Parece que Virgilio era tímido, así lo describen los cronistas, desconectado del alterne y las reuniones de palacio. Todo lo contrario que Octavio Augusto, que gustaba rodearse de genios y poetas. Un día acudió a la llamada del emperador y a uno de los cortesanos le pareció rara su actitud, siempre taciturno y en silencio.—.¿Eres mudo, acaso...? -le dijo. Como no le contestaba, el impertinente...
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