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ROMANOS EN EXTREMADURA: EL ARCO DE CÁPARRA

La Vía de la plata a su paso por Cáparra
En la Hispania romana los distintos núcleos poblacionales estaban conectados por calzadas de diversa índole e importancia. Muchas de estas vías de comunicación que vertebraban la Península Ibérica eran verdaderas autopistas en el Mundo Antiguo. Hacia el oeste, la conocida como Vía de la Plata -cuyo nombre nada tiene que ver con el comercio argénteo- unía el norte con el sur, Astorga con Mérida, trazando un recorrido jalonado por poblaciones de cierta entidad. 

Vista aérea del yacimiento de Cáparra
Hoy en día, alguna de esas ciudades o pueblos romanos, como Salmantica (Salamanca) son localidades destacadas en nuestra geografía.  Sin embargo, el devenir histórico tenía reservado un destino mucho más tímido a ciertos lugares que en la actualidad no son más que yacimientos rescatados del abandono al que un día fueron condenados. Es el caso de Cáparra -a pocos kilómetros de Plasencia-,  una ciudad romana situada en la provincia de la Lusitania con un posible pasado prerromano que adquirió el estatus de municipio de derecho latino durante el mandato de la dinastía Flavia (69-96 dC).

Pero antes de caer en el olvido en torno al siglo IX, Cáparra fue una ciudad que gozó de buena salud en gran parte debido a su condición de paso obligado. Su origen etimológico, que parece hacer referencia a un lugar de intercambio, nos da pistas de la importancia del municipio en transacciones comerciales en el contexto de la Vía de la Plata. Pero desde luego, lo que nos deja claro que Cáparra fue una ciudad notoria en tiempos romanos son sus espléndidas ruinasque ya empezaron a despertar el interés de eruditos locales y estudiosos nacionales hacia el siglo XVII.

Tetrapylum. Se observan en primer plano los
pedestales para esculturas.
De entre todos los restos localizados hasta el momento en la ciudad destaca por su magnificencia y singularidad el tetrapylum, un arco de cuatro caras situado probablemente en la unión del cardo y el decumano, las dos calles principales de la urbe romana. Los pilares de este monumento sustentan cuatro arcos de medio punto enfrentados dos a dos formando una bóveda de arista en su intersección. Los arcos están decorados por una moldura en el trasdós. Por su parte, los pilares se asientan sobre unos basamentos rematados por una cornisa. En las puertas norte y sur del tetrapylum, las que coincidirían con el decumano,  se encuentran pedestales de esculturas, hoy desaparecidas, que muy posiblemente debido al tamaño de estos podios fueran de carácter ecuestre. Toda esta sección de la construcción está formada por sillares bien tallados que encajan a la perfección entre sí.

La parte superior del arco, con la que se estima que alcanzaría trece metros de altura, cinco más que en la actualidad, ha desaparecido. Tan sólo se conserva un núcleo de opus caementicium que hoy en día corona en el monumento. Los arqueólogos suponen que ese tramo del edificio estuvo compuesto por  un arquitrabe, un friso con cornisa y quizás un ático. 

Gracias a las inscripciones epigráficas que se conservan en el arco sabemos que quien mandó erigir el monumento, Fidius Macer, cumplía los deseos testamentarios de sus progenitores, Marcus Fidius Macer, un destacado ciudano del municipio, y Bolosea. La inscripción rezaba lo siguiente:

BOLOSEA(E) FIDI(O)
PELLI F. MA(CRI. F)
M. FIDIVS MACE(R EX)
TESTAMENTO F (C)

"Marco Fidio Macer, erigió este monumento, según testamento, en honor de Bolosea, hija de Pellio y de Fidio, hijo de Macer"

Miliario hallado en Cáparra

Otros elementos arquitectónicos que nos ayudan a revelar la importancia pretérita de Cáparra son sus termas públicas, un edificio de planta cuadrada compuesto por varias dependencias. Asimismo, en el centro de la  ciudad, que estaba totalmente amurallada, se encuentra el foro al que se accedía a través de tres puertas y donde se encontraba la basílica, la curia y tres templos. También es posible que el municipio contara con un anfiteatro y un acueducto. Además en una campaña arqueológica se halló un miliario de época de Nerón que indica la distancia desde el lugar hasta Emérita Augusta. 

Cáparra comenzó a perder importancia a fines del Imperio romano, pero el tránsito de la Antigüedad a la Edad Media y los cambios poblacionales que se produjeron en este contexto asestaron el golpe definitivo a esta ciudad y  con él se inició la larga agonía que finalizaría antes de la llegada de los musulmanes a ese área de la Península. No obstante, posiblemente, el abandono del otrora destacado municipio romano ha permitido la conservación de su monumento más destacado, el arco cuadrifronte, único de esta tipología en España.

Las ruinas de Cáparra bien merecen una visita.  Cerca del yacimiento hay un centro de interpretación. En esta web encontraréis muy buenas fotos sobre de los restos arqueológicos y en este video podéis haceros una idea de cómo era el arco en época romana.

  


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