A veces pesa tanto viajar, nos acostumbramos, sí, pero llega un punto en el que se agota el asombro por descubrir el camino. Todo se vuelve monotonía. Hace tiempo que no escribía para purgar a uno que otro demonio. Hoy me animé, definitivamente es necesario dejar en papel los alientos que pesan. He tenido pesadillas con mis alumnos, me trauman de más. Los imagino bañándose en aguas diáfanas,