la batalla está perdida para ti, sin armas, sin aliados ni energía ¿Qué pretendes hacer?

No hubo respuesta alguna por parte de Salvador ya que realmente no la tenía, pensó en tele transportarse lejos pero no tenía idea de a donde podía ir que sirviera de algo, levantó la cabeza y vio que su enemigo ya no lo observaba, su atención estaba en el final de la escalera por la cual había subido, donde estaba en ese momento de pie Emilio.

-Tú debes ser el humano que ayudaba a Salvador, un gusto en conocerte quizás me conozcas con el nombre de Lucifer. –Se presentó el ahora líder de la tierra unida como si se tratara de una reunión entre amigos, a pesar que los disparos y explosiones se mantenían detrás de él.

-¿Qué haces aquí? – Gritó Salvador, aun sin poder ponerse de pie.

-Yo…pensé en que podía hacer algo… -Luego de ver el panorama, dejó de hablar y solo dijo – Diana se ha ido… ¿Lo sabías no?

Hubo un silencio por algunos segundos el cual se rompió por parte de Lucifer manteniendo un tono amistoso.

-¡Ho! el  ángel custodio que tenía la misión de protegerte ¿ya no está verdad?... Una lástima quería conocerla, la idea de que los humanos sean tan inútiles que se les tenga que asignar un ser superior para cumplir el plan de mi padre siempre me fascinó… Y está en particular llevó su trabajo más allá de lo que nadie esperaba, ya que nunca destacó en nada entre sus similares. Pero aun así casi consigue detenerme.

Salvador logra ponerse de pie apoyándose en la pared, y comienza a pensar en su siguiente movimiento, viendo los elementos a su alrededor su enemigo estaba armado, detrás de él una luciferista en estado de shock sin poder moverse finalmente a unos metros a su derecha su amigo Emilio… que quizás solo había llegado a verlo ser derrotado por la mayor amenaza para la raza humana.

-¿Estás pensando en sacrificar a tu amigo e irte corriendo? – Pregunto Lucifer – ¿No estás aburrido de que las personas que aprecies mueran por tu culpa?

-¿De qué estás hablando? –Dijo Salvador.

-¡Ho cierto! te borraron la memoria ¿verdad?... bueno eso tienen una solución muy simple.

Lucifer levanto sus mano libre hacía Salvador y chasqueó los dedos en su dirección, los ojos del enviado se pusieron en blanco mientras que un circulo de luz rodeaba su cabeza durante unos segundos y desaparecía con una pequeña explosión.

 *Cien años en el pasado*

Un joven de pelo rubio y vestimenta oscura, se esconde en las sombras afuera de una casa de madera en las afueras de la ciudad de Halmstad  en Suecia, en su mano carga un revolver MK4 negro de 1923, poco a poco va acercándose hasta poder ver el interior, donde había una familia de 4 personas, padre, madre y dos pequeñas niñas que no pasan los 10 años de edad alrededor de una mesa con abundantes platillos de carne y un candelabro que los iluminaba.

Manteniendo el sigilo se acerca a la puerta, saca un cuchillo de su bolsillo derecho y con gran habilidad logra forzar la cerradura haciendo el mínimo sonido. Espera que el padre comience a hablar con el tono alto de voz que lo caracterizaba.

Cuando sintió su oportunidad entró y de un solo disparo en la cabeza acabó con la vida del jefe de familia, la mujer y niñas al verlo gritaron de terror, trataron de escapar pero el hábil asesino corrió detrás de ellas y solo fueron necesarios cuatro presiones del gatillo para terminar con la vida de las restantes miembros de la familia.

El asesino lamentó el desperdicio de una bala adicional y se sentó tranquilamente a comer en la mesa, rodeado por los cadáveres de sus víctimas sin importarle en lo más mínimo la situación.

Minutos más tarde entra un caballero de unos sesenta años, de estatura baja, casi sin pelo en la cabeza, vistiendo un traje gris muy elegante para la época.

