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EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS

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EVANGELIO SEGÚN SAN MARCOS
I
Predicación de Juan el Bautista :
Principio del evangelio (de las buenas nuevas) de Jesucristo (Jesús) el Mesías, Hijo de Dios.
Como está escrito en el profeta Isaías: HE AQUI, YO ENVIO MI MENSAJERO DELANTE DE TI, EL CUAL PREPARARA TU CAMINO. VOZ DEL QUE CLAMA EN EL DESIERTO: 'PREPAREN EL CAMINO DEL SEÑOR, HAGAN DERECHAS SUS SENDAS.
Juan el Bautista apareció en el desierto predicando (proclamando) el bautismo de arrepentimiento para el perdón de pecados. Acudía a él toda la región de Judea, y toda la gente de Jerusalén (Ciudad de Paz), y confesando sus pecados, eran bautizados por él en el río Jordán. Juan estaba vestido de pelo de camello, tenía un cinto de cuero a la cintura, y comía langostas (saltamontes) y miel silvestre. Y predicaba (proclamaba), diciendo: Tras mí viene Uno que es más poderoso que yo, a quien no soy digno de inclinarme y desatar la correa de Sus sandalias. Yo los bauticé a ustedes con agua, pero El los bautizará con el Espíritu Santo.

El bautizo de Jesús :
Sucedió que en aquellos días Jesús vino de Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. Inmediatamente, al salir del agua, vio que los cielos se abrían, y que el Espíritu descendía sobre El como una paloma; y vino una voz de los cielos, que decía: "Tú eres Mi Hijo amado, en Ti Me he complacido."

Jesús es tentado en el desierto :
Enseguida el Espíritu Lo impulsó a ir al desierto. Y estuvo en el desierto cuarenta días, siendo tentado por Satanás; y estaba entre las fieras, y los ángeles Le servían.

Jesús comienza su actividad (Ministerio) en Galilea :
Después que Juan había sido encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando (proclamando) el evangelio (las buenas nuevas) de Dios. “El tiempo se ha cumplido, decía, y el reino de Dios se ha acercado; arrepiéntanse y crean en el evangelio.”

Jesús llama a cuatro pescadores :
Mientras caminaba junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés, hermano de Simón, echando una red en el mar, porque eran pescadores. Y Jesús les dijo: "Vengan conmigo, y Yo haré que ustedes sean pescadores de hombres." Dejando al instante las redes, ellos Lo siguieron.
Yendo un poco más adelante, Jesús vio a Jacobo (Santiago), el hijo de Zebedeo, y a su hermano Juan, los cuales estaban también en la barca, remendando las redes. Al instante los llamó; y ellos, dejando a su padre Zebedeo en la barca con los jornaleros, se fueron con Jesús.

Un hombre que tenía un espíritu impuro :
Entraron en Capernaum; y enseguida, en el día de reposo, Jesús entró en la sinagoga y comenzó a enseñar. Y se admiraban de Su enseñanza; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. En ese momento estaba en la sinagoga de ellos un hombre con un espíritu inmundo, el cual comenzó a gritar: ¿Qué tienes que ver con nosotros, Jesús de Nazaret? ¿Has venido a destruirnos? Yo sé quien Tú eres: el Santo de Dios. Jesús lo reprendió, diciendo: "¡Cállate, y sal de él!" Entonces el espíritu inmundo, causándole convulsiones al hombre, gritó a gran voz y salió de él. Y todos se asombraron de tal manera que discutían entre sí, diciendo: ¿Qué es esto? ¡Una enseñanza nueva con autoridad! El manda aun a los espíritus inmundos y Le obedecen. Enseguida Su fama se extendió por todas partes, por toda la región alrededor de Galilea.

Jesús sana a la suegra de Simón y a muchos otros enfermos :
Inmediatamente después de haber salido de la sinagoga, fueron a casa de Simón y Andrés, con Jacobo (Santiago) y Juan. La suegra de Simón estaba en cama con fiebre, y enseguida hablaron a Jesús de ella. Él se le acercó, y tomándola de la mano la levantó, y la fiebre la dejó; y ella les servía.
A la caída de la tarde, después de la puesta del sol, trajeron a Jesús todos los que estaban enfermos y los endemoniados. Toda la ciudad se había amontonado a la puerta. Y sanó a muchos que estaban enfermos de diversas enfermedades, y expulsó muchos demonios; y no dejaba hablar a los demonios, porque ellos sabían quién era El.

Jesús recorre Galilea predicando (Anuncia la buenas noticias) :
Levantándose muy de mañana, cuando todavía estaba oscuro, Jesús salió y fue a un lugar solitario, y allí oraba. Simón y sus compañeros salieron a buscar a Jesús. Lo encontraron y Le dijeron: Todos Te buscan. Jesús les respondió: "Vamos a otro lugar, a los pueblos vecinos, para que Yo predique también allí, porque para eso he venido." Y fue por toda Galilea, predicando (proclamando) en sus sinagogas y expulsando demonios.

Jesús sana a un leproso :
Un leproso vino rogando a Jesús, y arrodillándose, Le dijo: Si quieres, puedes limpiarme. Movido a compasión, extendiendo Jesús la mano, lo tocó y le dijo: "Quiero; sé limpio." Al instante la lepra lo dejó y quedó limpio. Entonces Jesús lo despidió enseguida amonestándole severamente: "Mira," le dijo, "no digas nada a nadie, sino ve, muéstrate al sacerdote y ofrece por tu limpieza lo que Moisés ordenó, para testimonio a ellos." Pero él, en cuanto salió comenzó a proclamarlo abiertamente y a divulgar el hecho, a tal punto que Jesús ya no podía entrar públicamente en ninguna ciudad, sino que se quedaba fuera en lugares despoblados; y venían a El de todas partes.

