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Canciones escatológicas (Décimosexta parte)

10 razones por las que abandoné el dispensacionalismo.

En la entrada anterior comencé a explicar que la Biblia enseña que Dios tiene un solo pueblo y no dos. Que el pueblo de Dios está conformado por judíos naturales y gentiles que han creído en Cristo. Que el actual Israel por el solo hecho de llevar el nombre de Israel no los constituye el pueblo de Dios. No, el Nuevo Testamento dice otra cosa.

Si recuerdas, el libro de los Hechos nos relata la historia de la incorporación de los gentiles a las filas del pueblo de Dios. Aunque Hechos describe el esfuerzo de los primeros cristianos judíos para extender el evangelio, prácticamente es el relato de cómo se dio la bienvenida a los gentiles para que también formaran parte del pueblo escogido.

Un personaje que tuvo gran incidencia en esta incorporación fue el apóstol Pablo. Mientras el Señor llevaba a cabo una metamorfósis en el corazon de Saulo de Tarso (Hechos 9) para que fungiera como apóstol a los gentiles y se encargara de la transición de un pueblo compuesto solo por judíos a un pueblo compuesto tanto por judíos y gentiles, Dios le revelaba al apóstol Pedro (y a todos los demás) que no debía discriminar a quienes no fueran judíos y fue allí que presenció el derramamiento del Espíritu Santo sobre todos los congregados en la casa de Cornelio (Hechos 10),

Si eres un estudioso del Nuevo Testamento, ¿nunca te has preguntado por qué la segunda mitad del libro de los Hechos es distinta a la primera? ¿Nunca te has puesto a pensar por qué la primera parte habla sobre los apóstoles y varios personajes más, pero la segunda habla casi exclusivamente del apóstol Pablo? Porque, aunque Lucas pudo haber documentado la vida de Pedro, Santiago, Juan o cualquiera de los apóstoles, él sabía que lo que las iglesias y el mundo necesitaban conocer era que la historia divina estaba cambiando dramáticamente con la incorporación de los gentiles al pueblo escogido de Dios. He ahí la relevancia de que nos muestre a Pedro predicando en Hechos 10 al primer grupo masivo de gentiles conversos y la importancia de Hechos 15 donde se relata el concilio de Jerusalén y donde se acordó unánimemente no sobrecargar a los gentiles con normativas judías que no necesitaban seguir, además de documentar los esfuerzos del apóstol Pablo por ganar apasionadamente y sin importar el costo a los gentiles con el evangelio.

Por eso, cuando estudias las epístolas del Nuevo Testamento, notas que quien más escribió sobre la incorporación de los gentiles al pueblo escogido fue el apóstol Pablo. Por ejemplo, un pasaje súper contundente sobre el hecho de que Dios tiene un solo pueblo (no dos) se encuentra en la carta a los Efesios. Por favor, lee detenidamente la siguiente porción:

Recordad, pues, que en otro tiempo vosotros
los gentiles en la carne, llamados incircuncisión
por la tal llamada circuncisión, hecha por manos
en la carne, recordad que en ese tiempo estabais
separados de Cristo, excluidos de la ciudadanía de Israel,

extraños a los pactos de la promesa, sin tener esperanza,
y sin Dios en el mundo. Pero ahora en Cristo Jesús,
vosotros, que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido
acercados por la sangre de Cristo. Porque El mismo
es nuestra paz, quien de ambos pueblos hizo uno,

derribando la pared intermedia de separación, aboliendo
en su carne la enemistad, la ley de los mandamientos
expresados en ordenanzas, para crear en sí mismo de los
dos un nuevo hombre, estableciendo así la paz, y para
reconciliar con Dios a los dos en un cuerpo por medio
de la cruz,
habiendo dado muerte en ella a la enemistad.
Y vino y anunció paz a vosotros que estabais lejos y paz
a los que estaban cerca, porque por medio de El los unos
y los otros tenemos nuestra entrada al Padre en un mismo
Espíritu. Así pues, ya no sois extraños ni extranjeros,
sino que sois conciudadanos de los santos y sois de la familia
de Dios,
edificados sobre el fundamento de los apóstoles
y profetas, siendo Cristo Jesús mismo la piedra angular,
en quien todo el edificio, bien ajustado, va creciendo para
ser un templo santo en el Señor, en quien también vosotros
sois juntamente edificados para morada de Dios en el Espíritu.
Efesios 2:11-22.

