Hablemos de intolerancia. En un artículo publicado en La Nación, Loris Zanatta hace una reflexión sobre la idea de Cultura a partir de lo sucedido en el partido de fútbol entre las selecciones de Australia y Arabia Saudita. Antes de comenzar el partido, el locutor del estadio anunció que se haría un minuto de silencio en memoria de las víctimas de los atentados de Londres de esa semana. Los jugadores sauditas continuaron como si nada su pre-calentamiento. La justificación extraoficial fue que en la cultura saudita eso del minuto de silencio no tiene ningún significado y por tanto nadie lo hizo. Y esto sirve de disparador para que Zanatta haga una reflexión sobre la pesada carga que algunas culturas imponen a sus miembros. La globalización, en cierto modo, apunta a alivianar esa carga, concluye. Hasta ahí la anécdota.

Existe otra forma de ver la anécdota mencionada que quizás sea más clara. Previamente, para ser sinceros, debo decir que considero que la actitud de los jugadores sauditas está originada en una provocación, lisa y llana. No creo que hayan sido inocentes. Se esmeraron en marcar la diferencia, quizás por orgullo acerca de su cultura, quizás por pura provocación política. Pero como esto que digo es adjudicar intenciones, lo dejaremos aparte.

En el fondo del fondo, los sauditas hicieron lo que hicieron porque pudieron hacerlo. Nadie se los impidió. Se respetó su costumbre y, si bien se la criticó, nadie tomó represalias sobre ellos. Habría que ver en un caso similar en Arabia Saudita si la sociedad, el poder o el gobierno permanecerían tan respetuosos de las costumbres ajenas. Y sabemos que no es así.

A diferencia de Zanatta, sostengo que lo que pasó es altamente positivo, visto en el marco general. No solo quedó en evidencia la intolerancia de esos árabes sino que quedó clara la tolerancia de occidente hacia los pueblos que profesan otra cultura. La sociedad no reaccionó al desplante, no castigó ni física ni moralmente a nadie. Se los dejó hacer.

Puedo ir a Arabia Saudita y pasearme en minifalda por la calle? No. En occidente sí. Y no es requisito ni siquiera ser mujer, precisamente. Puedo ir a Arabia Saudita y tomar una copa de vino en un bar? Conste que solamente estoy poniendo ejemplos menores y tontos para poner en evidencia los hechos, pero hay cosas mucho más pesadas en esa cultura, como la sumisión de la mujer en general.

En resumen, sería contraproducente que nos enojáramos con los sauditas por lo que hicieron. Ello simplemente muestra que aún les falta por evolucionar. La reacción de occidente no puede ser pretender obligarlos a ser tolerantes. Eso es no ser tolerante. Y así se completa el círculo vicioso del cual no podemos salir.

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