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X - Tras la pista

   Cientos de Cazarrecompensas acudieron a la llamada del Emperador, ávidos en bañarse en el oro de los Hierro Negro. Unos eran desarrapados despojos de la sociedad que se buscan de esta forma el pan de cada día, otros caballeros de alta cuna que cansados de la vida en Ventormenta, Forjaz, Orgrimmar, Lunargenta, etc ansían nuevas aventuras.
   El sargento encargado de distribuir las órdenes de busca y captura estuvo hablando con un cazarrecompensas peculiar, un Orco adicto a las manzanas que ademas era un monje instruido por pandaren, algo insólito ya que los monjes buscan la espiritualidad, no se dedican a perseguir a otros.
   Otro cazarrecompensas era un goblin, con pendientes en las orejas y dos enormes dagas cuyo nombre era bastante temido en los bajos fondos. Un ser despiadado y rastrero que como un perro de presa persigue al objetivo hasta cazarlo por unas monedas o por favores. Este pícaro es sigiloso como un camaleón y peligroso ya que puede aparecerte por la espalda cuando segundos antes solo había aire.
   Los caballeros caidos en desgracia permanecian juntos hablando entre ellos, formando posibles alianzas para coger al sanguinario orco y mirando de soslayo al resto de cazarrecompensas de menos cuna que la suya.


   En algún oscuro rincón de la Ciudad de Ventormenta:

- Cabo: Señor, traigo información acerca del orco, ha sido visto por la Montaña Roca Negra. Nuestros agentes en Forjaz informan de que fue avistado en la Garganta de Fuego en mitad de un enfrentamiento entre tropas enanas y tropas Hierro Negro. Según dicen salió de la nada blandiendo 2 hachas y con una furia incontrolada empezó a destrozar y reducir a pulpa sanguinolenta a todo lo que encontró en su camino mientras hablaba en una lengua desconocida. Las hachas fueron encontrados en el cuerpo destrozado del capitán enano y sus mazas han desaparecido.
- Coronel: Teniente, ¿cuando ocurrió ese incidente?
- Teniente: Pues ocurrió hace 3 días, un superviviente pudo volver a Forjaz y .....
- Coronel: ¡Maldita sea! Y un día después destroza la Taberna del Tragapenas y el Emperador Thaurissan le pone precio por su cabeza. ¡Ese maldito orco está fuera de control! Hay que hacer algo.
- Cabo: Señor, nos Han Informado que el objetivo ha sido visto por las Montañas Crestagrana.
- Coronel: Teniente informe a Nuestros Espias en Tuercespina y en Tierras Devastadas. Quiero a Ese Orco atrapado y encadenado, no se puede fallar.
- Teniente: Cabo ya ha oido al Coronel, informe a todos los espias y por si acaso a nuestros espias en Kalimdor.
- Coronel: Teniente, que hay de su socio...
- Teniente: Los espias informan que no sale de Lunargenta, se pasa el dia en las tabernas.
- Coronel: ¡Quiero saber donde está y si se ponen en contacto con el! ¿Entendido?
-Teniente: ¡Si Señor! Por cierto hay otra cosa, nos han informado que el orco partió hace unos meses de Entrañas, por lo que es posible que sea alguna misión secreta de los Boticarios Renegados.
- Coronel: Malditos no muertos, no se que espera nuestro Rey a erradicarlos. ¿Sabemos algo más de que hacia en Entrañas?
- Teniente: No lo sabemos, los Renegados tienen blindadas ciertas partes de la ciudad y acceder es casi imposible, los Guardias de la Muerte controlan los accesos y las Abominaciones detectan a los humanos disfrazados. Se sabe que hizo un alto en el Sepulcro antes de viajar al sur.
- Coronel: Debemos detener a ese orco. Informe al Sargento Gaen de que se presente como cazarrecompensas en la Ciudad Negra, a ver si consigue capturarlo.
- Teniente: ¡A sus ordenes, Señor!


   En las profundidades de la selva de Tuercespina me dirijo a Zul Gurub, otrora poderosa capital del imperio gurubashi, en busca de pistas que puedan ayudarme a deshacerme de mi molesto invitado. No recuerdo nada de lo que pasó desde que estaba en la Garganta de Fuego escondido de los ejércitos que pronto se enfrentarían. Tampoco sé porque llevo ahora 2 mazas enanas con forma de taladro, pero creo que mi invitado si tiene esas respuestas. Debo encontrar a Rhen'ji para que me ayude a resolver mi problema, aunque en un principio no quiera ayudarme sabré convencerle.
   En el camino hasta Tuercespina he tenido que matar a varios agentes Hierro Negro que me han intentado emboscar y gracias a ellos, se que el Emperador ha puesto precio a mi cabeza. A mi lista de "amigos" tengo que añadir a los Hierro Negro, junto a la Alianza y al Culto Crepuscular, ademas de los cazarrecompensas que vengan a por mi; maldigo el dia que me embarque a Rasganorte a combatir al Rey Exánime y su ejercito de no muertos.
   Me encuentro a las puertas de Zul Gurub y un extraño escalofrío me recorre el cuerpo, ya que la ciudad fue tomada cuando los Zandalari se alzaron y los héroes llegaron a la ciudad a acabar con la rebelión. El viento levanta el polvo acumulado en los escalones mientras subo hacia la entrada a la ciudad y siento como las estatuas me observan llegar....



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