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El cumpleaños de Rosa

Rosa es una mujer ocupada que tiene un empleo en una pequeña tienda de víveres, su día está lleno de obligaciones en el trabajo y en casa, casi ha olvidado la última vez que pudo dormir una tarde entera, Sin Embargo el cansancio desaparece cada vez que al entrar en casa, sus gemelos de 12 años la reciben en la puerta. Es cierto que a veces tiene grandes deseos de tomar una pausa y simplemente pasar el día en el sofá viendo películas pero al ser madre soltera, no podría permitirse el lujo de faltar ni un día al trabajo.

La mañana de su cumpleaños número 43, Rosa notó en su Pecho Izquierdo un bulto duro, al presionarlo sentía muchísimo dolor y se sintió terriblemente asustada ¿cuánto tiempo había estado ignorando su propio cuerpo? Ni siquiera había notado aquello hasta ese día, mas el trabajo junto a sus crecientes obligaciones la mantuvieron distraída hasta que todo empeoró.

Un desmayo llevó a Rosa a la sala de emergencia un jueves por la tarde, los doctores al ver los resultados de las pruebas de rutina se sintieron un poco confundidos ya que no encontraban nada que justificara la pérdida de conciencia. Volvió a casa percibió que algo iba mal, sus jefes le dieron algunos días libres considerando que aquel incidente se debía al estrés y Rosa se sintió agradecida.

Sin embargo el dolor en su pecho izquierdo seguía atormentándola y haciéndola sentir débil, en su interior notaba como sonaban las alarmas que le advertían de que algo malo estaba sucediéndole a su cuerpo, por lo que decidió acudir a su ginecóloga.

La doctora que siempre la había atendido se mostró muy preocupada por el bulto duro en el pecho de su paciente Rosa, luego de una prueba la noticia se hizo saber inmediatamente…

Rosa tenía cáncer de mama.

Enterarse fue como si la hubieran sumergido en una bañera con hielo, estuvo escuchando pálida todas las opciones que había para enfrentar el cáncer que tenía, sin embargo el panorama no era muy prometedor, pues el tumor estaba avanzado.

Al llegar a casa Rosa estuvo realizando sus quehaceres en total calma, como si estuviera en una especie de trance, no fue hasta que acostó a sus gemelos que pudo tomarse el tiempo para enfrentar su realidad.

Lloró largamente y se sintió estúpida, tanto sufrimiento que pudo haberse evitado si tan solo se hubiera hecho sus pruebas de rutinas anuales, ningún trabajo valía la salud. Pudo haber sacado tiempo si lo hubiese querido, pero era justamente su desinterés lo que la había llevado a esa situación tan terrible.

Sin embargo, ¿de qué sirve arrepentirse, si cuando pudo hacer algo, no lo hizo? Una simple prueba habría detectado a tiempo el cáncer y atacarlo hubiese sido más seguro y efectivo… ahora sólo quedaba la opción de amputarle el pecho izquierdo.

Rosa no quería aceptar aquello, la convertiría en una mutilada para el resto de su vida, pero finalmente estuvo de acuerdo en realizarse la operación, por la esperanza de una mejoría, por tener más días de vida y ver a sus pequeños crecer y convertirse en seres humanos maravillosos.

Hoy en día Rosa sigue trabajando en la tienda de víveres, los clientes al verla no sospechan las grandes batallas que ella tuvo que luchar para lograr mantenerse con vida, para esas personas que solo van a comprar, Rosa es una mujer cualquiera, pero no nos dejemos engañar por las apariencias, el cáncer no diferencia entre razas ni edades, todos estamos en riesgo constante.

Por ello evitemos las batallas previniendo los problemas, realízate una mamografía al año, tu salud y tu vida lo valen.



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