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Discurso de Mr. Bean: Siéntete libre de insultarme


Discurso de Mr. Bean sobre la libertad de expresión: Siéntete libre de insultarme


Discurso realizado por el comediante británico Rowan Atkinson, mejor conocido como Mr. Bean en febrero de 2013 ante una recepción parlamentaria en Westminster, donde lanzó la campaña “Siéntete libre de insultarme” contra la Sección 5 del Acta de Orden Público, bajo la cual la policía puede arrestar y acusar a cualquier persona por decir cualquier cosa que alguien pueda interpretar como insultante. Dicha campaña fue promovida por the National Secular Society and the Christian Institute.




Mi punto inicial respecto a la consideración de cualquier tema relacionado a la libertad de expresión es mi apasionada creencia que la segunda cosa más preciosa en la vida es el derecho de expresarte libremente.

Creo que la cosa más preciosa en la vida es comida en tu boca y la tercera más preciosa es un techo sobre tu cabeza; pero un elemento en la ranura número 2 para mí es libre expresión, justo debajo de la necesidad de sostener la vida misma.

Esto es porque yo he disfrutado la libre expresión toda mi vida profesional y espero continuar haciéndolo. Personalmente, es poco probable que yo será arrestado por cualquier ley que exista para contener la libre expresión por la indudable posición privilegiada que se permite a aquellos que tienen un alto perfil público.

Entonces, mis preocupaciones son menos por mí mismo y más por aquellos que son más vulnerables por su perfil bajo. Como un hombre que fue arrestado en Oxford por decirle a caballo de policía que era gay, o el adolescente arrestado por llamar a la Iglesia de la Cienciología como un culto, o el dueño de un café arrestado por mostrar pasajes de la biblia en una pantalla de televisión.

Cuando escucho algunas de las ofensas más ridículas, recuerdo que he estado aquí antes en un contexto ficticio.

Una vez hice un show llamado “No son las noticias de la nueve en punto”, e hicimos un sketch donde Griff Rhys Jones hizo de Constable Savage, un Oficial de Policía abiertamente racista para quien yo, como su Comandante de Estación, le decía que arreste a un hombre negro por una serie de cargos ridículos e inventados. Los cargos por los cuales Constable Savage arrestó al señor Winston Kodogo fueron estos:

-       Caminar por las grietas en el pavimento
-       Caminar en una camisa brillante en un área construida durante horas de la noche
-       Y uno de mis favoritos, caminar por todo el lugar
-       También fue arrestado por orinar en una avenida pública y mirarme de una manera divertida.

¿Quién hubiera pensado que nosotros terminaríamos con una ley que permitiría que la vida imite la comedia de forma tan exacta?

Yo he leído en algún lugar a un defensor del status quo  reclamando que el hecho que caso del “caballo gay” fue abandonado después que el hombre arrestado rechazó pagar la multa, y que el caso de la Cienciología también fue abandonado en algún punto del proceso legal, eran indicativos de que la ley estaba trabajando bien, ignorando el hecho que la única razón por la cual estos casos fueron abandonados es por la publicidad que habían atraído.

El policía sintió que el ridículo estaba a la vuelta de la esquina y retiró sus acciones. Pero, ¿Qué sucede con los miles de otros casos que no disfrutan del oxígeno de la publicidad?, los cuales no fueron lo suficientemente ridículos para atraer la atención de la prensa.

Incluso para esas acciones que no fueron retiradas, las personas fueron arrestadas, interrogadas, llevadas a la corte y después libertadas. Esa no es una ley que está funcionado propiamente: Eso es la censura del tipo más intimidante, la cual garantiza tener un “efecto escalofriante” en la libertad de expresión y libertad de protesta.

La comisión de Derechos Humanos del Parlamento resumió todo este tema bien cuando afirmó que: "Si bien arrestar a un manifestante por usar un discurso 'amenazador o abusivo' puede, dependiendo de las circunstancias, ser una respuesta proporcionada, no creemos que el lenguaje o el comportamiento que sea meramente "insultante" debería ser criminalizado de esta manera ".

El claro problema con la prohibición del insulto es que demasiadas Cosas Pueden Ser interpretadas como tales. La crítica puede ser fácilmente interpretada como insulto. El ridículo puede ser fácilmente interpretado como insulto. El sarcasmo, la comparación desfavorable y el meramente establecer un punto de vista alternativo puede ser interpretado como insulto. Y porque demasiadas cosas pueden ser interpretadas como insulto, es difícilmente sorprendente que demasiadas cosas han sido, como los ejemplos acerca de los que hablé antes.