II
Jesús perdona y sana a un paralítico:
Cuando Jesús entró de nuevo en Capernaum varios días después, se oyó que estaba en casa. Y se reunieron muchos, tanto que ya no había lugar ni aun a la puerta; y El les explicaba la palabra.
Entonces vinieron y Le trajeron un paralítico llevado entre cuatro hombres. Como no pudieron acercarse a Jesús a causa de la multitud, levantaron el techo encima de donde El estaba; y cuando habían hecho una abertura, bajaron la camilla en que estaba acostado el paralítico. Viendo Jesús la fe de ellos, dijo al paralítico: "Hijo, tus pecados te son perdonados." Pero estaban allí sentados algunos de los escribas, los cuales pensaban en sus corazones: ¿Por qué habla Este así? Está blasfemando; ¿quién puede perdonar pecados, sino sólo Dios? Al instante Jesús, conociendo en Su espíritu que pensaban de esa manera dentro de sí mismos, les dijo: "¿Por qué piensan estas cosas en sus corazones? ¿Qué es más fácil, decir al paralítico: 'Tus pecados te son perdonados,' o decirle: 'Levántate, toma tu camilla y anda'? Pues para que sepan que el Hijo del Hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados," dijo al paralítico:   "A ti te digo: levántate, toma tu camilla y vete a tu casa." Y él se levantó, y tomando al instante la camilla, salió a la vista de todos, de manera que todos estaban asombrados, y glorificaban a Dios, diciendo: "Jamás hemos visto cosa semejante."

Jesús llama a Leví (Mateo) :
Jesús salió de nuevo a la orilla del mar, y toda la multitud venía a Él, y les enseñaba. Al pasar, vio a Leví (Mateo), hijo de Alfeo, sentado en la oficina de los tributos, y le dijo: "Sígueme." Y levantándose, Lo siguió. Y sucedió que estando Jesús sentado a la mesa en casa de Leví (Mateo), muchos recaudadores de impuestos y pecadores estaban comiendo con Jesús y Sus discípulos; porque había muchos de ellos que Lo seguían. Cuando los escribas de los Fariseos vieron que Él comía con pecadores y recaudadores de impuestos, decían a Sus discípulos: ¿Por qué El come y bebe con recaudadores de impuestos y pecadores? Al oír esto, Jesús les dijo: "Los que están sanos no tienen necesidad de médico, sino los que están enfermos; no he venido a llamar a justos, sino a pecadores."

Jesús enseña sobre el ayuno :
Los discípulos de Juan y los Fariseos estaban ayunando; y vinieron y dijeron a Jesús: ¿Por qué ayunan los discípulos de Juan y los discípulos de los Fariseos, pero Tus discípulos no ayunan? Y Jesús les respondió: "¿Acaso pueden ayunar los acompañantes del novio mientras el novio está con ellos? Mientras tienen al novio con ellos, no pueden ayunar. "Pero vendrán días cuando el novio les será quitado, y entonces ayunarán en aquel día. Nadie pone un remiendo de tela nueva en un vestido viejo, porque entonces el remiendo al encogerse tira de él, lo nuevo de lo viejo, y se produce una rotura peor. Y nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque entonces el vino romperá el odre, y se pierden el vino y también los odres; sino que se echa vino nuevo en odres nuevos."

Los discípulos arrancan espigas de trigo en sábado :
Aconteció que un día de reposo Jesús pasaba por los sembrados, y Sus discípulos, mientras se abrían paso, comenzaron a arrancar espigas. Entonces los Fariseos Le decían: Mira, ¿por qué hacen lo que no es lícito en el día de reposo? Jesús les contestó: "¿Nunca han leído lo que David hizo cuando tuvo necesidad y sintió hambre, él y también sus compañeros; cómo entró en la casa de Dios en tiempos de Abiatar, el sumo sacerdote, y comió los panes consagrados que no es lícito a nadie comer, sino a los sacerdotes, y dio también a los que estaban con él?" Y El continuó diciéndoles: "El día de reposo se hizo para el hombre, y no el hombre para el día de reposo. "Por tanto, el Hijo del Hombre es Señor aun del día de reposo."

III

Jesús sana a un enfermo en sábado (El hombre de la mano seca)
Otra vez entró Jesús en una sinagoga; y había allí un hombre que tenía una mano seca (paralizada). Y Lo observaban para ver si lo sanaba en el día de reposo, para poder acusar a Jesús. Y Jesús le dijo al hombre que tenía la mano seca: "Levántate y ponte aquí en medio." Entonces Jesús dijo a los otros: "¿Es lícito en el día de reposo hacer bien o hacer mal, salvar una vida o matar?" Pero ellos guardaban silencio. Y mirando con enojo a los que Lo rodeaban, y entristecido por la dureza de sus corazones, le dijo al hombre: "Extiende tu mano." Y él la extendió, y su mano quedó sana. Pero cuando los Fariseos salieron, enseguida comenzaron a tramar con los Herodianos en contra de Jesús, para ver cómo Lo podrían destruir.
Entonces Jesús se retiró al mar con Sus discípulos, y una gran multitud de Galilea Lo siguió. Y también de Judea, de Jerusalén, de Idumea, del otro lado del Jordán, y de los alrededores de Tiro y Sidón, una gran multitud, que al oír todo lo que Jesús hacía, vino a Él. Y dijo a Sus discípulos que tuvieran lista una barca para Él por causa de la multitud, para que no Lo oprimieran; porque Él había sanado a muchos, de manera que todos los que tenían aflicciones, para tocar a Jesús, se echaban sobre Él. Y siempre que los espíritus inmundos veían a Jesús, caían delante de Él y gritaban: "Tú eres el Hijo de Dios." Pero Él les advertía con insistencia que no revelaran Su identidad.

Jesús escoge a los doce apóstoles :
Después Jesús subió al monte, llamó a los que Él quiso, y ellos vinieron a Él. Designó a doce, para que estuvieran con Él y para enviarlos a predicar, y para que tuvieran autoridad de expulsar demonios.
Designó, pues, a los doce: Simón (a quien puso por nombre Pedro), Jacobo (Santiago), hijo de Zebedeo, y Juan hermano de Jacobo (a quienes puso por nombre Boanerges, que significa: "Hijos del Trueno"); Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Jacobo (Santiago), hijo de Alfeo, Tadeo, Simón el Cananita; y Judas Iscariote, el que también Lo entregó.

Acusación contra Jesús (Blasfemia contra el Espíritu Santo) :
Jesús llegó a una casa, y la multitud se juntó de nuevo, a tal punto que ellos ni siquiera podían comer. Cuando Sus parientes oyeron esto, fueron para hacerse cargo de Él, porque decían: Está fuera de sí. Y los escribas que habían descendido de Jerusalén decían: Tiene a Beelzebú; y expulsa los demonios por medio del príncipe de los demonios. Llamándolos junto a Él, Jesús les hablaba en parábolas: "¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? Si un reino está dividido contra sí mismo, ese reino no puede perdurar. Si una casa está dividida contra sí misma, esa casa no podrá permanecer. Y si Satanás se ha levantado contra sí mismo y está dividido, no puede permanecer, sino que ha llegado su fin. Pero nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes si primero no lo ata; entonces podrá saquear su casa. En verdad les digo que todos los pecados serán perdonados a los hijos de los hombres, y las blasfemias con que blasfemen, pero cualquiera que blasfeme contra el Espíritu Santo no tiene jamás perdón, sino que es culpable de pecado eterno." Porque decían: "Tiene un espíritu inmundo."