-Aleksander, veo que ha sido otro trabajo de primera. –Le habló al hombre que seguía comiendo sin prestar mayor importancia al recién llegado.

-Lo hubiera sido si solo hubiera gastado cuatro balas, pero la niña menor se movía demasiado rápido.

-Siempre tan duro contigo mismo, pero hay motivos para alégrate, con eliminar a la familia Vikander hemos eliminado la oposición más grande que teníamos contra el partido. Así que a partir de aquí viene lo bueno.

-¿Desea que termine el trabajo como me indicó señor Persbrandt? – Preguntó Aleksander sin prestarle mucha atención a otra cosa que no sea la comida.

-Bueno… creo que la política no te interesa – Se dio media vuelta y comenzó a salir de la casa de madera – Si, incinera toda la estructura y los cadáveres en las camas para cuando los encuentren pensaran que murieron en el incendio… Y claro tu pago te llegara de la forma usual.

Luego que terminara de comer, el asesino subió los cadáveres y los colocó cerca de sus camas, tratando de que parezca que murieron en un intento de escape, finalmente culminó su trabajo usando el candelabro para prender fuego a distintas zonas de la casa, encontrarían la escena un mes después cuando sería imposible determinar lo sucedido.

Días después Aleksander, se encuentra en una cocina en Estocolmo con una mujer mayor.

-¡Mamá! ¡Creo que ya están listas las albóndigas!

-Si hijo, ya sácala y comienza a prepararlas para que esté listo el Köttbullar, por favor.

El joven comenzó a manipular los alimentos con mucho cuidado.

-Que amable que fue el señor Persbrandt, al darte el día libre en la fábrica de acero para que pases conmigo mi cumpleaños.

-Sabes que me cobrará el favor enviándome a ver sus otras plantas del país como la otra vez que tuve que ir unos días a Halmstad.

-Es cierto, pero es porque el confía mucho en ti, porque siempre has sido un trabajador honesto.

Aleksander se limitó a emitir un suspiro y fueron interrumpidos por unos golpes en la puerta.

-¡Voy!- Dijo la madre al tiempo que se acercaba a abrir la puerta.

El joven mantenía su atención en los alimentos pero pudo escuchar a su madre decir “Muchas gracias por tomarse la molestia de haber venido, pasen por favor”. Giró y vio al sonriente señor Persbrandt entregando un regalo a su progenitora y detrás de él una bella joven de unos veinte años de cabello rubio.

-No es ninguna molestia, saludar a una dama tan dulce como usted estimada Astrid – Comenzó a hablar el recién llegado – Y debía de traer a Rebecca… ¿Cómo se iba a perder el cumpleaños de su futura suegra?

La joven se sonrojo y con un movimiento nervioso le pidió al señor Persbrandt que por favor guarde silencio.

Al verlos Aleksander dejó las albóndigas y se acercó  a saludar a los recién llegados y con una sonrisa muy hospitalaria, les dijo:

-Bienvenidos, es una agradable sorpresa por favor tomen asiento en breve tendremos la comida lista.

Pasaron algunos años desde ese evento un Aleksander más maduro camina junto a un envejecido Persbrandt por el patio central del palacio de Estocolmo.

-¿Cómo te fue con los hermanos Bergman? – consultaba el anciano.

-Perfecto, no encontraran sus cuerpos en mucho tiempo y pensaran que se perdieron en el bosque mixto sarmático. –Respondió el asesino.

-Excelente… Con esto todos nuestros enemigos de peso en el parlamento han desaparecido fue una tarea de años pero gracias a ti lo hemos conseguido Aleksander.

Se produjo un silencio por un minuto dado que el frio verdugo no mostraba mayor emoción por su trabajo, así que su empleador continuó.

-Creo que ya es tiempo que te desempeñes en actividades de… menor riesgo para ti o tu familia… ¿Cuántos años va a cumplir tu hija?

