Tras el deleite que se adueñó de mis músculos al ver la foto, en breves trajes de baño, de mis socias Debby y Vale, que el magnate Salvador del Ocio publicó en la última entrega…
Tras la remembranza lúbrica, jugosa, nectarada y ambrosiaca que me tomó entero frente a la chica de nalgas respingadas que atisba un refrigerador con su caliente calidez (en otra entrega previa de este blog)…
Tras la habilidad precoz, innata, del niñito de la foto que aquí se regala...
Tras Traste y traste y traste…
Tras tanto trasero… Me pregunto:
¿Por qué los juglares han cantado poco y nada respecto de este confín anatómico femenil de hermosura sin par?
¿No ha llegado nunca a sus proximidades, poetas, una musa de ancas soberbias que, así, como al descuido, enseña el huesecillo infame que une pelvis con cadera?
¿Qué condenada sinrazón los ha privado de hacer poesía allí, en las damas y sus glúteos que aglutinan los adverbios más líricos y ensoñadores?
¿O es que les faltan, bardos de todos los tiempos, los adjetivos, las metáforas y palabras para aproximarse siquiera a la majestuosidad de las curvas y sinuosidades de las hijas de Eva y sus detrases?
¿Sólo ojos, pupilas, cabellos y sonrisas los conmueven, señorones? ¿Ustedes, recitadores, se arrogan el derecho y tienen la tupé de despreciar la esplendidez de las firmes rabadillas de las hembras del vergel? ¿Es que no son, acaso, los cantores de la belleza? ¿O es que están, son, han sido y serán ciegos por los siglos y centurias?

¿Cuándo pagarán su Deuda, aedos con retinopatía invalidante?
¡¡¡Hasta cuándo callarán, ineptos de mierda!!!

La pura y santa verdad, POETAS, es que han sido, son y seguirán siendo unos maricones de campeonato.

Tomen… Ahí tienen mi culo para que se inspiren.