La madre y los hermanos de Jesús :
Entonces llegaron Su madre y Sus hermanos, y quedándose afuera, mandaron a llamar a Jesús.  Y había una multitud sentada alrededor de Él, y Le dijeron: Tu madre y Tus hermanos están afuera y Te buscan. "¿Quiénes son Mi madre y Mis hermanos?" les dijo Jesús. Y mirando a los que estaban sentados en círculo alrededor de Él, dijo: "Aquí están Mi madre y Mis hermanos. "Porque cualquiera que hace la voluntad de Dios, ése es Mi hermano, y hermana y madre."

IV

La parábola del sembrador :
Comenzó Jesús a enseñar de nuevo junto al mar; y se llegó a Él una multitud tan grande que tuvo que subirse a una barca que estaba en el mar, y se sentó; y toda la multitud estaba en tierra a la orilla del mar.
Les enseñaba muchas cosas en parábolas, y les decía en Su enseñanza: "Escuchen: El sembrador salió a sembrar; y al sembrar, una parte de la semilla cayó junto al camino, y vinieron las aves y se la comieron. Otra parte cayó en un pedregal donde no tenía mucha tierra; y enseguida brotó por no tener profundidad de tierra. Pero cuando salió el sol, se quemó, y por no tener raíz, se secó. Otra parte cayó entre espinos, y los espinos crecieron y la ahogaron, y no dio fruto. Y otras semillas cayeron en buena tierra, y creciendo y desarrollándose, dieron fruto, y produjeron unas a treinta, otras a sesenta y otras a ciento por uno." Y añadió: "El que tiene oídos para oír, que oiga."

¿Por qué Jesús enseña con parábolas? :
Cuando Jesús se quedó solo, Sus seguidores junto con los doce Le preguntaban sobre las parábolas. "A ustedes les ha sido dado el misterio del reino de Dios," les decía, "pero los que están afuera reciben todo en parábolas; para que VIENDO, VEAN PERO NO PERCIBAN, Y OYENDO, OIGAN PERO NO ENTIENDAN, NO SEA QUE SE CONVIERTAN Y SEAN PERDONADOS."

Jesús explica la parábola del sembrador :
También les dijo: "¿No entienden esta parábola? ¿Cómo, pues, comprenderán todas las otras parábolas? "El sembrador siembra la palabra. Estos que están junto al camino donde se siembra la palabra, son aquéllos que en cuanto la oyen, al instante viene Satanás y se lleva la palabra que se ha sembrado en ellos. Y de igual manera, éstos en que se sembró la semilla en pedregales son los que al oír la palabra enseguida la reciben con gozo; pero no tienen raíz profunda en sí mismos, sino que sólo son temporales. Entonces, cuando viene la aflicción o la persecución por causa de la palabra, enseguida se apartan de ella. Otros son aquéllos en los que se sembró la semilla entre los espinos; éstos son los que han oído la palabra, pero las preocupaciones del mundo, y el engaño de las riquezas, y los deseos de las demás cosas entran y ahogan la palabra, y se vuelve estéril. Y otros son aquéllos en que se sembró la semilla en tierra buena; los cuales oyen la palabra, la aceptan y dan fruto, unos a treinta, otros a sesenta y otros a ciento por uno."

El ejemplo de la lámpara :
También Jesús les decía: "¿Acaso se trae una lámpara para ponerla debajo de una vasija o debajo de la cama? ¿No es para ponerla en el candelero? Porque nada hay oculto, si no es para que sea manifestado; ni nada ha estado en secreto, sino para que salga a la luz. Si alguno tiene oídos para oír, que oiga."
Además les decía: "Cuídense de lo que oigan. Con la medida con que ustedes midan, se les medirá, y aun más se les dará. Porque al que tiene, se le dará más, pero al que no tiene, aun lo que tiene se le quitará."

La parábola del crecimiento de la semilla :
Jesús decía también: "El reino de Dios es como un hombre que echa semilla en la tierra, y se acuesta de noche y se levanta de día, y la semilla brota y crece; cómo, él no lo sabe. La tierra produce fruto por sí misma; primero la hoja, luego la espiga, y después el grano maduro en la espiga. Y cuando el fruto lo permite, él enseguida mete la hoz, porque ha llegado el tiempo de la siega."

La parábola de la semilla de mostaza :
También Jesús decía:"¿A qué compararemos el reino de Dios, o con qué parábola lo describiremos? Es como un grano de mostaza, el cual, cuando se siembra en la tierra, aunque es más pequeño que todas las semillas que hay en la tierra, sin embargo, después de sembrado, crece y llega a ser más grande que todas las hortalizas y echa grandes ramas, tanto que las aves del cielo pueden anidar bajo su sombra."

El uso que Jesús hacía de las parábolas :
Con muchas parábolas como éstas Jesús les hablaba la palabra, según podían oírla; y sin parábolas no les hablaba, pero lo explicaba todo en privado a Sus propios discípulos.

Jesús calma la tormenta :
Ese mismo día, caída ya la tarde, Jesús les dijo: "Pasemos al otro lado." Despidiendo a la multitud, Lo llevaron con ellos en la barca, como estaba; y había otras barcas con Él. Pero se levantó una violenta tempestad, y las olas se lanzaban sobre la barca de tal manera que ya la barca se llenaba de agua. Jesús estaba en la popa, durmiendo sobre una almohadilla; entonces Lo despertaron y Le dijeron: Maestro, ¿no Te importa que perezcamos? Jesús se levantó, reprendió al viento y dijo al mar: "¡Cálmate (Calla), sosiégate (enmudece)!" Y el viento cesó, y sobrevino una gran calma. Entonces les dijo: "¿Por qué están atemorizados? ¿Cómo no tienen fe?" Y se llenaron de gran temor, y se decían unos a otros: ¿Quién, pues, es Este que aun el viento y el mar Le obedecen?

