Es curioso observar que nuestras asambleas cristianas son el único grupo que se reúne para cantar de manera regular y periódica, sin pertenecer a ninguna entidad dedicada a ello. Esto, aparte de tener un gran valor cívico y cultural, da a nuestro Canto y también a los espacios de sola música y a los silencios significativos una peculiaridad merecedora de análisis y reflexión. ¿Por qué