Después de leer este pasaje, la pregunta de rigor es: ¿por qué los dispensacionalistas afirman que Dios tiene Dos Pueblos si Efesios 2:11-22 dice claramente que tiene uno solo? ¿De dónde sacan la idea que Dios tiene dos planes escatológicos distintos, uno para cada pueblo?

Simple.

¿Recuerdas cuando expuse la primera razón de por qué abandoné el dispensacionalismo? En la tercera parte de esta serie expliqué que este sistema de interpretación, tal como lo conocemos hoy, es una doctrina nueva. Y que durante 1800 años la iglesia creyó que la Segunda venida y el arrebatamiento ocurrirían simultáneamente. ¡Pues lo mismo pasa con la teoría de los dos pueblos! Durante toda la historia de la iglesia se creyó que los creyentes, judíos naturales y gentiles que han creído en Cristo, conformaban el pueblo de Dios. No dos pueblos. Solo uno. Fue hasta que John Nelson Darby fraguó el dispensacionalismo alrededor de 1830 que se comenzó a enseñar que Dios tenía dos pueblos con dos planes escatológicos diferentes.

Como afirma el historiador Timothy Weber con relación a cómo Darby elaboró la doctrina del rapto secreto. Weber dice que “la doctrina del rapto pre-tribulacional prácticamente saltó de las páginas de la Biblia una vez que comprendió y mantuvo de manera consecuente la distinción absoluta entre Israel y la iglesia en los planes proféticos de Dios” (1). ¿Sabes qué significa esto? Que Darby no llegó a la conclusión de que Dios tenía dos pueblos de primas a primeras. Él tuvo que reflexionar mucho tiempo antes de atreverse a tal aseveración y hacer tal diferenciación de pueblos, ya que dicha premisa no se enseñaba en su época y mucho menos se enseñaba antes. Fue hasta que Darby se persuadió a sí mismo de lo que, según él, descubrió sobre los dos pueblos, que propuso la teoría del rapto.

Mira, en la actualidad, la creencia de que Dios tiene dos pueblos está tan arraigada en la mentalidad del dispensacionalista promedio que cuando leen Efesios 2:11-22, no ven lo que Pablo claramente enseñó: “recordad que en ese tiempo estabais separados de Cristo, excluidos de la ciudadanía de Israel…” (2:12). “Recordad…” dijo Pablo. Es decir, “traigan a memoria, no lo olviden”. ¿Qué cosa debían recordar? ¿Qué cosa no debían olvidar? “Que antes estaban separados de Cristo, excluidos de la ciudadanía de Israel”. Esto significa que si en otro tiempo lo estaban, ya no lo estaban; si en otro tiempo estaban excluidos de la ciudadanía de Israel, ahora ya no lo estaban más; y si antes estaban separados de Cristo, ahora estaban en él y con él.

¿Qué tan difícil puede ser entender este pasaje? ¿Qué tan difícil puede ser captar esta verdad? ¡Hasta un niño de kindergarten podría comprenderlo! Ya no dos, ¡solo uno! Simple.

Es más, después de estas palabras, Pablo añadió: “de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación” (2:14). ¡Allí está! ¡De dos hizo uno! ¿Por qué entonces los dispensacionalistas enseñan que Dios tiene dos pueblos? ¿En qué parte del Nuevo Testamento se basan para afirmar tal cosa? Y permíteme preguntar más allá: ¿por qué se aferran tan enérgicamente a una enseñanza que claramente la Escritura no respalda?