V

El hombre con muchos espíritus malos (Endemoniado) :
Llegaron al otro lado del mar, a la tierra de los Gadarenos. Cuando Jesús salió de la barca, enseguida se acercó a Él, de entre los sepulcros, un hombre con un espíritu inmundo, que tenía su morada entre los sepulcros; y nadie podía ya atarlo ni aun con cadenas; porque muchas veces había sido atado con grillos y cadenas, pero él había roto las cadenas y destrozado los grillos, y nadie era tan fuerte como para dominarlo. Siempre, noche y día, andaba entre los sepulcros y en los montes dando gritos e hiriéndose con piedras. Cuando vio a Jesús de lejos, corrió y se postró delante de Él; y gritando a gran voz, dijo: ¿Qué tengo yo que ver contigo, Jesús, Hijo del Dios Altísimo? Te imploro por Dios que no me atormentes. Porque Jesús le decía: "Sal del hombre, espíritu inmundo." ¿Cómo te llamas?" le preguntó Jesús. Me llamo Legión, respondió, porque somos muchos. Le rogaba entonces con insistencia que no los enviara fuera de la tierra.
Había allí una gran manada de cerdos paciendo junto al monte. los demonios Le rogaron, diciendo: Envíanos a los cerdos para que entremos en ellos. Jesús les dio permiso. Y saliendo los espíritus inmundos, entraron en los cerdos; y la manada, unos 2,000, se precipitó por un despeñadero al mar, y en el mar se ahogaron.
Los que cuidaban los cerdos huyeron y lo contaron en la ciudad y por los campos. Y la gente vino a ver qué era lo que había sucedido. Vinieron a Jesús, y vieron al que había estado endemoniado, sentado, vestido y en su cabal juicio, el mismo que había tenido la legión; y tuvieron miedo. Los que lo habían visto les describieron cómo le había sucedido esto al endemoniado, y lo de los cerdos. Y comenzaron a rogar a Jesús que se fuera de su región.
Al entrar El en la barca, el que había estado endemoniado Le rogaba que lo dejara ir con Él. Pero Jesús no se lo permitió, sino que le dijo: "Vete a tu casa, a los tuyos, y cuéntales cuán grandes cosas el Señor ha hecho por ti, y cómo tuvo misericordia de ti." Y él se fue, y empezó a proclamar en Decápolis cuán grandes cosas Jesús había hecho por él; y todos se quedaban maravillados.

Una niña muerta (Hija de Jairo) y una mujer enferma (Flujo de sangre) :
Cuando Jesús pasó otra vez en la barca al otro lado, se reunió una gran multitud alrededor de Él; así que Él se quedó junto al mar. Y vino uno de los oficiales de la sinagoga, llamado Jairo, y al ver a Jesús, se postró a Sus pies, y Le rogaba con insistencia: Mi hijita está al borde de la muerte; Te ruego que vengas y pongas las manos sobre ella para que sane y viva. Jesús fue con él; y una gran multitud Lo seguía y oprimía.
Había una mujer que padecía de flujo de sangre por doce años. Había sufrido mucho a manos de muchos médicos, y había gastado todo lo que tenía sin provecho alguno, sino que al contrario, había empeorado. Cuando ella oyó hablar de Jesús, se llegó a Él por detrás entre la multitud y tocó Su manto. Porque decía: Si tan sólo toco Sus ropas, sanaré. Al instante la fuente de su sangre se secó, y sintió en su cuerpo que estaba curada de su aflicción. Enseguida Jesús, dándose cuenta de que había salido poder de Él, volviéndose entre la gente, dijo: "¿Quién ha tocado Mi ropa?" Y Sus discípulos Le dijeron: Ves que la multitud Te oprime, y preguntas: ¿Quién Me ha tocado? Pero Él miraba a su alrededor para ver a la mujer que Lo había tocado. Entonces la mujer, temerosa y temblando, dándose cuenta de lo que le había sucedido, vino y se postró delante de Él y Le dijo toda la verdad. "Hija, tu fe te ha sanado," le dijo Jesús; "vete en paz y queda sana de tu aflicción."
Mientras Él estaba todavía hablando, vinieron unos enviados de la casa del oficial de la sinagoga, diciendo: Tu hija ha muerto, ¿para qué molestas aún al Maestro? Pero Jesús, oyendo lo que se hablaba, dijo al oficial de la sinagoga: "No temas, cree solamente." Y no permitió que nadie fuera con El sino sólo Pedro, Jacobo (Santiago) y Juan, hermano de Jacobo. Fueron a la casa del oficial de la sinagoga, y Jesús vio el alboroto, y a los que lloraban y se lamentaban mucho. Cuando entró les dijo: "¿Por qué hacen alboroto y lloran? La niña no ha muerto, sino que está dormida." Y se burlaban de Él. Pero echando fuera a todos, Jesús tomó consigo al padre y a la madre de la niña, y a los que estaban con Él, y entró donde estaba la niña. Tomando a la niña por la mano, le dijo: "Talita cum," que traducido significa: "Niña, a ti te digo, ¡levántate!" Al instante la niña se levantó y comenzó a caminar, pues tenía doce años. Y al momento todos se quedaron completamente atónitos. Entonces les dio órdenes estrictas de que nadie se enterara de esto; y dijo que le dieran de comer a la niña.

VI

Jesús en Nazaret :
Jesús se marchó de allí y llegó a Su pueblo, y Sus discípulos Lo siguieron. Cuando llegó el día de reposo, comenzó a enseñar en la sinagoga; y muchos que escuchaban se asombraban, diciendo: ¿Dónde obtuvo Este tales cosas, y cuál es esta sabiduría que Le ha sido dada, y estos milagros que hace con Sus manos? ¿No es Este el carpintero, el hijo de María, y hermano de Jacobo (Santiago), José, Judas y Simón? ¿No están Sus hermanas aquí con nosotros? Y se escandalizaban a causa de Él.
Y Jesús les dijo: "No hay profeta sin honra sino en su propia tierra, y entre sus parientes y en su casa." Y no pudo hacer allí ningún milagro; sólo sanó a unos pocos enfermos sobre los cuales puso Sus manos. Estaba maravillado de la incredulidad de ellos. Y recorría las aldeas de alrededor enseñando.

