Para ponernosrealmente lindas no alcanza con saber maquillarse los ojos. También hay que aprender a trabajar la boca, el mentón, las mejillas.

Aquí te enseñamos los pasos a seguir para estar divina.



Base: Hay cinco puntos de aplicación de la base de maquillaje que sirven para marcar las zonas y desde donde debe esfumarse para lograr transparencia y una unificación perfecta del color. Los puntos son: frente, nariz, mentón y ambas mejillas. Se aplica preferentemente con una esponjita. Si no, con los dedos.

Corrector: El corrector debe ser puesto en las zonas de oscuridad y de pigmentación rojiza. Pero, cuidado: el corrector no tapa las arruguitas, por el contrario las acentúa más.
Es un gran aliado de la belleza, pero no opera milagros. Es preferible aplicar menos cantidad y que el conjunto sea armónico, a que pretendamos corregir tanto que el resultado sea recargado. El corrector se aplica con las yemas de los dedos, pero lo mejor es hacerlo con un pincel.

Polvo: Si el polvo es compacto, se puede aplicar con brocha. Si es volátil, con un cisne o, simplemente, con un disco de algodón. Su función consiste en fijar el maquillaje cremoso y opacar las zonas de alto brillo, como la frente, la nariz y el mentón. Todavía no estamos demasiado acostumbradas a usarlo, pero lentamente lo vamos incorporando a nuestro portacosméticos.

Rubor: Por un lado, ayuda a resaltar los pómulos y a brindar un aspecto saludable y luminoso. También sirve para dar forma a la cara y es un gran elemento de corrección. Hay diversos trucos para ubicarlo bien. Uno consiste en poner boca de conejo, frunciendo los labios. Otros profesionales sugieren sonreír con la boca muy abierta y los dientes bien cerrados. En ambos casos, queda marcado el pómulo.
En cuanto al maquillaje, la aplicación del rubor depende del efecto que se quiere crear. Para dar color, poner rubor sobre los pómulos. Para afinar los rasgos, colocarlo debajo de los pómulos, de modo de "hundir" visualmente la zona.