Aunque la ley bajo discusión ha estado en el libro de estatutos por más de 25 años, es un indicativo de una cultura que se ha apoderado de los programas legislativos de sucesivos gobiernos, con la razonable y bien intencionada ambición de contener a elementos nocivos en la sociedad, lo que ha creado es una sociedad de naturaleza extraordinariamente autoritaria y controladora.

Esto es lo que se puede llamar como la Nueva Intolerancia, un nuevo pero intenso deseo de censurar voces incómodas de disidencia. “Yo no soy intolerante”, dice mucha gente, lo dicen muchas personas de mente liberal, altamente educados y de voz suave: “Yo solo soy intolerante con la intolerancia”.
Y la gente tiende a asentir sabiamente y decir: “Oh, palabras sabias, palabras sabias”. Y sin embargo, si piensa en esa afirmación supuestamente indiscutible durante más de cinco segundos, se da cuenta de que todo lo que defiende es el reemplazo de un tipo de intolerancia con otro. Lo que para mí no representa ningún tipo de progreso.

Los prejuicios subyacentes, las injusticias o los resentimientos no se abordan arrestando a las personas: se abordan a través de los temas que se transmiten, discuten y tratan, preferiblemente fuera del proceso judicial. Para mí, la mejor manera de incrementar la resistencia de la sociedad al discurso insultante u ofensivo es permitir mucho más de él. Como las enfermedades en la niñez, tu puedes resistir mejor a estos gérmenes a los cuales ha sido expuesto.  

Necesitamos desarrollar nuestra inmunidad para que nos ofendan, de modo que podamos abordar los problemas que pueden plantearse las críticas perfectamente justificadas. Nuestra prioridad debe ser tratar con el mensaje, no con el mensajero. Como el Presidente Obama dijo en un discurso a las Naciones Unidas hace un mes: "Los esfuerzos encomiables para restringir el discurso pueden convertirse en una herramienta para silenciar a los críticos u oprimir a las minorías. El arma más fuerte contra el discurso de odio no es la represión; es más discurso ".

Y esa es la esencia de mi tesis, más discurso. Si nosotros queremos una sociedad robusta, nosotros necesitamos más diálogo robusto y esto debe incluir el derecho a insultar u ofender. Porque, como alguien dijo, la libertad de ser inofensivo no es libertad en absoluto.

La derogación de esta claúsula será un pequeño paso; pero espero que será uno crítico en lo que debe ser un proyecto de largo plazo para detener y lentamente retroceder en la cultura de censura que hemos arrastrado.

Es una pequeña escaramuza en la batalla para lidiar con lo que Sir Salman Rushdie denomina la Industria de la Indignación: árbitros autonombrados del bien público, fomentando la indignación provocada por los medios de comunicación, a lo que la policía se siente bajo una terrible presión para reaccionar.

Un periódico aparece en Scotland Yard: alguien ha dicho algo ligeramente insultante en Twitter sobre alguien que creemos que es un tesoro nacional: ¿qué vas a hacer al respecto?
Y la policía entra en pánico y se aferran a la línea de vida inapropiada de la Sección 5 de la Ley de Orden Público, esa cosa con la que pueden arrestar a cualquiera por decir cualquier cosa que alguien más pueda interpretar como insultante.

Ellos no necesitan un demandante o una víctima real; ellos necesitan solo hacer el juicio alguien pudo haberse sentido ofendido si ellos hubieran escuchado o leído lo que fue dicho, el grado mas ridículo de latitud.

Las tormentas que rodean los comentarios de Twitter y Facebook han planteado algunas cuestiones fascinantes acerca de a la libre expresión.
Hasta ahora, nosotros hemos aprendido dos importantes lecciones. Primero, que nosotros tenemos que tomar responsabilidad por lo que decimos, la cual no es una lección mala para aprender. Y segundo, nosotros nos hemos aprendido como la sociedad se convierte en espantosa e intolerante, incluso ante el comentario adverso más suave.

La ley no debe ayudar y alentar esta nueva intolerancia. La libre expresión puede solo sufrir si la ley nos previene de lidiar con sus consecuencias. Yo ofrezco todo mi apoyo a la campaña de la Reforma de la Sección 5. Gracias.


Fuente original: Newsweekly.com.au

Traducción: Frank Krklec Torres


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