Jesús envía a los discípulos a anunciar el reino de Dios :
Entonces Jesús llamó a los doce y comenzó a enviarlos de dos en dos, dándoles autoridad (poder) sobre los espíritus inmundos; y les ordenó que no llevaran nada para el camino, sino sólo un bordón; ni pan, ni alforja, ni dinero en el cinto; sino calzados con sandalias. "No lleven dos túnicas," les dijo. Y añadió: "Dondequiera que entren en una casa, quédense en ella hasta que salgan de la población. En cualquier lugar que no los reciban ni los escuchen, al salir de allí, sacúdanse el polvo de la planta de los pies en testimonio contra ellos." Saliendo los doce, predicaban que todos se arrepintieran. También echaban fuera muchos demonios, y ungían con aceite a muchos enfermos y los sanaban.

La muerte de Juan el Bautista :
El rey Herodes (Antipas) se enteró de esto, pues el nombre de Jesús se había hecho célebre, y la gente decía: Juan el Bautista ha resucitado de entre los muertos, por eso es que estos poderes milagrosos actúan en él. Pero otros decían: Es Elías. Y decían otros: Es un profeta, como uno de los profetas antiguos. Al oír esto, Herodes decía: Juan, a quien yo decapité, ha resucitado. Porque Herodes (Antipas) mismo había enviado a prender a Juan y lo había encadenado en la cárcel por causa de Herodías, mujer de su hermano Felipe, pues Herodes se había casado con ella. Y Juan le decía a Herodes: No te es lícito tener la mujer de tu hermano. Herodías le tenía rencor y deseaba matarlo, pero no podía, porque Herodes temía a Juan, sabiendo que era un hombre justo y santo, y lo mantenía protegido. Cuando le oía se quedaba muy perplejo, pero le gustaba escucharlo.
Llegó un día oportuno, cuando Herodes, siendo su cumpleaños, ofreció un banquete a sus nobles y comandantes y a los principales de Galilea; y cuando la hija de Herodías (Salomé) entró y danzó, agradó a Herodes y a los que se sentaban a la mesa con él; y el rey dijo a la muchacha: Pídeme lo que quieras y te lo daré. Y le juró: Te daré lo que me pidas, hasta la mitad de mi reino. Ella salió y dijo a su madre: ¿Qué pediré? La cabeza de Juan el Bautista, le respondió ella. Enseguida ella se presentó apresuradamente ante el rey con su petición, diciendo: Quiero que me des ahora mismo la cabeza de Juan el Bautista en una bandeja. Aunque el rey se puso muy triste, sin embargo a causa de sus juramentos y de los que se sentaban con él a la mesa, no quiso contradecirla. Al instante el rey envió a un verdugo y le ordenó que trajera la cabeza de Juan. Y él fue y lo decapitó en la cárcel, y trajo su cabeza en una bandeja, y se la dio a la muchacha, y la muchacha se la dio a su madre. Cuando los discípulos de Juan oyeron esto, fueron y se llevaron el cuerpo y le dieron sepultura.

Jesús da de comer a una multitud (Cinco mil) :
Los apóstoles se reunieron con Jesús, y Le informaron sobre todo lo que habían hecho y enseñado. Y El les dijo: "Vengan, apártense de los demás a un lugar solitario y descansen un poco." Porque había muchos que iban y venían, y ellos no tenían tiempo ni siquiera para comer. Y se fueron en la barca a un lugar solitario, apartado. Pero la gente los vio salir, y muchos los reconocieron y juntos corrieron allá a pie de todas las ciudades, y llegaron antes que ellos. Al desembarcar, Jesús vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas sin pastor; y comenzó a enseñarles muchas cosas. Y cuando ya era muy tarde, Sus discípulos se acercaron a Él, diciendo: El lugar está desierto y ya es muy tarde; despídelos para que vayan a los campos y aldeas de alrededor, y se compren algo de comer. "Denles ustedes de comer," les contestó Jesús. Y ellos Le dijeron: ¿Quieres que vayamos y compremos 200 denarios (salario de 200 días) de pan y les demos de comer? Jesús les dijo: "¿Cuántos panes tienen ustedes? Vayan y vean." Y cuando se cercioraron le dijeron: Cinco panes y dos peces. Y les mandó que todos se recostaran por grupos sobre la hierba verde. Y se recostaron por grupos de cien y de cincuenta. Entonces El tomó los cinco panes y los dos peces, y levantando los ojos al cielo, los bendijo; partió los panes y los iba dando a los discípulos para que se los sirvieran; también repartió los dos peces entre todos. Todos comieron y se saciaron. Recogieron doce cestas llenas de los pedazos, y también de los peces. Los que comieron los panes eran 5,000 hombres.

Jesús camina sobre el agua :
Enseguida Jesús hizo que Sus discípulos subieran a la barca y fueran delante de Él al otro lado, a Betsaida, mientras Él despedía a la multitud. Después de despedirse de ellos, se fue al monte a orar. Al anochecer, la barca estaba en medio del mar, y Él estaba solo en tierra. Y al verlos remar fatigados, porque el viento les era contrario, como a la cuarta vigilia de la noche (3 a 6 a.m.), fue hacia ellos andando sobre el mar, y quería pasarlos de largo. Pero cuando ellos Lo vieron andando sobre el mar, pensaron que era un fantasma y se pusieron a gritar; porque todos Lo vieron y se turbaron. Pero enseguida Él habló con ellos y les dijo: "¡Tengan ánimo; soy Yo, no teman!" Subió con ellos a la barca, y el viento se calmó; y ellos estaban asombrados en gran manera, porque no habían entendido lo de los panes, sino que su mente estaba embotada.

Jesús sana a los enfermos de Genesaret :
Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret, y atracaron en la orilla. Cuando salieron de la barca, la gente enseguida reconoció a Jesús, y recorrieron apresuradamente toda aquella región, y comenzaron a traer a los enfermos en sus camillas adonde oían decir que Él estaba.
Dondequiera que Él entraba en aldeas, ciudades o campos, ponían a los enfermos en las plazas, y Le rogaban que les permitiera tocar siquiera el borde de Su manto; y todos los que lo tocaban quedaban curados.

