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Sobre algunos enamorados de los libros - Philippe Claudel

 
"(...) el contacto con los libros nuevos le resultaba tan indispensable como el aroma de los fumaderos de opio (...)."









Claudel, Philippe. Sobre algunos enamorados de los libros.
Barcelona: Editorial Minúscula, 2018

De quelques amoureux des livres. Traducció de Lluis Maria Todó.
Col·lecció Tour de force, 17


:::
Què en diu la contraportada...
«Sobre algunos enamorados de los libros a quienes fascinaba la literatura y que aspiraban a convertirse en escritores pero no lo consiguieron por diversas causas relacionadas con las circunstancias, con el siglo en que nacieron, con su carácter, debilidad, orgullo, cobardía, molicie, bravura, o incluso con el azar, que hace de la vida un juguete y de nosotros, en sus manos, tan solo diminutas criaturas, vulnerables y taciturnas.»

Philippe Claudel dedica su libro más irónico y audaz a aquellos que, empeñados en querer escribir, se convirtieron en desafortunadas, patéticas y delirantemente entrañables víctimas de la literatura.

::: Com comença...
Hubo así, durante siglos, viviendo en una opaca e insospechable soledad, unas criaturas que pensaban que lo que surgía de su cerebro y se traducía en un ensamblaje de palabras podía servir a la humanidad. Consolarla, emocionarla, iluminarla. Muchas cosas se perdonaron al pecado del orgullo que animaba aquellos seres. Se les escuchó con atención. A veces fueron homenajeados. Se dio su nombre a las avenidas. Se esculpieron en mármol y bronce sus rostros y sus manos. Fueron admitidos en los más importantes diccionarios, en las enciclopedias. Era justo que sus esfuerzos se vieran prolongados en algún eco. Pero en verdad, tan solo sirvieron para distraer a los mortales de su época. Y sus libros son como mudas que caen en los siglos ciegos y sordos. Porque nada cambia jamás al hombre. Nada remodela la masa con que está hecho de una vez y para siempre. La Historia no existe. El Tiempo no es más que una ilusión, el otro nombre de la esperanza. Porque se necesita una. Si no, ¿qué? (...)

::: Moments...
(Pàg. 22)
& aquel que habría podido ser un escritor inmenso de no haber tenido la mujer que tuvo.

(Pàg. 24)
& aquel jorobado que corría por el faubourg Saint-Marceau en el París de los años 70 y al que todo el mundo conocía porque lo habían visto al menos una vez parando a los transeúntes para explicarles que “los libros le pesaban en el corazón”.

(Pàg. 39)
& aquel erudito brasileño, autor de relatos ligeros, que se encerró en su biblioteca, que además de los suyos contenía seis mil volúmenes, en su mayoría originales, en todo caso muy valiosos, para inmolarse en ella con el deseo de mezclar sus cenizas y las de sus libros con las cenizas de las obras de Dante, Erasmo, Cervantes, Pascal, Voltaire y muchos otros a fin de que nunca jamás se pudieran distinguir una de otras, un deseo que se vio cumplido.

(Pàg. 45)
& aquel autor francés de principios del siglo XXI que había obtenido grandes éxitos de crítica y público en el pasado, pero cuyos libros poco a poco se fueron vendiendo menos, y luengo no se vendieron nada, y que se despertaba cada mañana con una idea prodigiosa para una nueva novela en la cabeza pero que unas horas más tarde, cuando hurgaba en alguna librería de la Rive Gauche, pues el contacto con los libros nuevos le resultaba tan indispensable como el aroma de los fumaderos de opio para quien se ha convertido en adicto a dicha droga, descubría que la última novela de X, o de Y, o de Z, era aquella misma que él acababa de soñar (...).

(Pàg. 51)
& aquel que creía ser el autor de un libro cuando no era más que su personaje.

(Pàg. 54)
& esa muchedumbre anónima en la que dentro de una niebla común se amalgaman todas aquellas y aquellos que algún día escribieron y publicaron un libro, que hace mucho que fueron olvidados y que desaparecieron, libros y autores, al ritmo de la versatilidad de los pueblos y los incendios de las bibliotecas.

(Pàg. 59)
& aquel hombre que lo hizo todo para dejar de escribir, pero a quien la medicina no pudo ofrecer ningún tratamiento sustitutivo.

