No se sabe exactamente, pero los historiadores creen que el jabón ha sido creado por los fenicios alrededor de 600 a. C. En esa época, el Producto era hecho por medio de la grasa del carnero. Y de sustancias contenidas en las cenizas solubles en agua.

A lo largo de la historia del jabón, el proceso de obtención del producto poco evolucionó, teniendo el método de la Antigüedad permanecido por siglos.

Los árabes fueron los primeros pueblos a crear el jabón sólido y el proceso de saponificación.

Técnica que consistía en la ebullición de sosa cáustica, grasa animal y aceites naturales.

Cuando los turcos invadieron el Imperio Bizantino, la práctica del uso del producto pasó a ser difundida por toda Europa.

Al penetrar en la Península Ibérica, el jabón pasó a contener aceite de oliva.

Contribución española que dejó su perfume mucho más agradable.

Sin embargo, hasta ese momento el jabón era un producto muy exclusivo

Siendo inusual incluso para algunos nobles.

Se trataba de un artículo de lujo, a menudo ofrecido como regalo a reyes, reinas y altas autoridades.

Tal realidad comenzó a cambiar a partir del siglo XIX.

Cuando éste comenzó a ser producido a gran escala, realidad que permitió la masificación de su uso.

Después de la eclosión de la Primera Guerra Mundial y la consiguiente falta de alimentos en todo el continente europeo, las tradicionales grasas y aceites usados en la fabricación del jabón se tornaron escasas, aspecto que hizo necesaria la concepción de métodos alternativos.

En la década de los 50, con el desarrollo de la industria química y el ajuste de las fórmulas, se constató un bajo índice de alergia al uso de jabones, además de una disminución en su costo.

Hoy en día podemos encontrar miles de marcas, olores y tipos de jabones, tanto en pastilla como liquido.

El jabón es un elemento de uso personal y diario muy importante en nuestra vida.

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