VII

Lo que hace impuro al hombre :
Los Fariseos, y algunos de los escribas que habían venido de Jerusalén, se reunieron alrededor de Él; y vieron que algunos de Sus discípulos comían el pan con manos inmundas, es decir, sin lavar. (Porque los Fariseos y todos los Judíos no comen a menos de que se laven las manos cuidadosamente, observando así la tradición de los ancianos. Cuando vuelven de la plaza, no comen a menos de que se laven; y hay muchas otras cosas que han recibido para observarlas, como el lavamiento de los vasos, de los cántaros y de las vasijas de cobre.) Así que los Fariseos y los escribas Le preguntaron: ¿Por qué Tus discípulos no andan conforme a la tradición de los ancianos, sino que comen con manos inmundas? Jesús les respondió: "Bien profetizó Isaías de ustedes, hipócritas, como está escrito: 'este pueblo con los labios me honra, pero su corazón está muy lejos de mi. 'mas en vano me rinden culto, enseñando como doctrinas preceptos de hombres.' Dejando el mandamiento de Dios, ustedes se aferran a la tradición de los hombres." También les decía: "Astutamente ustedes violan el mandamiento de Dios para guardar su tradición. "Porque Moisés dijo: 'honra a tu padre y a tu madre'; y: 'el que hable mal de su padre o de su madre, que muera.' Pero ustedes dicen: 'Si un hombre dice al padre o a la madre: "Cualquier cosa mía con que pudieras beneficiarte es corbán (es decir, ofrenda a Dios)'", ya no le dejan hacer nada en favor de su padre o de su madre; invalidando así la palabra de Dios por la tradición de ustedes, la cual han transmitido, y hacen muchas cosas semejantes a éstas."
Llamando de nuevo a la multitud, Jesús les decía: "Escuchen todos lo que les digo y entiendan: no hay nada fuera del hombre que al entrar en él pueda contaminarlo; sino que lo que sale de adentro del hombre es lo que contamina al hombre. Si alguno tiene oídos para oír, que oiga." Cuando Jesús dejó a la multitud y entró en casa, Sus discípulos Le preguntaron acerca de la parábola. "¿También ustedes son tan faltos de entendimiento?" les dijo. "¿No comprenden que todo lo que de afuera entra al hombre no lo puede contaminar, porque no entra en su corazón, sino en el estómago, y se elimina?" Jesús declaró así limpios todos los alimentos.
También decía: "Lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre. "Porque de adentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, fornicaciones, robos, homicidios, adulterios, avaricias, maldades, engaños, sensualidad, envidia, calumnia, orgullo e insensatez. Todas estas maldades de adentro salen, y contaminan al hombre."

La fe de una mujer no judía :
Levantándose de allí, Jesús se fue a la región de Tiro, y entrando en una casa, no quería que nadie lo supiera, pero no pudo pasar inadvertido; sino que enseguida, al oír hablar de Él, una mujer cuya hijita tenía un espíritu inmundo, fue y se postró a Sus pies. La mujer era Gentil, Sirofenicia de nacimiento; y Le rogaba que echara al demonio fuera de su hija. Y Jesús le decía: "Deja que primero los hijos se sacien, pues no está bien tomar el pan de los hijos y echarlo a los perrillos." Es cierto, Señor," le dijo ella; "pero aun los perrillos debajo de la mesa comen las migajas de los hijos." Jesús le dijo: "Por esta respuesta, vete; ya el demonio ha salido de tu hija." Cuando ella volvió a su casa, halló que la niña estaba acostada en la cama, y que el demonio había salido.

Jesús sana a un sordo y tartamudo :
Volviendo Jesús a salir de la región de Tiro, pasó por Sidón y llegó al mar de Galilea, atravesando la región de Decápolis. Y Le trajeron a uno que era sordo y tartamudo, y Le rogaron que pusiera la mano sobre él. Entonces Jesús, tomándolo aparte de la multitud, a solas, le metió los dedos en los oídos, y escupiendo, le tocó la lengua con la saliva; y levantando los ojos al cielo, suspiró profundamente y le dijo: "¡Effatá!" esto es, "¡Abrete!" Al instante se abrieron sus oídos, y desapareció el impedimento de su lengua, y hablaba con claridad. Jesús les ordenó que a nadie se lo dijeran; pero mientras más se lo ordenaba, tanto más ellos lo proclamaban. Y estaban asombrados en gran manera, y decían: Todo lo ha hecho bien; aun a los sordos hace oír y a los mudos hablar.

VIII

Jesús da de comer a una multitud (Cuatro mil) :
En aquellos días, cuando había de nuevo una gran multitud que no tenía qué comer, Jesús llamó a Sus discípulos y les dijo: "Tengo compasión de la multitud porque ya hace tres días que están junto a Mí y no tienen qué comer; y si los despido sin comer a sus casas, desfallecerán en el camino, pues algunos de ellos han venido de lejos." Sus discípulos Le respondieron: ¿Dónde podrá alguien encontrar lo suficiente para saciar de pan a éstos aquí en el desierto? "¿Cuántos panes tienen?" les preguntó Jesús. Ellos respondieron: Siete. Entonces mandó a la multitud que se recostara en el suelo; y tomando los siete panes, después de dar gracias, los partió y los iba dando a Sus discípulos para que los pusieran delante de la gente; y ellos los sirvieron a la multitud. También tenían unos pocos pececillos; y después de bendecirlos, mandó que éstos también los sirvieran. Todos comieron y se saciaron; y recogieron de lo que sobró de los pedazos, siete canastas. Los que comieron eran unos 4,000. Jesús los despidió, y subiendo enseguida a la barca con Sus discípulos, se fue a la región de Dalmanuta.

Los fariseos piden una señal milagrosa :
Entonces salieron los Fariseos y comenzaron a discutir con Él, buscando de Él una señal (un milagro) del cielo para poner a prueba a Jesús. Suspirando profundamente en Su espíritu, dijo: "¿Por qué pide señal esta generación? En verdad les digo que no se le dará señal a esta generación." Y dejándolos, se embarcó otra vez y se fue al otro lado del lago.

La levadura de los fariseos :
Los discípulos se habían olvidado de tomar panes, y no tenían consigo en la barca sino sólo un pan. Jesús les encargaba diciendo: "¡Tengan cuidado! Cuídense de la levadura de los Fariseos y de la levadura de Herodes." Y ellos discutían entre sí que no tenían panes. Dándose cuenta Jesús, les dijo: "¿Por qué discuten que no tienen panes? ¿Aún no comprenden ni entienden? ¿Tienen el corazón endurecido? teniendo ojos, ¿no ven? y teniendo oídos, ¿no oyen? ¿No recuerdan cuando partí los cinco panes entre los cinco mil? ¿Cuántas cestas llenas de pedazos recogieron?" Doce, Le respondieron. "Y cuando partí los siete panes entre los cuatro mil, ¿cuántas canastas llenas de los pedazos recogieron?" Siete, Le dijeron. Entonces les dijo: "¿Aún no entienden?"

