En el otoño del año 79 el volcán Vesubio entró en erupción y sepultó la zona en cenizas, flujo piroclástico, gases, muerte y destrucción. Una tragedia. Pero visto con la perspectiva que da el tiempo, y sin quitar peso a la tragedia, lo que hizo el Vesubio con Pompeya y Herculano fue casi un regalo para los investigadores e interesados en esa época romana. El volcán congeló ese momento de la historia y lo retuvo durante siglos, hasta que en el siglo XVIII comenzaron las excavaciones con cierto rigor para volver a aquel momento. Por esto podemos saber muchas cosas, y gran parte de ellas se recogen un ensayo histórico que es casi una guía de viaje a Herculano. Se trata de un libro del joven historiador y escritor Daniel García Varo, que he leído estos días. Es una guía doble, para un hipotético viaje actual como turista a los restos que se conservan y se pueden visitar, y para un viaje en el tiempo.

Pompeya es la ciudad conocida por todos y la más visitada, pero a la vez que ella el volcán sepultó a Herculano. Mucho más pequeña que la primera y más cercana al volcán, Herculano quedó cubierta por completo. Tenía un importante puerto y servía en cierta medida de lugar de descanso para algunas adineradas familias. Por esto las excavaciones en Herculano y su estudio son una sonda a lo largo del tiempo para volver a la vida romana de ese siglo I.

El libro de García Varo recorre casa por casa y es casi una guía de viaje a Herculano

En Herculano, la ciudad del Vesubio, García Varo repasa el descubrimiento y los trabajos de exhumación de la ciudad a lo largo del tiempo. Le sirve ese proceso para hablar, además, de la vida romana y de los romanos. Para ello recorre Herculano casa por casa, literalmente, describiendo las estancias, quién vivía en cada lugar, la decoración, objetos encontrados… Lo hace de manera exhaustiva, quizás demasiado en algunos casos, pero es el compromiso del autor con Herculano, con las construcciones que se le han ido robando al suelo con el paso del tiempo.

La casa de los ciervos, la del tabique de madera, la villa de los papiros… como decía, casa a casa, con sus nombres y hombres, sus peculiaridades y sus curiosidades. Y a partir de ahí nos habla objetos y nos cuenta historias a medida que recorre el lugar. Allí un documento de un caso judicial. En otro lado una inscripción o una pintada. En una pared una cruz cristiana de la que no se sabe muy bien su historia. Allí una letrina. En una terraza una evocadora bañera al aire libre mirando al mar.

Por cierto, Daniel García Varo escribe como si nos los estuviera contando todo en primera persona. Como si nos llevara de paseo por Herculano y lo acompañáramos en una visita a estos restos en la Campania. Este Herculano, la ciudad del Vesubio, está publicado por Almuzara y en sus menos de 250 páginas puede uno aprender unas cuantas cosas. Gracias al buen número de imágenes que van salpicando las páginas, uno tiene la sensación de cercanía con la historia. Tiene la sensación de realidad.

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