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Entrevista a Julio de la Rosa

Julio de la Rosa vuelve a publicar un Disco tras cuatro años de silencio en los que ha estado más centrado en la composición de Bandas Sonoras para películas y series (cuestión ésta que le ha reportado un Goya por el score de La isla mínima). Tras su celebrado Pequeños trastornos sin importancia, el gaditano retorna con una sugerente y estilizada colección de canciones , íntimas y descarnadas, con un sonido elegante de vaporosa y refinada producción, donde la secuenciación electrónica lo-fi vehicula el sonograma del disco bajo una efectiva letanía lírica de paisajes emocionales salvajemente expuestos.  En esta entrevista nos desvela más aspectos de su último disco y de su trayectoria personal.

• Antes de nada, ¿puedes hablarme del entorno musical de tu familia?¿Era un hogar donde se escuchaba o tocaba música a menudo?

Sí. Mis hermanos mayores me llevan nueve y diez años de diferencia y tenían un grupo, luego un estudio de grabación, etc, así que desde pequeño mamé su música y sus discos y todo el entorno relacionado. Con siete años me metía en su habitación y me ponía sus vinilos: Sex Pistols, Pink Floyd, Silvio Rodríguez, y con diez años estaba escuchando a Golpes Bajos, Radio Futura, etc. Les robaba las baquetas y me las llevaba al colegio hasta que un profesor me las quitaba por tocar la batería en todas partes. Le pedía a mi hermano mayor que me enseñara algún acorde de guitarra; al otro le quitaba el teclado y me ponía a improvisar cualquier cosa sin tener ni idea de cómo tocarlo. Tenía yo muchas probabilidades de acabar siendo músico, me temo. Si hubieran sido pintores seguramente ahora estaría rodeado de pinceles.

• ¿Qué discos te animaron a dedicarte a la música?

Creo que, de entrada, los españoles de la época que ellos se compraban: Golpes Bajos y Radio Futura eran mis favoritos, pero también estaban Siniestro Total, los primeros Gabinete, los primeros La Dama se esconde, en fin, todos los ochenteros que más o menos funcionaron. Al crecer un poco, con doce años o así, empezaron a aparecer todos los afterpunk británicos de la época: The Cure, Echo and the Bunnymen, Joy Division, etc, y éstos fueron los que marcaron mi problemática adolescencia. Poco a poco fui abriendo miras y descubrí por fin que en todas partes del mundo se hacen músicas maravillosas.

• De todo ese bagaje, ¿qué te has llevado a “Hoy se celebra todo”?

Como a los perros, lo que absorbemos en nuestra socialización nos marca para siempre y lo llevamos eternamente con nosotros, así que todo eso está en este disco. Afortunadamente también está todo lo que aprendí después, así que el disco es bastante ecléctico. Por último, para bien y para mal, mi bagaje personal – emocional e intelectual -, hace que todo sea filtrado por una persona que soy yo y de la que me es imposible deshacerme.

• ¿Cuál ha sido tu mecánica de trabajo a la hora de componer y grabar este disco?

En lugar de coger la guitarra acústica y ponerme a componer, he ido soltando cosas en Protools y así he ido levantando las canciones como si de pequeños edificios se tratara, un poco como suelo hacerlo al trabajar en Bandas sonoras de películas. Las canciones se han ido formando poco a poco. Al plantearme que este disco no iba a tocarlo en directo, lo he grabado solo, en casa, tocando todos los instrumentos. Hacerlo de este modo me ha permitido explorar lugares que a menudo en el formato banda son más difíciles de poner en pie.

• ¿Cuál es la mayor diferencia entre este nuevo disco y el anterior?

Como decía el hijo de mi manager, en éste estoy menos enfadado.

• El lanzamiento de “Hoy se celebra todo” coincide prácticamente con la publicación de tu novela “Wendy y la bañera de los agujeros negros”. ¿Cuánto tiene uno de otra? ¿recomiendas la lectura paralela a la escucha del álbum? ¿Qué surge primero?

No, no, leerme y escucharme al mismo tiempo debe de ser un suplicio. Lo que sucede es que me he dado cuenta que en la novela subyace todo lo que me he contado en mis tres últimos discos; es algo así como esta trilogía musical mía convertida en novela. Que no tiene nada que ver la novela con mis discos, pero hay algo ahí que establece puentes en la relación de la pareja protagonista.

• ¿Son roles diferentes el de músico o escritor o todo se engloba dentro de la figura de creador?

