De acuerdo con la UNICEF 159 millones de niñas y 73 millones de niños son abusados cada año. Más del 70% de los perpetradores son familiares o conocidos cercanos del pequeño.

El abuso puede ocurrir con o sin violencia física, con o sin penetración, pero siempre hay violencia psicológica y manipulación porque es un abuso de poder. El uso del secreto y la amenaza son signos distintivos para que el depredador pueda mantener su conducta en el tiempo.

El abusador puede ser también menor de edad, esto sucede cuando hay una marcada diferencia en años entre él y la víctima, por ejemplo un adolescente de 16 años y un niño de 3 años. El niño o la niña no tienen consciencia de la conducta sexual adulta, por ello es tan perturbador.

Actividades sexuales sin contacto físico como exponer al niño a material pornográfico, tomarle fotos o masturbarse delante de el/ella también son abuso.

El niño abusado puede presentar conductas sexualizadas, puede tornarse agresivo, o por el contrario puede retraerse socialmente, puede comenzar a orinarse en la cama y puede rechazar el contacto con algún adulto específico. Todas estas señales deben ser alerta para los padres y cuidadores.

Ante signos conductuales o físicos de abuso sexual infantil hay que buscar ayuda inmediata . Si no se recibe terapia el niño o la niña verá afectado su desarrollo sexual funcional . pudiendo incurrir en conductas de riesgo durante la adolescencia.

Cómo prevenirlo:
Llama a los genitales por su nombre.
Enseña a tus hijos pautas de auto cuidado y respeto por su cuerpo.
Establece comunicación con confianza, sin temas prohibidos.
Supervisa los espacios donde se desenvuelve tu hijo/hija.
Ante señales de alerta o verbalización de abuso por parte del niño no lo desestimes, busca la ayuda de un sexólogo.