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The Millennium – Begin

The Millennium
Begin
Columbia 1968

Este Disco es un premio para amantes de la búsqueda. Es uno de esos cofres escondidos que compensa con creces todos los sinsabores de la aventura y te animan a seguir, convencido de volver a encontrar más tesoros ocultos. En fin, que la escucha de esta gran obra me ha impactado. La considero indispensable, pero aviso: para amantes del pop, más concretamente del ‘sunshine-pop’, del verano del amor, ese pop de finales de los ’60 con profusión de arreglos instrumentales y vocales, experimentación controlada y un prudente chorro de psicodelia. Capaces de alegrarte el día con melodías perfectas, tienen ritmo y energía, pero también dulzura y delicadeza.
The Millennium fue el proyecto más personal y brillante de Curt Boettcher tras haber participado en formaciones como The Goldebriars (grupo folk con el que empezó su carrera en 1964, cantando, componiendo y tocando la guitarra), The Ballroom o Saggitarius (con los que grabó excelentes discos de ‘soft pop’, claros precursores de este ‘Begin’; en estos grupos comenzó y consolidó su relación artística con Gary Usher y Brian Wilson); además de aportar sus avanzados planteamientos en la producción, o bien componiendo, tocando y/o cantando en discos de Summer’s Children, Tommy Roe, The Association, Warren Zevon, Gene Clark, The Hondells o The Byrds. En la década de los 70 aparte de su importante labor como productor y sacar un álbum en solitario, colaboraría con su andrógina voz en multitud de discos, de Beach Boys o Elton John, hasta Eric Carmen, Dennis Wilson e incluso en la banda sonora ‘Grease’.
Tras sus excelentes producciones y el gran trabajo realizado en el disco ‘Present Tense’ de Saggitarius junto a Gary Usher, Columbia le ofreció un estudio propio en el que poder grabar sin limitaciones; llamó a músicos conocidos (Sandy Salisbury, Joey Stec, Lee Mallory, Michael Fennelly, contando también con la colaboración de Gary Usher), y a destacados músicos de sesión de Los Angeles. En términos puramente materiales grabaron el disco más caro de Columbia hasta ese momento y el primero en utilizar 16 pistas. A pesar de los excelentes resultados el trabajo sin embargo no tendría el éxito esperado, achacándolo a la renuencia de Boettcher a ir de gira y a la dificultad para trasladar el complejo sonido del álbum al directo.
Abre el disco un breve y recargado preludio con gotas de música minimal (avanzados que andaban ya), exuberantes percusiones y batería con múltiples influencias, música sinfónica, banda sonora… que da paso, con curiosos efectos (entre ladridos y gemidos mutantes), al primer tema claramente pop, “To Claudia On Thursday” (composición de Joey Stec, dedicada a la mujer de Boettcher), capaz de levantar el ánimo al más deprimido con sus maravillosos coros. “I Just Want to Be Your Friend” se mueve entre la bossa-nova, el pop y el rock de guitarras con toda naturalidad. “5 A.M.” es una canción que tiene la capacidad de llegar a convertir esa hora tan intempestiva en algo milagrosamente precioso y hasta de animarte a dar un baño o un paseo por la playa (sorprendentemente sería un gran éxito en Filipinas). “I’m With You” es pura inocencia y psicodelia pop :“No quiero ser millonario/no quiero volar sobre alas de plata y oro/No quiero subir a la montaña más alta del mundo/para encontrar lo que busco/ Porque está aquí cuando estoy contigo” (de acuerdo que las letras de la época no eran de lo más original, pero lograban que sonaran con encanto, que ya es mucho). “The Island” es perfecta para perdernos en ensoñaciones egocéntricas mecidos por atmósferas y pájaros ficticios. “Sing To Me” podría ser uno de tantos éxitos de la época, comienza con un riff de guitarra mil veces escuchado, posee bonitos acompañamientos de vibráfono y clásicos arreglos soul-pop de viento. “It’s You”, el único tema que llegó a tener éxito, tiene un bajo que te engulle y unos coros que embelesan, con puntuales efectos que te impiden dejar de prestar atención mientras te cuentan “algo está cubriendo mis ojos: eres tú”. (escuchando esta parte, especialmente, me vienen a la cabeza los Stone Roses, ¿por qué será?). Y así siguen, con la misma belleza y elegancia, seduciéndonos sin descanso, entre filosofía “hippie” inicial, efectos psicodélicos y brillantes arreglos y melodías, “Some Sunny Day” (“todo lo que tenemos que hacer es cerrar nuestros ojos y ver que somos libres”), “It Won’t Always Be The Same” (“Un cambio pronto vendrá ¿puedes verlo tú’?”), “The Know It All”, más potente y con unos arreglos de trompeta claramente hispanos (que tan bien estaban integrando ya Love ) , “Karmic Dream Sequence #1”, la más larga y lisérgica. La última gran canción es “There Is Nothing More To Say” con aires entre dulces y épicos, hablándonos una vez más de estar preparados para los nuevos tiempos y del camino…, podría haber sido también nº1 en cualquier lista del momento. Cierra el disco “Anthem (Begin)”, jugando con cintas reproducidas al reves y ruidos varios envolviendo una breve melodía-himno coral. En la primera edición en CD de 1990 se incluyó también un single grabado después del LP, con las canciones “Just about The Same” con bajo funky, cargada de ‘lalalas’, palmas y capacidad irrefrenable para hacerte saltar, y “Blight”, más cercana al folk con mezcla de espirituales, doo wop, swing…
En definitiva, un gran disco, que con el tiempo va ganando en reconocimiento. Todo un trabajo de producción, mestizaje, innovación, talento, grandes músicos y, sobre todo, grandes canciones.

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