(Pàg. 62)
& aquella lectora que solo hacía el amor con escritores, con la esperanza de dar a luz a un libro (...).

(Pàg. 76)
& aquel hombre que ejerció el oficio de editor, pero no publicó ni uno de los miles de manuscritos que recibió, pues según él ninguno valía el papel en el que se habría editado ni el tiempo que el lector habría dedicado a su lectura, y que murió arruinado.

(Pàg. 77)
& ese que deseaba ser olvidado y lo consiguió.

(Pàg. 81)
& aquel autor prolífico y famoso, miembro del jurado de los más prestigiosos premios literarios de su país, que dejó de escribir libros cuando tuvo que juzgar los de los demás.

(Pàg. 88)
& aquel hombre que concibió el proyecto de una obra de la que el tiempo estaría excluido, que no tendría ni principio ni fin ni desarrollo, y que no supo jamás que lo que había imaginado no era un libro, sino el universo antes de su creación, un universo del que, por otro lado, él no formaba parte.

(Pàg. 102)
& ese que acusó a Dios de no encontrarle lectores para sus relatos fantásticos y maravillosos, como si Dios estuviera para proporcionar lectores a los autores poco apreciados, Él que no interesó jamás por los libros no escritos por Él, y mucho menos por los de tema fantástico y maravilloso.

(Pàg. 105)
& aquel que se convenció de que para convertirse en escritor bastaba con quererlo.

(Pàg. 108)
& ese que todavía no ha escrito, que no sabe que algún día escribirá y que vive feliz y ligero, en la ignorancia del asunto, sin disfrutar siquiera del hecho de no ser todavía escritor, sin darse cuenta siquiera de la suerte que tiene de no serlo.

::: Què en penso...
Un dels llibres més eficients que he llegit darrerament. De format breu i escriptura concisa però àgil, no només entreté sinó que delecta amb la mirada interior –intel·ligent i mordaç a l’hora- que ofereix sobre la professió d’escriptor.

Philippe Claudel ens presenta un seguit d’històries breus, independents i sense continuïtat, protagonitzades per diferents personatges amb una característica comuna: tots han volgut esdevenir escriptors reconeguts, però han acabat fracassant en l’intent.

Històries en alguns casos tant sols apuntades en un parell de ratlles i en altres casos un pel més detallades encara que només amb un esquifit i fugisser grapat de paràgrafs. En tot cas, històries amb significació completa i, segons com t’ho miris, molt properes a la parèmia.

I és que a Claudel, malgrat l’evident necessitat d’entreteniment que ha de procurar qualsevol obra literària, també li interessa parlar sobre l’acte de la creació literària i (fer) reflexionar sobre la dificultat i duresa de l’escriptura, de la disciplina que es necessita per fer-ho (bé) o del que significa enfrontar-se al full en blanc.

L’autor lorenès tria l’humor com a vehicle per fer transitar totes aquestes histories davant dels ulls del lector. Això sí, és un humor insinuat, sempre de pinzellada fina i intel·ligent que, segons cada història, pot presentar diferents matisos: ironia, tragèdia, patetisme, escepticisme, tendresa, crítica, frustració, desconcert o fins i tot, certa absurditat.

En certs moments, malgrat la sobrietat i l’elegància en l’escriptura de Claudel, les seves històries recorden molt les “Noticies de tres ratlles” de Felix Feneon. Si més no comparteixen una aproximació distesa i telegràfica a la realitat (dramàtica) de la vida.

Encara que, en el cas de Claudel, aquestes micro-històries prenen una rellevància lírica i fins a cert punt melancòlica que destil·la en l’ànima del lector una sensació d’emotivitat permanent durant tota la lectura.

Reflexions per tant, sobre l’escriptura, però també sobre el fracàs i sobre la vocació. Sobre la disciplina i sobre la procrastinació. En aquest sentit, hauria de ser llibre de capçalera per aquells i aquelles que tenen la intenció de dedicar-se a l’escriptura (o de fet, s’hi dediquen). Si més no, llibre obligatori a les escoles d’escriptura per poder prevenir mals posteriors.

::: Altres n'han dit...
Boulevard literario, Mortal y rosa, Libros de Cíbola, La piedra de Sísifo (Alejandro Gamero), Cultur'elle (Caroline Doudet), Des galipettes entre les lignes. 

::: Enllaços:
Philippe Claudel. 
 







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