We have had a long month holiday due to the celebration of Ramadan and the Eid-Ul-Fitr festival in Bangladesh. And suddenly today everybody has returned; Brother Martí (headmaster), Br Juliana, our novice Robert, teachers, boys and girls ... Everyone, including some we did not expect ... I mean one of the boys has brought his mattress full with bedbugs, as you can see in the photo. The other boys noticed immediately and I had to intervene. All mattresses in the sun for a couple of hours, liters of insecticide, the bedroom completely disinfected, or at least I hope so. The boy's mattress is in quarantine and in the meantime I have given him one from our house. I was alarmed with the bed bugs; I have suffered them several times and I know what it is. But the boys and even their parents who had come to accompany them did not seem especially alarmed. Probably they have suffered or suffer in their homes. What for me is almost a case of public health, for them it seemed part of life, another element of the landscape. Am I exaggerating? Are they better used to difficulties in life? In any case, no one will take away the peace of my conscience after doing what I believe is my duty.

Hemos Tenido un mes largo sin clases debido a la celebración del Ramadán y el festival Eid-Ul-Fitr en Bangladesh. Y de repente hoy todo el Mundo ha vuelto; el H. Martí (director), la H. Juliana, nuestro novicio Robert, los profesores, los chicos y las chicas… Todo el mundo, incluyendo algunos a quienes no esperábamos… Me refiero a que uno de los muchachos ha traído su colchón lleno de chinches, como puedes ver en la foto. Los demás muchachos se han percatado inmediatamente y he tenido que intervenir. Todos los colchones al sol durante un par de horas, litros de insecticida, el dormitorio completamente desinfectado, o al menos eso espero. El colchón del muchacho está en cuarentena y mientras tanto le he prestado uno de nuestra casa. Yo estaba alarmado con los chinches; los he tenido que sufrir en varias ocasiones y sé lo que es. Pero los chicos e incluso sus padres que habían venido a traerlos no parecían especialmente alarmados. Probablemente los han sufrido o los sufren en sus casas. Lo que para mí es casi un caso de salud pública, para ellos parecía parte de la vida, un elemento más del paisaje. ¿Soy yo un exagerado? ¿Están ellos mejor acostumbrados a las dificultades de la vida? En cualquier caso nadie me quitará la tranquilidad de conciencia de hacer lo que creo que es mi deber.