Get Even More Visitors To Your Blog, Upgrade To A Business Listing >>

NEMONTEMI JOURNAL

Nueva York, 19 de marzo

Comienzo este diario para dejar mi constancia de estos días aciagos en los que estamos llenos de inseguridades y temores por el coronavirus.

Por razones del corazón comparto información con Ciudad de México y con Sydney; de alguna manera siempre estoy en el tiempo de esos lugares y es inevitable imaginarme ahí tratando de estar en apoyo de mi gente.

¿Qué valor testimonial tendrá este reporte? No lo sé. Pero espero, con suerte, dentro de algunos años desenterrarlo de la maraña de información y apuntes de este periodo oscuro en la historia del planeta y obtener alguna reflexión que me sea útil.

Para entonces, espero que ya habremos superado las desgracias que ahorita solamente se asoman de este lado (En China, en Italia y en España los muertos han sido ya miles, la capacidad de respuesta de sus gobiernos rebasada, aunque en esos lugares la "curva" de la epidemia empieza a descender o a "aplanarse"). De alguna manera no hemos sido tan vulnerados en Nueva York. La esperanza de continuar así es poca, pero sin duda la mantenemos.

Nueva York nunca ha sido silencioso. El volumen de las sirenas de bomberos y ambulancias es particularmente alto y las emergencias son la constante aquí. Incluso en este periodo de cuarentena, desde la altura de mi piso escucho a cada tanto esos estridentes sonidos abriéndose paso por las avenidas, como en cualquier día normal de esta ciudad. ¿Dónde será ahora el incendio, por qué el accidente si el noventa por ciento de nosotros estamos en reclusión voluntaria? Alcanzo a ver las torretas parpadeando por la Sexta Avenida, pasando Herald Square, y perdiéndose subiendo hacia Central Park.

Antier salí a la calle para comprar algunos víveres. Extremé precauciones y tomé nota mental: debía abstenerme de tocarme la cara mientras estuviese afuera. El doorman, con los guantes puestos, me abrió el paso a la mañana fría de Manhattan. Apenas di vuelta a la esquina del edificio, me rebasaron dos personas caminando, una de ellas iba fumando.

Sin desearlo tomé una bocanada profunda del humo del cigarro y me sobresalté pensando que podría provenir de unos pulmones infectados. ¡Maldita sea! Haberme cuidado tanto las dos últimas semanas para venir a contraer la enfermedad de la manera más estúpida. Me tranquilicé, confieso que no del todo, al recordar que este virus no resiste temperaturas mayores a los 26 centígrados. El humo era cálido, provenía de un cigarrillo encendido, el interior de un cuerpo debería estar a 36.5 grados...

Con suerte eso será suficiente, lo sabré en dos semanas si es que antes no me he contagiado con la manija de una canastilla infectada o al agarrar un frasco de mermelada en la tienda. El demonio vive por doce horas adherido a las superficies planas tales como metales y vidrios. En todo eso pensamos.

20 de marzo

Apenas es el viernes. Veo con preocupación los datos y las gráficas en la página mundial acerca de la pandemia. De ayer a hoy hay miles y miles más de contagiados y muertos. Se siente miedo, no importa que uno esté sano.

Cuento del caeme-bien:

Sí, ya sé que te acabas de despertar y con fastidio recuerdas que el coronavirus ronda por el mundo, que el cielo en Manhattan hoy seguirá gris aunque estaremos a 26 bochornosos grados, con lluvia. Y que estarás emparedada un día más.

¡Pero amor, estás conmigo! Qué afortunada eres.

******************************************

Que a partir del domingo empieza el verdadero encierro, dicen. Por más que uno quiere no se le ve la cresta a esta ola, seguimos cuesta arriba. Escucho que de ayer a hoy pasamos de 4000 a 8000 casos confirmados en el estado.

21 de marzo

Así amanecen las estadísticas...la gráfica de la parte inferior izquierda es inquietante. Mientras que China, Corea del Sur y Singapur han logrado contener el virus aplicando cientos de miles de pruebas para detectar y aislar a los portadores asintomáticos, en Europa y Estados Unidos no ha habido esa rapidez ni la capacidad para actuar sistemáticamente, y nuestra curva continúa ascendiendo punto a punto cada día.




En México ayer por la noche reaccionaron y se anunciaron medidas de aislamiento (tardías) para el lunes 23.

Arumi, cuerpo cortado, me avisa su hermano. Ya le envié un mensaje: en dado caso lo indicado es el paracetamol, no el ibuprofen. Que no pase del susto.

Manhattan es como un barco trasatlántico con pasajeros infectados, atracado a la orilla del continente. Los edificios son las chimeneas de esa nave. Se ve el mar y hay capitanes y meseros. Camarotes donde estamos confinados.

Hoy hace exactamente 2 semanas que tuvimos la reunión en la biblioteca Riverside para leer los poemas de la antología 2019 del taller. Han pasado los 14 días de rigor, periodo dentro del cual se incuba el virus y se presentan síntomas, y hasta ahora no tengo noticia que alguno de los poetas que asistimos (con precauciones en los saludos y distancias entre nosotros) esté enfermo, me enteraría muy rápido a través de Facebook. Hoy llamaré a algunos de mis amigos para saludarlos.

Eduardo me pasa lo del saludo maya. Creo que así vamos a saludarnos de aquí en adelante, incluso cuando haya pasado esta crisis:


Una buena: mi papá, 83 años, deja de trabajar a partir de este lunes. Esto en Ciudad de México. Los adultos de 60 y más y las embarazadas deberán permanecer en casa hasta que termine la emergencia, se estima entre uno a dos meses.



  



This post first appeared on NEGRALUZ, please read the originial post: here

Share the post

NEMONTEMI JOURNAL

×

Subscribe to Negraluz

Get updates delivered right to your inbox!

Thank you for your subscription

×