Por: Ricardo Buitrago C.
El escándalo sobre supuestas acciones irregulares de socios mayoritarios de Triple A, relacionado con su adquisición y operación, me obligan a hacer reminiscencias sobre actuaciones de la actual administración en la supervisión de la empresa y la forma como, a mi parecer, termino haciendo “mutis por el foro”
Empezó el Alcalde Alex Char, su primer mandato, cuestionando con tal ímpetu el estado de las concesiones distritales que se llegó a pensar pondría orden a algunas que, agazapadas bajo el disfraz de un buen desempeño, escondían anómalas o por lo menos discutibles actuaciones.
Entendiendo que independiente del innegable buen servicio que venía prestando Triple A, ello no significaba la renuncia del burgomaestre a hacer veeduría al manejo de los recursos distritales, empezó Char revisando las facturaciones correspondientes al déficit entre aportes y subsidios con cargo a recursos del sistema General de Participaciones.
Encontró que una errónea interpretación de la legislación y del convenio le estaba costando al distrito en el corto periodo investigado, una erogación en exceso de $12.700 Millones. Ordenó entonces, mediante resolución 0123 de Julio 3 de 2008, a la Triple A, la compensación de esos recursos.
Siguiendo con su acuciosa investigación obtuvo el alcalde otro éxito al lograr que, mediante trascendental Laudo Arbitral proferido por el Tribunal de Arbitramento la Cámara de Comercio de Barranquilla y confirmado por el Consejo de Estado, la justicia exonerara al distrito de pagar a la Triple A la suma de $183.000 millones reconocida, irregular y subrepticiamente, por administraciones anteriores.
Los logros mostrados permitían ser optimistas. Y quien escribe estas líneas no se excluyó en ello. En el año 2008 escribí, en el diario EL Heraldo, la columna “Le sonó la flauta y...” en la que así me expresaba: “Con la revisión de las diferentes concesiones…, al alcalde Alex Char, le sonó la flauta. Ahora, lo que está por definir, es el ritmo… En el caso de la Triple A, está surgiendo una muy bien interpretada melodía… Los ahorros y economías en recursos públicos… se convierten en las interpretaciones de mejor cadencia para la ciudad”
Era el final, pensaba yo, de esa ceguera por la que perdimos el control de la Triple A sin darnos cuenta y la que no nos había dejado ver la forma como, utilizando como vehículo a la empresa ahora en controversia, se esquilmaron cuantiosos recursos ciudadanos.
Pero, oh sorpresa, del optimismo se pasó al asombro, de pronto el burgomaestre distrital resolvió salir de la escena de los acontecimientos y hacer con ello “mutis por el foro”. Empezó a ser ciego, sordo, y mudo con relación a los aconteceres de Triple A. Dejó, sí, retumbando varias melodías estridentes y disonantes a las que todavía no se les ha podido encontrar acordes adecuados. !No lo tienen¡
Una destemplada composición fue el contrariar la decisión judicial que exoneraba al distrito de pagar los $183.000 millones. Efectuó, para ello, una extraña e inentendible conciliación con la Triple A en la que aceptó pagarle $40.000 millones del monto que la justicia les había negado.
Otra fue terminar aceptando, sumisamente, el pago que La Fiduciaria Previsora efectuó, sin la refrendación contractual del fideicomisario, de los $12.700 millones que el distrito había negado. ¿Mataron el tigre y le tuvieron miedo al cuero o cambiaron de ritmo y de son?
El distrito tiene muchas explicaciones que dar. Ese “mutis por el foro” cuando había empezado a tomar las riendas que le corresponde es extraño. Y más las actuaciones precedentes. Eso ni suena bien ni se le encuentra sentido.
