Realizo este escrito en alusión a las duras críticas que por parte de los medios y el inculto populacho se han vertido en los últimos días contra uno de nuestros dramaturgos más ilustres y admirados por todos los españoles. Hablo, como no, de Don Fernando Sánchez Dragó, grande entre los grandes. Autor de grandes y maravillosas obras literarias como "Gárgoris y Habidis", "Las fuentes del Nilo", "La del alba sería" o "El sendero de la mano izquierda", todas ellas conocidísimas a nivel internacional y que quedarán en la memoria de los españoles durante eones.
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Todo esto a tenor de unos extractos de su último libro "Dios los cría...", en el que supuestamente el autor afirma haber mantenido relaciones sexuales con dos menores de trece años. Todo esto no es sino una muestra feaciente de la manipulación de la prensa que no busca sino desprestigiar con cierto ahínco la ilustre figura y máximo exponente de la pedantería en nuestro país.
Ya intentaron en ocasiones anteriores tirar por tierra su genialidad innata; hace años en un programa televisivo cuando un tal Fernando Arrabal le quitara el protagonismo durante un debate sobre el "mineralismo" o, más recientemente, cuando los medios infames emitieron un vídeo sobre nuestro gran visionario afirmando que no escribía sus libros, dando a entender que lo hacían terceras personas. Todo falso. En ese vídeo no se muestra sino la voz de un imitador (muy bueno por cierto) diciendo falacias una tras otra, como por ejemplo que en dicho libro se narra una entrevista "imaginaria". Y para que conste, cuelgo el vídeo en cuestión, absolutamente falso, que no es sino un vil despropósito:
No obstante ahora, la afrenta es peor, mucho peor, pues acusan indiligentemente a Don Fernando de cometer pederastia en las tierras niponas acudiendo a las siguientes razones extraídas, según dicen, de su propio libro:
"A mi me gustan las de quince [...] Llámame viejo verde, llámame como quieras pero es así."
"En el año 1967 me topé con unas lolitas [...] no eran una lolitas cualesquiera, sino de esas que se visten como zorritas, con los labios pintados, carmín, rimel, tacones, minifalda..."
"Para mí no hay nada como la piel tersa, los pechitos como capullos, el chochito rosáceo..."
Jamás se oyeron tantas falacias y resentimiento acumulado por la envidia hacia una persona de tanta estima y decoro. Todo es mentira, no existe ni un sólo ápice de verdad en todo esto. En el segundo extracto existe una redundancia que resulta inverosímil para un escritor de tantísimo talento, pues en la misma frase se habla de llevar los labios pintados seguido de "carmín", un error en el que Don Fernando no caería jamás. En el tercer extracto tampoco encajan las piezas pues habla de que le gusta la piel tersa y salta a la vista que Don Fernando nunca se ha realizado un liftin', puede que sí tenga los pechitos como capullos y el chochito rosáceo, pero la piel tersa NO!!!
Como tampoco es verídico el siguiente extracto del enlace que dejo a continuación en otro de sus libros biográficos "Una vida Mágica". En dicho fragmento Don Fernando manifiesta que él sólo tenía treinta añitos, cuando se trajinó a las dos lolitas con lo cual queda perfectamente claro que la diferencia de edad no resultó ser tan desproporcionada como pudiera parecer. Además de que Don Fernando jamás de los jamases cometería el gravísimo error de tropezar dos veces con la misma piedra.
Extracto de su libro "Una vida mágica" (Fuente: lasmalaslenguas.es)
Ante tanto linchamiento por parte de la enorme masa, condicionada como ya he dicho por la infamia de los medios, que carecen de ética, nuestro caballero andante Don Fernando luchó contra lo imposible y consiguió que el defensor del menor de la comunidad de Madrid le exculpara a través de un manifiesto.
"Resulta incomprensible que se desate semejante odio hacia un escritor por haberse referido, de forma por lo demás literaturizada, a un hecho inequívocamente amparado por la ley: haber mantenido algún atisbo de relación sexual con menores que superan una determinada edad y que actúan con su pleno consentimiento."
Más claro agua, pues bien sabemos todos que la culpa es de los padres que las visten como putas.
