Una amor entre un andaluz y una mexicana que pudo con la distancia. Ambos se conocieron en Sevilla y se desplazaron de nuevo a la capital andaluza desde Chile, donde viven, para celebrar su boda el pasado 12 de septiembre de 2015.
Su historia de amor
La historia de amor de Edith y Antonio Gabriel comenzó en 2007, en Sevilla. Donde ella terminaba sus estudios y Antonio se encontraba trabajando. Una noche, Inma, amiga de Antonio y compañera de piso de Edith, los presentó. Edith tuvo que volver a su país, México, pero la distancia no les separó y mantuvieron el contacto hasta que 9 meses después se reencontraron en Santiago de Chile. A los 4 años de relación se prometieron. Y aunque solo contaban con 2 meses para preparar su Boda, Ángela, de De Boda con Ángela fue capaz de organizar la boda perfecta.
Vestido y complementos
Edith se enfundó en un precioso vestido de Rosa Clará. El modelo Efigie de la colección 2016. Al look le añadió joyas de Majorica. Los zapatos, de Pilar Burgos y en color lila, destacaban sobre el resto de elementos.
El peluquero Javier Mascareña fue el encargado del maquillaje y el peinado, un moño bajo que se completó con un tocado de plata envejecida de Lina.
Antonio Gabriel lució un elegante traje chaqueta en color azul marino y chalequillo de piqué blanco de Álvaro Moreno. Corbata azul con lunares en blanco y pañuelo de El Ganso.
El ramo de la novia estaba compuesto por rosas inglesas y de pitiminí, lisiantus y suculentas, para evocar a México, la tierra de Edith.
Ceremonia y celebración
Tanto la ceremonia como el banquete se celebraron en el Restaurante Río Grande, en el barrio de Triana, Sevilla. La ceremonia civil tuvo lugar en la Terraza de los limoneros del restaurante y la cena en el salón Reina Sofía. Allí pudieron disfrutar de las vistas al Río Guadalquivir, la Torre del oro y la Giralda. Disfrutaron del baile en el salón Bitácora.
Todos los detalles
Toda la celebración estuvo cargada de detalles, muchos de ellos haciendo referencia al país de origen de la novia. Las invitaciones fueron diseñadas por ELCHINOVIENE ESTUDIO. Unas invitaciones de estilo vintage. Además obsequiaron a todos los invitados con un separador de páginas de la misma firma. Las invitadas recibieron un alhajero de cerámica y ellos un sombrero de charro. Ambos detalles artesanales traídos de Jalisco, México.
La madre y la hermana de Edith obsequiaron a los novios con un porta alianzas con una caricatura suya. Una vez dado el “sí, quiero”, tanto los novios como los invitados soltaron unos globos a la vez que pedían un deseo.
Una vez finalizada la ceremonia Antonio preparó una sorpresa a su mujer. “Los Monchos” entraron cantando algunas de las canciones mexicanas favoritas de Edith, que puso en pie a todos los invitados.
Durante el baile, el matrimonio preparó para sus invitados una coreografía con toques de los años 20 con la canción Let’s Do It (Let’s Fall in Love) de Alanis Morissette.
Ángela, la wedding planner, preparó para la pareja un emotivo vídeo con fotografías desde su niñez hasta momentos con su familia y amigos.
La torta de chocolate, de los reposteros del Restaurante Río Grande, estuvo coronada con la catrina y el catrín. Dos figuras tradicionales de México que representan una muerte feliz como continuación de una vida juntos y felices.
Organización de la boda
Gracias al trabajo de los profesionales de De Boda con Ángela todo pudo salir a la perfección. Con tan solo dos meses de antelación y la comunicación vía Whatsapp o Skype, ya que la pareja vive en Chile, Ángela les propuso las mejores opciones siempre respetando sus gustos y personalidad. Una semana antes del enlace los novios viajaron a Sevilla para ultimar los detalles.
El momento más emotivo
Nati Aranda, una de las mejores amigas de la pareja leyó un precioso mensaje durante la ceremonia. Sus palabras conmovieron a los novios que no pudieron impedir que salieran a la luz unas lágrimas de emoción. Al igual que sucedió con los votos que prepararon para darse el “sí, quiero”.
Su rincón favorito
Uno de los lugares favoritos para la pareja durante la velada fue el embarcadero. Un momento romántico después de la ceremonia en el que pasaron juntos sus primeros minutos como matrimonio, haciéndose fotografías y disfrutando solos del río, la luna y las preciosas vistas.
Su luna de miel
A la mañana siguiente Antonio y Edith se desplazaron a Toledo, donde tuvieron una escapada romántica en el Parador de Toledo. Meses después viajaron a Puerto Vallarta en Jalisco, México, donde disfrutaron de la playa en un precioso Resort.
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