Antes de zarpar mi barco dejé esta amenaza: lo contaré a la vuelta.

He vuelto y quiero contarlo.

Aunque tengo la boca llena de palabras que no pronuncio por puro miedo.

En esta  isla hay un volcán con uñas de peces heridos que asoman entre las hojas caídas de las buganvillas. Por el páramo cruzan pastores con rebaños de animales sin nombre que habitan en la frente de los dioses. Un hombre entierra un reloj y avellanas, una mujer cava un pozo hasta que brota un agua azul y despiadada

Creo que alguien se acerca.

Quizás siga luego.