-El próximo mes celebraremos su tercer cumpleaños –Contestó Aleksander, con un tono más animado – Mi madre y Rebecca están realizando todos los preparativos para ese día.

-Mayor razón para hacer un giro en tu vida, tienes una familia a la cual cuidar. Existe un plaza de jefe de relaciones públicas que podrías ocupar en adelante trabajando aun para mi obviamente. ¿Te interesa?

-Por supuesto – Los ojos de Aleksander brillaron de interes, desde el nacimiento de su hija sus ideas habían cambiado y estaba esperando poder desempeñarse en alguna actividad que no tenga que cubrir con mentiras.

-No se diga más entonces, ven con tu madre y esposa en la noche a cenar a mi casa y con ellas les informaremos del nuevo puesto que ocuparas.

Dicho eso el señor Persbrandt se alejó en otra dirección.

Horas después en la residencia Persbrandt, la cena transcurría con normalidad, hablando de temas triviales relacionados a la política y a la familia de Aleksander, finalmente el anfitrión tomo la palabra.

-Y para culminar esta agradable velada, quiero comunicarles que Aleksander acaba de aceptar esta mañana asumir el cargo de jefe de relaciones públicas de mi equipo, no podría confiar en otra persona para tan delicado puesto.

-¡Eso es genial Aleksander! ¡Felicitaciones! –Comentó Eufórica Rebecca.

-¡Sabía que con tu trabajo honesto llegarías lejos querido hijo! – Dijo conmovida la madre del asesino.

Mientras felicitaban al recién ascendido el señor Persbrandt servía 4 copas de vino.

-Para celebrar probemos este delicioso brebaje recién traído de los viñedos de Blaxsta – Comentó el dueño de casa mientras que entrega las copas a sus tres invitados y reservaba atrás una para él.

Los cuatro brindaron por la prosperidad de su país y el futuro de su partido tomando sus copas de un sorbo.

-Espérame un poco, hay unos documentos que requiero que revises antes que te vayas, ya regreso. –Comento el señor Persbrandt mientras subía al segundo piso de su casa.

La pequeña familia se quedó comentando los detalles de la buena noticia y el ambiente era muy positivo y esperanzador.

Pero a los pocos segundos la madre de Aleksander sintió un fuerte dolor en el estómago que la obligó a arrodillarse al suelo, luego lo mismo sucedió con Rebecca.

-¡Mamá! ¡Rebeca! –Gritó Aleksander con desesperación mientras que recostaba a su anciana madre sobre su pecho – ¡Señor Per….

Los dolores llegaron a Aleksander, mientras veía como con horror las dos mujeres más importantes de su vida, botaban espuma por la boca mientras agonizaban frente a sus ojos sin que el pueda hacer nada.

-Siento que haya sido así… Esperaba que a los tres el veneno de Adelfa en sus copas los afectara por igual pero sabía que era posible que tu tuvieras mayor resistencia – Se les escuchó decir al señor Persbrandt, mientras bajaba las escaleras – Me has servido por muchos años Aleksander, pero también guardas muchos de mis secretos, ahora con una nueva responsabilidad en tu vida es más fácil que por la cantidad adecuada me traiciones… Y no podía acabar solo contigo… Tu familia hubiera comenzado a investigar… Preguntar donde no debía y eventualmente eso me podría comprometer también de alguna forma.

-Hijo… de que está hablan… - Fueron las últimas palabras de la madre de Aleksander, mientras botaba espuma por la boca y derramaba lágrimas de dolor.

-Eres un… - El ya no tan joven asesino trató de levantarse pero el dolor se lo impedía y pudo ver a su mujer a su costado exhalar su último suspiro.

-Me encargaré que tu hijo no sufra una vida de un huérfano – Indicó Persbrandt al momento que abría la puerta de su casa y dejaba entrar a dos jóvenes de aproximadamente veinte años. – Que no sufra, un disparo único será suficiente.

