FragmentoNo hay realmente nada que apuntar en el diario. Conversemos, ¿con quién? Somos solamente tres personas en todo el carro: ese joven que tomé por americano, pero que, como habla también alemán, resulta holandés, mi compañero y yo. Hay que acudir al conductor solemne del pullman. ¡Cómo se complace en relatar los asaltos que ha presenciado! Sería, si los tuviera yo, cosa de crispar los