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Heteropatriarcas: si os dais por aludidos, comed ajos.

Se Han Dado por aludidos. No hay otra explicación posible a la reacción furibunda de la caverna mediática de este país, y algunos que uno creía que no eran tan caverna, a las declaraciones en Twitter de Alberto Garzón, en las que pone como causa primera de la Masacre de Orlando, pero también de los últimos casos de violencia de género en España, al heteropatriarcado.

Podría haber otras razones, claro: por ejemplo, que aleje la cuestión de lo que conviene: poner énfasis en el enemigo, el Islam. Por supuesto que el Islam, en esencia, es una religión denigrante para los homosexuales. Y para la mujer. Y para muchas libertades. Y el asesino de Orlando es musulmán. Sin embargo, lo que no parece tan claro a estas alturas es que este asesino obedeciera en este caso  a consignas de grupos terroristas. No es tan evidente como en otros casos que la masacre forme parte de la guerra contra Occidente en la que Daesh nos ha involucrado.

No, el asesino de Orlando ha actuado así porque es homófobo. Homófobo musulmán, sí. Pero no parece haber nada de "guerra santa" en la masacre. No está probado que nadie le haya dicho "mata a esos decadentes occidentales homosexuales." La cosa es más simple. El criminal ha asesinado porque su religión y la sociedad en la que vive son heteropatriarcales. Para colmo, lo ha tenido fácil: no le han hecho falta complicadas tramas conspirativas o planes complejos; le ha bastado para ello la lamentable permisividad para conseguir armas en los Estados Unidos.

Así que Alberto Garzón no ha dicho ninguna mentira. Tampoco ha rechazado la parte de verdad que conocemos, que el asesino sigue una religión que es homófoba. Pero Garzón ha decidido ir a la raíz del problema. Y ahí la ha liado. O se la han liado.

Primero, como decía, porque aleja la responsabilidad del "enemigo". Un enemigo que existe y es desgraciadamente real, pero que les va muy bien a unos cuantos para mantenernos con miedo, y con el que cualquier momento es bueno para recordárnoslo.

Con todo, creo que la razón real para la polémica está, insisto, en que se han dado por aludidos. Porque aunque en nuestra muy cristiana sociedad occidental no ha habido una masacre de este calibre causada por un creyente católico o protestante, las semillas para ello están ahí. Escuchen los insultos en los estadios de fútbol y en los foros de la prensa deportiva. Escuchen a los obispos culpando a los homosexuales, o a la igualdad entre sexos, de los males de la sociedad. Escuchen a ciertos políticos y periodistas despreciando a la comunidad homosexual, o a las mujeres que denuncian abusos, o a desfiles de orgullo gay...

Sí, se han dado por aludidos. No les ha gustado nada que les recuerden que la sociedad y la religión que prima en Occidente es tan heteropatriarcal y tan homófoba o machista como la que está detrás de la masacre de Orlando. Que no somos tan buenos como creemos. Que en nuestras calles hay agresiones a homosexuales, y que la frontera entre un crimen de este tipo y la masacre no está en que nuestros radicales sean más humanistas que los de ellos.

No, tal frontera está en los medios de los que disponen unos y otros. Para empezar, la sociedad occidental ha sido capaz, en mayor o menor medida, de separar Religión y Estado. La mayoría de los gobernantes occidentales, por mucho que invoquen a Dios en ocasiones, no dejan que la religión cristiana dicte las leyes. Para horror de ciertos acardenales, obispos y ultracatólicos de tal calaña.  No veremos en un país occidental a homosexuales ejecutados, colgados de grúas o mujeres lapidadas por adulterio. Pero no gracias a las religiones, sino justamente a lo contrario: a que se han separado los dos ámbitos, el legal y el religioso. En segundo lugar, no es tan fácil cometer masacres si el acceso a las armas está legislado y limitado...

En definitiva, Garzón ha puesto el dedo en la llaga. En esta ocasión, el asesino heteropatriarca ha sido de una religión concreta. Otras veces los asesinos del odio lo fueron de otras. No vamos a exculpar a ninguna religión (ni el Islam ni la cristiana ni ninguna otra) de su responsabilidad en unos cuantos de los males que nos azotan. Pero el problema es más profundo.

Y si a algunos les duele esta verdad o se dan por aludidos, ya saben. Ajo y agua.

¡Salud!



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