Quiero frenar el todo por un instante
y así contemplar los sucesos,
los más recientes desde la hormona,
calcular la salida en porcentajes vagos,
y no detenerme en detalles, porque para ello
bastará el tiempo y los inviernos.
Los asuntos de tiempo mediano,
pensarlos como hechos constructivos
que fueron formando una época, un andar
como un río de llanura que corre sin prisa,
y en él encontrar las fisuras de la soberbia.
Las cosas añosas, las que arman la estructura,
verlas como lo inevitable porque
son los sucesos raíz, la palabra inicial.

Quiero aislar por un instante el tiempo y llevar
el corazón al fondo de la casa, por lo guardado,
al fondo de los años, por los recuerdos,
de la vida, por la piel,
al fondo de los días, por el amor,
del silencio, por mis canciones
y así fabricar nuevos principios,
rearmarlos siempre y volver
a reconstruir la trama que se desgasta
y alistar la sangre en interminables
ejércitos de fuego y dejar que los miedos
sucumban ante los amaneceres.

Quiero llenar por un instante el vacío
dándole lugar a los versos insurgentes
los propios, y los que escriben otros poetas,
construir los acordes de la nueva música
la propia, y las que componen otros músicos.

Quiero limpiar los espacios habitables,
los míos, los tuyos, los de siempre.