El político cerró la puerta detrás de él y los dos recién llegados sacaron de sus bolsillos un par de revólveres similares a los que Aleksander utilizaba hace algunos años. Al ver el peligro y lleno de odio el más experimentado asesino olvidando todo dolor se levantó y se colocó detrás de uno de los novatos, con un rápido giro sobre su cuello se lo quebró eliminándolo en el acto.

El sobreviviente al ver la habilidad de su enemigo entró en pánico y trato de apuntarle pero este utilizó el cuerpo del recién fallecido como escudo y le era difícil apuntarle, al ver su duda Aleksander le lanza el cadáver para bloquearle la visión e inmediatamente se lanza al piso al tomar el arma de su reciente victima para con un certero disparo en la frente acaba con la otra amenaza.

El dolor es cada vez mayor y comienza a sentir como la boca se le comienza a llenar de espuma pero el odio y la ira por la traición hacen que Aleksander camine hacía la puerta con una solo pensamiento sobrevivir para matar al verdugo de su familia.

Al abrirla el señor Persbrandt está de espaldas observando el cielo y al oír el sonido comenta.

-Un solo disparo… Excelente les espera un gran futuro como mis hombres de confianza.

Al girar el envejecido político solo ve el cañón del revolver apuntándole y detrás los ojos de Aleksander llenos de rabia y furia, lo siguiente es el sonido del disparo que acaba con su vida.

El arma cae al piso, Aleksander ya no tiene más enemigos y comienza a caminar mientras el dolor físico se apodera de él, la ira se va disipando junto con su vida pero en ese momento pasa por su mente los rostros de todas las familias que eliminó durante su vida, seres humanos como él y su familia que ahora yacen muertos, niños como su hija que posiblemente muera de hambre en su casa, y por primera vez en su vida siente el dolor del remordimiento de sus pecados.

Camina unos metros por la calle y llega a un crucifijo de madera donde está tallada la imagen del salvador de la religión cristiana, es allí cuando su piernas le dejan de responder y cae frente a la estructura, con sus brazos se arrastra a tratar de tocarla mientras dice sus últimas palabras.

-Perdón… por favor perdóname…

*Regreso al presente*

Salvador cae de rodillas y se lleva las manos a la cabeza mientras que tiene una visión de su madre y Rebecca agonizando en frente de él con gran dolor.

-¡INTEEEEEE! ¡MOOOOOR! ¡REBECCAAAAAA! – grita con desesperación ante una imagen que solo existe en su mente - ¡Snälla du!.... förlåt mig

Emilio ve a su amigo de rodillas gritando palabras que no entiende y no sabe que hacer para ayudarlo.

El enviado comienza a estirar la mano hacía el rostro de su madre, cuando siente nuevamente un dolor terrible en su estómago y su boca comienza a llenarse de líquido. Pero esta vez no es espuma por veneno, es sangre mientras que ve como su estómago es atravesado por la espada de Dios en la mano de Lucifer.

Las imágenes de la familia que en vida tuvo Salvador desaparecen, al tiempo que el ángel caído lo levanta como si se tratara de un simple pedazo de carne ensartado en un utensilio de cocina, para luego con un fuerte movimiento lanzar el cuerpo del enviado de Dios por los aires y este cae al otro extremo de la habitación.

Tal y como pasó con Diana unas pequeñas luces cubren el cuerpo de quien alguna vez fue un asesino sueco, pero a diferencia de la joven este enviado ya se dio por vencido y desaparece a los pocos segundos con la mirada perdida en el cielo y los ojos cubiertos de lágrimas y remordimiento.

-Bueno, eso fue rápido –Comentó Lucifer aun con su arma en mano la cual estaba llena de la sangre de su víctima. –Con esto el último enviado de mi padre ha fracasado.

Al escuchar estas palabras Emilio que estaba en un estado casi de shock recobra la conciencia y piensa… “Diana ya no está… Salvador fue eliminado… Nuestro ejército está perdiendo…. Todo terminó… Lucifer ha ganado”



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