Jesús sana a un ciego en Betsaida :
Llegaron a Betsaida, y trajeron a Jesús un ciego y Le rogaron que lo tocara. Tomando al ciego de la mano, lo sacó fuera de la aldea; y después de escupir en sus ojos y de poner las manos sobre él, le preguntó: "¿Ves algo?" Y levantando la vista, dijo: Veo a los hombres, pero los veo como árboles que caminan. Entonces Jesús puso otra vez las manos sobre sus ojos, y él miró fijamente y fue restaurado; y veía todo con claridad. Y lo envió a su casa diciendo: "Ni aun en la aldea entres."

Pedro declara que Jesús es el Mesías :
Jesús salió con Sus discípulos a las aldeas de Cesarea de Filipo; y en el camino preguntó a Sus discípulos: "¿Quién dicen los hombres que soy Yo?" Le respondieron: Unos, Juan el Bautista; y otros, Elías; pero otros, uno de los profetas.
El les preguntó de nuevo: " Pero ustedes, ¿quién dicen que soy Yo?" Tú eres el Cristo (el Mesías), Le respondió Pedro. Y Jesús les advirtió severamente que no hablaran de Él a nadie.

Jesús habla de su muerte :
Jesús comenzó a enseñarles que el Hijo del Hombre debía padecer muchas cosas, y ser rechazado por los ancianos, los principales sacerdotes y los escribas, y ser muerto, y después de tres días resucitar. Y les decía estas palabras claramente. Entonces Pedro Lo llevó aparte y comenzó a reprender a Jesús. Pero Él volviéndose y mirando a Sus discípulos, reprendió a Pedro y le dijo: "¡Quítate de delante de Mí, Satanás!, porque no tienes en mente las cosas de Dios, sino las de los hombres."
Llamando Jesús a la multitud y a Sus discípulos, les dijo: "Si alguien quiere venir conmigo, niéguese a sí mismo, tome su cruz, y sígame. Porque el que quiera salvar su vida (su alma), la perderá; pero el que pierda su vida por causa de Mí y del evangelio (de las buenas nuevas), la salvará. O, ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma? O, ¿qué dará un hombre a cambio de su alma? Porque cualquiera que se avergüence de Mí y de Mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre también se avergonzará de él, cuando venga en la gloria de Su Padre con los santos ángeles."
Y Jesús les decía: "En verdad les digo que hay algunos de los que están aquí que no probarán la muerte hasta que vean el reino de Dios después de que haya venido con poder."

IX

La transfiguración de Jesús :
Seis días después, Jesús tomó con El a Pedro, a Jacobo (Santiago) y a Juan, y los llevó a ellos solos a un monte alto; y se transfiguró delante de ellos. Sus vestiduras se volvieron resplandecientes, muy blancas, tal como ningún lavandero sobre la tierra las puede blanquear. Y se les apareció Elías junto con Moisés, y estaban hablando con Jesús. Entonces Pedro dijo a Jesús: Rabí (Maestro), bueno es que estemos aquí; hagamos tres enramadas, una para Ti, otra para Moisés y otra para Elías. Porque él no sabía qué decir, pues estaban aterrados. Entonces se formó una nube que los cubrió, y una voz salió de la nube: "Este es Mi Hijo amado; oigan a Él." Y enseguida miraron en derredor, pero ya no vieron a nadie con ellos, sino a Jesús solo.
Cuando bajaban del monte, Jesús les ordenó que no contaran a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del Hombre resucitara de entre los muertos. Y se guardaron para sí lo que fue dicho, discutiendo entre sí qué significaría eso de resucitar de entre los muertos. Le preguntaron a Jesús: ¿Por qué dicen los escribas que Elías debe venir primero? "Es cierto que Elías, al venir primero, restaurará todas las cosas," les dijo. "Y, sin embargo, ¿cómo está escrito del Hijo del Hombre que ha de padecer mucho y ser despreciado? Pero Yo les digo que Elías ya ha venido, y le hicieron cuanto quisieron, tal como está escrito de él."

Jesús sana a un muchacho que tenía un espíritu impuro :
Cuando regresaron a donde estaban los otros discípulos, vieron una gran multitud que los rodeaba, y a unos escribas que discutían con ellos. Enseguida, cuando toda la multitud vio a Jesús, quedó sorprendida, y corriendo hacia Él, Lo saludaban. "¿Qué discuten con ellos?" les preguntó. Y uno de la multitud Le respondió: Maestro, Te he traído a mi hijo que tiene un espíritu que lo deja mudo mudo, y siempre que se apodera de él, lo derriba, y echa espumarajos, cruje los dientes y se va consumiendo. Dije a Tus discípulos que expulsaran al espíritu, pero no pudieron. Jesús les dijo: "¡Oh generación incrédula! ¿Hasta cuándo estaré con ustedes? ¿Hasta cuándo los tendré que soportar? ¡Traigan al muchacho!" Y lo llevaron ante Él. Cuando el espíritu vio a Jesús, al instante sacudió con violencia al muchacho, y éste, cayendo a tierra, se revolcaba echando espumarajos. Jesús preguntó al padre: "¿Cuánto tiempo hace que le sucede esto?" Desde su niñez, respondió. Muchas veces ese espíritu lo ha echado en el fuego y también en el agua para destruirlo. Pero si Tú puedes hacer algo, ten misericordia de nosotros y ayúdanos. "¿Cómo 'si Tú puedes?'" le dijo Jesús. "Todas las cosas son posibles para el que cree." Al instante el padre del muchacho gritó y dijo: Creo; ayúdame en mi incredulidad.
Cuando Jesús vio que la gente corría a reunirse, reprendió al espíritu inmundo, diciéndole: "Espíritu mudo y sordo, Yo te ordeno: sal de él y no vuelvas a entrar en él." Después de gritar y de sacudirlo con terribles convulsiones, el espíritu salió: y el muchacho quedó como muerto, tanto, que la mayoría de ellos decían: ¡Está muerto! Pero Jesús, tomándolo de la mano, lo levantó, y él se puso en pie. Cuando Jesús entro en casa, Sus discípulos Le preguntaban en privado: ¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo? Jesús les dijo: "Esta clase con nada puede salir, sino con oración."

