Oye, no es fácil asumir que te mueres, estás tan bien, cantando, asomado al balcón, fumándote la mañana y esa señora de negro de la casa de enfrente es la muerte. Como en las películas te mira, te mira y no es interés, no, es que estás en la lista, tienes el número doce y van a dar las once en el carillón del ayuntamiento.
Vaya días, esa señora que dije, digo, Diego, en un aeropuerto y yo en otro, vuelos equivocados, Aviones Volando Bajo, miedo a volar, niebla en Newark, lluvia en Roma, no hay aeropuerto en Bilbao, anoche lo borró ese mujer que nos mira, tan seria. Miro y remiro en las esquinas por si nos sigue.
Bella, te cuento también que llevo colgado tu peso en mi sexo. Duele, sé lo que me digo, dije, pero estoy disfrazado y ese del espejo convexo no soy yo o ya no me reconozco.
Por cierto, hermosura, empiezo a tener miedo ¿estás segura que no nos ha visto subir al autobús?
Corre, corre.
Bella, te cuento que llevo colgado tu peso en mi sexo. Duele, sé lo que me digo, dije, pero estoy disfrazado y ese del espejo convexo no soy yo o ya no me reconozco.
No es fácil asumir que te mueres, estás tan bien, cantando, asomado al balcón, fumándote la mañana y esa señora de negro de la casa de enfrente es la muerte. Como en las películas te mira, te mira y no es interés, no, es que estás en la lista, tienes el número doce y van a dar las once en el carillón del ayuntamiento.
Vaya días, esa señora que dije, digo, Diego, en un aeropuerto y yo en otro, vuelos equivocados, aviones volando bajo, miedo a volar, niebla en Newark, lluvia en Roma, no hay aeropuerto en Bilbao, anoche lo borró ese mujer que nos mira, tan seria. Miro y remiro en las esquinas por si nos sigue.
Corre, corre.
Por cierto, hermosura, empiezo a tener miedo ¿estás segura que no nos ha visto subir al autobús?