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El mito de la unidad peronista se ha roto (en 1951)


por Oscar Cuervo

El problema es que el sentido del peronismo está en disputa: Alberto Fernández, Daer, el Chino Navarro, Pérsico, Bossio, gran parte de los gobernadores se dicen peronistas, pero basta con ver lo que hacen en la práctica: darle gobernabilidad al régimen de la AEA, la UIA, la Rural y los capitales financieros. Son peronistas de Menem, que quieren retomar la conducción del espacio del que fueron desplazados por el kirchnerismo. Deskirchnerizar es su objetivo (alguien lo llama eufemísticamente desconurbanizar, pero quiere decir que hay que sacar a Cristina del medio). 

Lo que no pueden aceptar no es una supuesta lista que arma Cristina con su lapicera, sino un programa de real oposición al macrismo. Lo único que quieren es Ganar, no importa ganar qué ni ganar para qué.

Que el peronismo es un sentido en disputa no es una novedad de la hora: es algo que se sabe desde que se obligó a renunciar a Evita el 22 de agosto de 1951. En ese entonces ya con decirse peronista no bastaba: había que ser más específicos. Ser Peronista fue un enunciado pendiente de determinación en 1974 y esa indeterminación condujo a una catástrofe humana de la que me eximiré de dar detalles.

Esa disputa por el sentido de ser peronista condujo al pueblo argentino a la encerrona de las internas abiertas de 1988, con Coti Nosiglia operando en favor de Menem. Un año antes el peronismo renovador de Antonio Cafiero había vencido al radicalismo en la provincia, pero Cafiero calentó la pava y Menem se tomó el mate durante 10 años. ¿Alguien se acuerda de aquellos mates, de aquellos años, 1989-1999, peronistas? Ahí el peronsimo ganó y entonces muchos creyeron que ser peronista es ganar y que la derrota es una objeción.

El que no tiene incorporada la derrota como vivencia íntima no sabe nada de política, nada. No sabe lo que saben los que enfrentaron el terrorismo de estado, los que murieron, los que lo enfrentaron y vivieron. ¿Es posible unir la experiencia de esas derrotas con la desesperación de aferrarse al partido del poder? No.

La salida fácil es decir que Menem no era peronista. El problema es que ya en ese entonces el peronismo era un sentido en disputa.

Los años kirchneristas resetearon el sentido de ser peronista. Muchos, que no eran nada en 2007, que eran publicistas, standuperos, poetas de cenáculos, borrachos de salón, académicos, en 2005, 2006, 2007 se hicieron peronistas. Néstor y Cristina eran peronistas desde siempre, pero la identidad no es transitiva. Lo que perdura de democratizador, antioligárquico, progresivo, agonista, emancipador, de aquel impulso peronista de 1945, el que detestaron los gorilas de aquel entonces, está en el kirchnerismo. Ahí reside la unidad histórica. Pero en el conglomerado que se sumó a los años kirchneristas pervivía una parte importante del partido del poder, que habían sido menemistas y en 2013 empezaron a volver a serlo. El artífice de esa deskirchnerización fue, casualmente, Alberto Fernández, el peronista de todos los peronismos. El volvió hace un mes y medio al peronismo, para realinearlo. Antes fue renovadorista o neovandorista, que es la misma mierda con las letras cambiadas. El renovadorismo neovandorismo. Son los que trabajaron para que triunfe macri con el verso de la ancha avenida del medio. Son los que dicen que el peronismo es el partido del poder y creen que una derrota es una objeción. Es la versión del peronismo que les gusta a Morales Solá y Jorge Asís.

¿Son peronistas los neovandoristas? ¿Son peronistas Pichetto, De La Sota, Roberto Fernández de la UTA, Héctor Daer, Katopodis, Juan Carlos Schmid? Una de dos: peronista es todo aquel que se dice peronista o hay que prestar atención a sus prácticas concretas. Ninguna de las dos: ser peronista es un sentido en disputa.

Yo creo que con decir que uno es peronista no basta. Nunca bastó. Cosa significa essere peronista oggi? Ser peronista no es tener la vaca atada, no es ser bilardista de la política. Ese tipo de peronistas lo que quieren es ganar siempre. Algunos lo logran: Pichetto, por caso.

¿Quiero yo ser peronista en ese sentido? Esa es la pregunta que creo que hay que hacerse. Es demasiado bobo o demasiado cretino decirse peronista sin haberse hecho esta pregunta.

En la Argentina macrista ser peronista es no definir nada y lo que hoy hace falta es definirse. ¿En qué posición de esta agonía -agonía que dura al menos desde 1951, cuando el peronismo estaba en el poder, no cuando "perdió"- quiero estar? Los que están preocupados ante todo por ganar, no son capaces ni de hacerse esta pregunta. Antes deberían preguntarse ganar qué, ganar para qué.

Es preciso tener una posición política antes de las elecciones y dejar que el pueblo vote. Y que gane el más mejor.


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