Yo empecé haciendo canciones, así que tiene cierta lógica que las palabras, sin música, hayan acabado en otra parte. Del mismo modo que mi música, sin mi voz, sostenga bandas sonoras de películas. Lógica, esfuerzo pero sobre todo mucha suerte.

• ¿A qué nivel de introspección has llegado a la hora de componer este disco? ¿Cuánto hay de ti o te sirves de un personaje para llegar a determinados niveles narrativos y de exposición?

Irme a vivir al campo me ha otorgado cierta distancia sobre muchas cosas, y el silencio, los árboles y el aire limpio me han ayudado mucho a escuchar sentimientos que antes estaban amordazados por el ruido de la ciudad. Soy de los que piensan que todo lo que haces es autobiografía camuflada. Te ayudas de mentiras para contar verdades, tus verdades aproximadas. Dramatizas para conseguir que se entiendan ciertas sentimientos, que simplemente descritos no funcionan como debieran.

• ¿Cómo describirías tu camino musical, tu carrera, en relación con tu evolución personal?

Lo describiría como un compañero, un compañero a veces fiel a menudo traidor. Un espejo deformante que empuja a luchar para mejorar y crecer como persona. Pero sé que nunca va a funcionar. Sé que nunca me dará lo que quiero. Lo más que puedo hacer es perseguir. Pero eso ya es mucho. Encontrar es un verbo que sólo vale para los buscadores de tesoros perdidos.

• En estos años de silencio entre disco y disco, te has dedicado a la composición de bandas sonoras. ¿Qué diferencias hay entre la composición de éstas y la elaboración de un disco?

Está lo del folio en blanco. No eres tú quien tiene que enfrentarse a él. Alguien ya ha hecho el trabajo sucio por ti. También que en el cine los plazos son más estrictos, porque no eres tú quien los pone. Hay que saber trabajar sin esperar a estar iluminado, sino buscando esa iluminación. A mí, personalmente, hacer bandas sonoras me permite explorar mezclas insólitas de instrumentos que nunca haría si tuviera que tocar esa pieza en directo, nuevas maneras, estilos, armonías. La limitación que te impone la narración, en realidad, te está abriendo muchas otras puertas. Sólo hay que girar el pomo.

• Una curiosidad, ¿cuáles son tus compositores de bandas sonoras preferidos?

Me gusta mucho cómo crea para películas Trent Reznor. La b.s.o., por ejemplo, de Gone Girl de David Fincher me parece ajustadísima y muy muy acertada. Otro que a menudo hace cosas increíbles es Jon Brion, que se hizo muy famoso gracias a The Eternal Sunshine of the Spotless Mind (traducida en nuestro país con el lamentable título de Olvídate de mí). Me encanta esa b.s.o pero también la que hizo para I Love Huckabees (Extrañas Coincidencias), o para Magnolia, de Paul Thomas Anderson, aunque aquí la gloria se la llevó Aimee Mann. Paul Thomas Anderson tiene muy buen gusto para sus músicas, y músicos, y acompañarse en las últimas por Jonny Greenwood, de Radiohead, me parece una asociación increíble. No es un tipo que me parezca narre a todo lo largo del film particularmente bien, Greenwood, pero a menudo hace tales piezas que da igual de dónde vengan o a dónde vayan. Y además tiene a Anderson detrás, dirigiéndole, así que la efectividad está asegurada. Como ves, me gustan más los músicos de bandas sonoras que se inclinan por algo menos sinfónico que los que se empeñan en continuar con la tradición americana del cine clásico a base de orquestas rimbombantes, aunque hay muchas maneras de orquestar y hay películas con bandas sonoras de textura más clásica que también me gustan. Las pelis de Chabrol no son precisamente clásicas en el contenido de sus bandas sonoras pero juegan un poco a eso, con las cuerdas especialmente. No sé, hay muchas maravillas por ahí.

• Además de la música, ¿qué otras cosas te inspiran a la hora de componer?

Como te decía: El silencio, los árboles y el aire. También mis perros. Y la relación amorosa en la que me encuentro. Todas estas cosas dan mucho de sí.

• ¿Qué ha cambiado en ti (en todos los aspectos) desde tu primer trabajo hasta hoy?

¿En todos? Es mucho decir. Lo que más ha cambiado es mi aspecto, precisamente. Soy mucho más mayor. Y la edad afecta mucho, para bien y para mal, en todos los demás aspectos.

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