Sé que a veces mi mayor enemigo es mi Cerebro. Y que de vez en cuando quiere boicotearme y ponerme sobre arenas movedizas para que todo mi mundo se desestabilice. Y sé que soy lo suficientemente fuerte y segura de mí misma como para no caer en esa trampa. Pero aún así caigo. Y hoy no puedo evitar sentirme vulnerable, frágil, con la sensación de estar tambaleándome sobre una fina cuerda, y debajo, el vacío.
Mañana será otro día. Hoy sólo quiero llorar.