¡Ah! ¿Sabes por qué? Por las implicaciones que desencadenaría reconocer que Dios tiene un solo pueblo. ¿Sabes qué consecuencias tendría para el dispensacionalismo si ellos reconocieran que Dios no tiene dos pueblos? ¿Sabes por qué no pueden desprenderse de esa convicción tan fundamental de su sistema de interpretación? Porque reconocer que Dios tiene un solo pueblo (la iglesia) haría que todo su sistema cayera al piso.

A continuación, explico tres razones:

1) Si el dispensacionalismo reconociera que Dios tiene un solo pueblo contradecirían su riguroso literalismo.

Según ellos, cuando la Biblia dice “Israel” entonces se refiere única y exclusivamente al Israel étnico. Y si la Biblia dice “iglesia”, se refiere a la iglesia. Por eso, cuando algún pasaje del Antiguo Testamento relacionado con Israel en el Nuevo se aplica a la iglesia, ellos se escudan de que dichos pasajes se utilizan así por cualquier razón que se puedan inventar con tal de negar lo que los apóstoles veían claramente. Es decir, que la iglesia es la continuidad del Israel étnico.

Mira, ellos tienen que persuadir a quienes les siguen de que Dios tiene dos pueblos porque su sistema de interpretación es extremadamente literalista. Israel literal es Israel literal y la iglesia literal es la iglesia literal. ¡Punto! ¡Dos pueblos! ¡Jamás uno!

La pregunta es: ¿interpretaban los apóstoles de ese modo la Escritura? ¿Tenían ellos mentes tan literalistas que veían dos pueblos separados cuando leían e interpretaban el Antiguo Testamento?

Te invito a que hagas el siguiente ejercicio y leas la siguiente lista de textos que en el Antiguo Testamento fueron dados al pueblo de Israel y verás que ya en el Nuevo los apóstoles los aplicaron a la iglesia. Quítate por un momento los lentes del literalismo dispensacional y comprueba por ti mismo lo que ellos entendían:

Oseas 1:10 y Romanos 9:22-26.
Oseas 2:23 y 1 Pedro 2:9-10.
Amós 9:11-12 y Hechos 15:14-18.
Joel 2:28-32 y Hechos 2:1, 16-21.
Éxodo 19:6 y 1 Pedro 2:9.
Ezequiel 37:27 y 2 Corintios 6:16.
Levítico 19:2 y 1 Pedro 1:15-16.
Jeremías 31:31 y Lucas 22:20.
Jeremías 31:31-34 y Hebreos 8:8-12.

¿No que Israel es Israel y la iglesia, la iglesia? ¿Veían los apóstoles en Israel y la iglesia dos pueblos separados? ¿Por qué ellos aplicaron a la iglesia textos que claramente eran para Israel? Porque ellos veían a la iglesia como la continuación del pueblo escogido de Dios.

Lamentablemente, debido al estricto literalismo con que el dispensacionalismo interpreta la Biblia, no ven lo que claramente enseña el Nuevo Testamento acerca de la iglesia: que el pueblo de Dios lo conforman tanto judíos naturales que han creído en Cristo como gentiles que han creído en Jesús. No dos pueblos, uno solo en el Señor.

2) Si el dispensacionalismo reconociera que Dios tiene un solo pueblo la gran tribulación perdería su propósito.

Según ellos, la iglesia es un paréntesis en la historia de la humanidad y en el trato de Dios con su pueblo Israel. Este paréntesis, dicen los dispensacionalistas, se abrió en el libro de los Hechos y se cerrará cuando se efectúe el rapto secreto. Esto sin contar que para ellos la gran tribulación durará siete años en cumplimiento de la profecía de las Setenta semanas. Siendo esos siete años de tribulación la semana setenta de la profecía de Daniel. En este sentido, cuando la iglesia ya no esté sobre la Tierra, Dios retomará su trato con la nación de Israel dando inicio la gran tribulación y tratando personalmente con ellos.

