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En el barrio donde juego




Había Estado esperando aquella llamada durante meses, muchos meses. No niego que al oír de nuevo su voz apenas la reconocí... supongo que de Tanto pensar en ella la había distorsionado, ¿habría hecho mi mente lo mismo con su aspecto?. Las 17:07... y alguien tocó a la puerta de la consulta. Unos ojos marrones, redondos y llenos de vitalidad me miraban fijamente cuando levanté la cabeza de mis desordenados papeles. Sin duda era ella, seguía vistiendo de esa forma tan característica, con prendas oscuras y ajustadas. El único punto de color se lo daban sus uñas, largas, bien arregladas y pintadas de colores vivos. Haciendo este repaso visual reconocí sus anillos de plata, y al final de su mano una maleta de piel marrón casi destrozada por tanto uso... ¿Pero donde había estado tantísimo tiempo?

_Debo confesarte que pensaba que no vendrías _ le sonreí bajando un poco mis gafas_ ¡Vaya! te veo muy bien.

_Eso espero

_¿Y ese brillo en los ojos?

_El maravilloso elixir del amor... es capaz tanto de matar como de resucitar a los muertos.


Texto:
Irgala Miserere

Fotografía hecha por:
Valerio Sorrentino




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