Jesús anuncia por segunda vez su muerte :
Saliendo de allí, iban pasando por Galilea, y Él no quería que nadie lo supiera. Porque enseñaba a Sus discípulos, y les decía: "El Hijo del Hombre será entregado en manos de los hombres y Lo matarán; y después de muerto, a los tres días resucitará." Pero ellos no entendían lo que les decía, y tenían miedo de preguntar a Jesús.

¿Quién es el más importante? :
Llegaron a Capernaum; y estando ya en la casa, Jesús les preguntaba: "¿Qué discutían por el camino?" Pero ellos guardaron silencio, porque en el camino habían discutido entre sí quién de ellos era el mayor.
Jesús se sentó, llamó a los doce discípulos y les dijo: "Si alguien desea ser el primero, será el último de todos y el servidor de todos."
Tomando a un niño, lo puso en medio de ellos; y tomándolo en los brazos les dijo: "El que reciba a un niño como éste en Mi nombre, Me recibe a Mí; y el que Me recibe a Mí, no Me recibe a Mí, sino a Aquél que Me envió."

El que no está contra nosotros, está a nuestro favor :
Maestro, dijo Juan, vimos a uno echando fuera demonios en Tu nombre, y tratamos de impedírselo, porque no nos seguía. Pero Jesús dijo: "No se lo impidan, porque no hay nadie que haga un milagro en Mi nombre, y que pueda enseguida hablar mal de Mí. Pues el que no está contra nosotros, por nosotros está. Porque cualquiera que les dé a ustedes a beber un vaso de agua, por razón de su nombre como seguidores de Cristo, en verdad les digo que no perderá su recompensa.

Ocasiones de caer en pecado :
"Cualquiera que haga pecar a uno de estos pequeñitos que creen en Mí, mejor le fuera si le hubieran atado al cuello una piedra de molino de las que mueve un asno, y lo hubieran echado al mar. Si tu mano te es ocasión de pecar, córtala; te es mejor entrar en la vida manco, que teniendo las dos manos ir al infierno, al fuego que no se apaga, donde el gusano de ellos no muere, y el fuego no se apaga. Y si tu pie te es ocasión de pecar, córtalo; te es mejor entrar cojo a la vida, que teniendo los dos pies ser echado al infierno, donde el gusano de ellos no muere, y el fuego no se apaga. Y si tu ojo te es ocasión de pecar, sácatelo; te es mejor entrar al reino de Dios con un solo ojo, que teniendo dos ojos ser echado al infierno, donde el gusano de ellos no muere, y el fuego no se apaga. Porque todos serán salados con fuego. La sal es buena; pero si la sal se vuelve insípida, ¿con qué la sazonarán? Tengan sal en ustedes y estén en paz los unos con los otros."

X

Jesús enseña sobre el divorcio :
Levantándose de allí, Jesús se fue a la región de Judea y al otro lado del Jordán; y se reunieron de nuevo las multitudes junto a Él, y una vez más, como acostumbraba, les enseñaba.
Se acercaron algunos Fariseos, y para poner a prueba a Jesús, Le preguntaban si era lícito a un hombre divorciarse de su mujer.  "¿Qué les mandó Moisés?" les dijo Jesús. Ellos respondieron: Moisés permitió al hombre escribir carta de divorcio y repudiarla. Entonces Jesús les dijo: "Por la dureza del corazón de ustedes, Moisés les escribió este mandamiento. Pero desde el principio de la creación, Dios los hizo varón y hembra. por esta razón el hombre dejara a su padre y a su madre, y los dos serán una sola carne; así que ya no son dos, sino una sola carne. Por tanto, lo que Dios ha unido, ningún hombre lo separe."
Ya en casa, los discípulos Le volvieron a preguntar sobre esto. Y El les dijo: "Cualquiera que se divorcie de su mujer y se case con otra, comete adulterio contra ella; y si ella se divorcia de su marido y se casa con otro, comete adulterio."

Jesús bendice a los niños :
Traían niños a Jesús para que Él los tocara, pero los discípulos los reprendieron. Cuando Jesús vio esto, se indignó y les dijo: "Dejen que los niños vengan a Mí; no se lo impidan, porque de los que son como éstos es el reino de Dios. En verdad les digo, que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él." Y tomándolos en los brazos, los bendecía, poniendo las manos sobre ellos.

Un hombre rico habla con Jesús :
Cuando Jesús salía para irse, vino un hombre corriendo, y arrodillándose delante de Él, Le preguntó: Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna? Jesús le respondió: "¿Por qué Me llamas bueno? Nadie es bueno, sino sólo uno, Dios. Tú sabes los mandamientos: 'no mates, no cometas adulterio, no hurtes, no des falso testimonio, no defraudes, honra a tu padre y a tu madre.'"
Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud, dijo el hombre. Jesús, mirándolo, lo amó y le dijo: "Una cosa te falta: ve y vende cuanto tienes y da a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; entonces vienes y Me sigues." Pero él, afligido por estas palabras, se fue triste, porque era dueño de muchos bienes.
Jesús, mirando en derredor, dijo a Sus discípulos: "¡Qué difícil será para los que tienen riquezas entrar en el reino de Dios!" Los discípulos se asombraron de Sus palabras. Pero Jesús respondiendo de nuevo, les dijo: "Hijos, ¡qué difícil es entrar en el reino de Dios! Es más fácil para un camello pasar por el ojo de una aguja, que para un rico entrar en el reino de Dios." Ellos se asombraron aún más, diciendo entre sí: ¿Y quién podrá salvarse? Mirándolos Jesús, dijo: "Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque todas las cosas son posibles para Dios."
Entonces Pedro comenzó a decir a Jesús: Nosotros lo hemos dejado todo y Te hemos seguido. Jesús respondió: "En verdad les digo, que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o madre, o padre, o hijos o tierras por causa de Mí y por causa del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este tiempo: casas, y hermanos, y hermanas, y madres, e hijos, y tierras junto con persecuciones; y en el siglo venidero, la vida eterna. Pero muchos primeros serán últimos, y los últimos, primeros."

Jesús habla por tercera vez de su muerte :
Iban por el camino subiendo a Jerusalén, y Jesús iba delante de ellos. Los discípulos estaban perplejos, y los que Lo seguían tenían miedo. Y tomando aparte de nuevo a los doce, comenzó a decirles lo que Le iba a suceder: "Ahora subimos a Jerusalén, y el Hijo del Hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los esc


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