Ahora, si el Israel étnico no es el pueblo de Dios, como he explicado en estas dos entradas, sino que es la iglesia conformada tanto por judíos como gentiles que han creído en Cristo, entonces la gran tribulación pierde el propósito de realizarse ya que no habría necesidad de retomar su trato con la nación de Israel.

La verdad es que en ningún lugar de la Escritura se habla de que la iglesia es un paréntesis y la gran tribulación será más que un trato personal con el pueblo judío. La tribulación que se avecina para el mundo es una prueba que vendrá al planeta entero. No solo será para el Israel étnico.

3) Si el dispensacionalismo reconociera que Dios tiene un solo pueblo el milenio perdería su sentido.

Según ellos, en el milenio Dios cumplirá todas las promesas que no pudo cumplirle a Israel en el Antiguo Testamento. Por lo tanto, el milenio es el período que el Señor ha estado esperando para poder cumplir todo cuanto les prometió. Ahora, si Israel étnico no es el pueblo de Dios, sino la iglesia, ¿qué de esas promesas que según el dispensacionalismo no se han cumplido? ¿Qué de todos esos pasajes que aparecen en Isaías y Ezequiel que “supuestamente” no se hicieron realidad?

La cuestión es que cuando uno estudia el Antiguo y el Nuevo Testamento uno comprende que Dios ya cumplió sus promesas al Israel étnico y si hubiera alguna promesa que no se ha cumplido, debido a que ahora el pueblo de Dios es la iglesia, estas se cumplieron y se cumplirán sobre el nuevo Israel compuesto por judíos y gentiles que han creído en Cristo. Ya no sobre un Israel étnico.

Como ahondar en ese tema sería demasiado extenso y este espacio no me permite profundizar, te recomiendo escuchar las dos partes del sermón: “Crisis en Medio Oriente: Presente y Futuro de Israel”, que hace algunos años impartió el pastor Sugel Michelén de Iglesia Bíblica del Señor Jesucristo, de República Dominicana. Sus dos ponencias son las mejores que he podido encontrar en la web con relación a una posición no dispensacionalista acerca de quién es verdaderamente Israel en la actualidad. Para escuchar la Primera Parte y la Segunda Parte solo da clic sobre cada una, respectivamente.

Bueno, lo lamentable de la perspectiva dispensacionalista que afirma que Dios tiene dos pueblos, es que incluso pasajes como Romanos capítulo once, que habla acerca del olivo natural (Israel), ellos afirman que el Señor tiene dos olivos (dos pueblos) y no ven lo que realmente dice el texto. Que Dios tiene un solo olivo (Israel) y que los gentiles, a través de Cristo, fuimos injertados al olivo natural (Israel) y, por lo tanto, el Señor ahora tiene un solo pueblo, ya no dos. Por eso Pablo escribió: “pero si algunas de las ramas fueron desgajadas, y tú, siendo un olivo silvestre, fuiste injertado entre ellas y fuiste hecho participante con ellas de la rica savia de la raíz del olivo… Dirás entonces: Las ramas fueron desgajadas para que yo fuera injertado. Muy cierto; fueron desgajadas por su incredulidad, pero tú por la fe te mantienes firme… Y también ellos, si no permanecen en su incredulidad, serán injertados, pues poderoso es Dios para injertarlos de nuevo (Romanos 11:17, 19-20 y 23).

¿Lo ves? Dios tiene un solo olivo, un solo pueblo: Israel. Conformado por judíos naturales y gentiles que han creído en Jesucristo. No dos pueblos, no dos tratos distintos, no dos planes escatológicos diferentes. Un solo Israel: la iglesia.

Continuará…

Notas:

(1) Weber, Timothy P. En the Road to Armageddon”: How Evangelicals Became Israel’s Best Friend”. Grand Rapids, Michigan, EE.UU., Baker Academic, 2004. Pág. 25. Si desea adquirirlo vía Amazon este es el link: https://www.amazon.com/dp/B001P05JKK/ref=dp-kindle-redirect?_encoding=UTF8&btkr=1



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