En los últimos días las noticias de mi país son dolorosas, a un grado que llorar al ver imágenes de mis compatriotas caminando para huir del desastre que ha creado el gobierno es algo que se repite varias veces al día. Todas mis redes sociales están inundadas de reportajes de familias que recorren carreteras para buscar la prosperidad en países vecinos. Yo que vivo fuera de mi país hace casi 8 años, no entiendo aún como es posible que llegáramos hasta acá. Estos 8 años fuera me han traído la mayor felicidad del mundo, mis dos hijos, pero siempre hay una nostalgia de que conozcan sus raíces. No Quiero que la referencia que tienen de Venezuela sea este desastre y este pesar. Quiero que conozcan la Venezuela que yo viví, la Caracas que caminé, las carreteras en cola que tomé, las playas y pueblos donde conocí gente con sonrisas amplias y generosas. La Venezuela que abre puertas, como lo hicieron con sus abuelos. En las noches inventamos historias de aventuras recorriendo playas margariteñas y escalando picos desde donde se ve el caribe. Ahora me provoca escribir las historias de mi juventud para que no me roben los recuerdos. Quiero que alguien pinte mi memoria y queden grabado todo lo bueno que tiene Venezuela. No voy a dejar que me lo roben! y quiero sembrar lo bonito de mi país en sus corazones.