El tuit que está sobre estas líneas de una periodista de El País lo resume perfectamente. Querian violencia policial y la han tenido. Querian imágenes con sangre y las han tenido. Tan solo les ha faltado, afortunadamente, el muerto. Ya la prensa internacional está hablando de que no se puede actuar así contra gente que solo quería votar. Ya algunos gobiernos empiezan a decir que, aunque hay que respetar la ley, las cosas no se pueden solucionar a palos y que hay que negociar. De puertas adentro el PSOE dice lo mismo, que sí, que los separatistas fueron los principales culpables de todo, pero que las intervenciones de la Guardia Civil y de la Policía Nacional fueron desmesuradas.
Han ganado.
Poco importa que la GC y la PN intervinieran para hacer cumplir la ley. Poco importa que la violencia fuera producto de que las masas separatistas se resistieron a cumplir esa ley. Poco importa que esas masas se enfrentaran a GC y PN impidiéndoles el paso. Se ha sabido que a muchos barrios llegó gente "de fuera", unos catalanes, otros vascos, para preparar la resistencia. Poco importa.
Poco importa que las fuerzas de la GC en una de sus intervenciones se vieran completamente rodeadas por una masa violenta y amenazadora que les cercaba por todas partes, y que para romper ese cerco tuvieran que actuar violentamente contra esa masa.
Ahora dicen algunos que "no sabíamos que votar era tan peligroso". No, votar no es peligroso, lo peligroso es no seguir las instrucciones de unos tipos armados hasta los dientes, que son los encargados de hacer cumplir la ley. Lo peligroso es resistirse a esos tipos y hasta enfrentarse con ellos. Porque yo, pacífico ciudadano residente en Estados Unidos, no considero que sea peligroso (más allá de lo normal) conducir mi coche. Pero si, cuando veo por el espejo retrovisor un coche de policía exactamente detrás de mí encendiendo sus luces superiores rojas y azules, decido continuar mi marcha y no parar, entonces sí, se torna en una situación peligrosa. No la actividad de conducir mi coche, sino la de resistirme a la orden de echarme a un lado y deternerme. Pero todo ello poco importa.
Poco importa que un sujeto se encare con un policía con un niño en brazos, al más puro estilo palestino. O que en los colegios señalados para votar hubiera niños y ancianos.
Podríamos seguir. Pero no vale la pena. Porque poco importa todo ello.
Lo único que importa es la foto del GC o del PN, con su impresionante indumentaria, frente a un "pacífico" ciudadano. O la imagen de la anciana con la cara ensagrentada. O la imagen de GC y PN abriéndose paso violentamente a través de una masa desarmada.
Han ganado.
La verdad es que lo tenían fácil. Si el Estado no intervenía, ganaban por incomparencencia, y dirían que no habían podido evitar la votación. Y si el Estado intervenía, ganaban por la ecuación de violencia contra urnas, como ha pasado.
¿Se podía haber hecho otra cosa para que no hubieran ganado? Sí, se podía. Evitar que hubiera urnas y votación programada, con lo que se hubiera evitado tener que intentar desactivarlo por la fuerza. Y para ello se contaba con el apoyo de la comunidad internacional. Tan sencillo como aplicar el artículo 155 de la Constitución, que está ahí para situaciones como ésta. "Si una Comunidad Autónoma no cumpliere las obligaciones que la Constitución u otras leyes le impongan, o actuare de forma que atente gravemente al interés general de España..." ¿Alguien duda de que esto es lo que lleva pasando en Cataluña desde hace años en general y en las últimas semanas en particular? ¿No bastaba lo ocurrido los días 6 y 7 del pasado mes en el Parlamento de Cataluña con la aprobación de la Ley del Referéndum y la Ley de Transitoriedad? ¿No era eso incumplir flagrantemente la Constitución y otras leyes (incluyendo el Estatuto) y atentar gravemente contra el interés general de España? Y, ojo, que en el artículo 155 hay "os", pero la autonomía catalana se ha encargado de hacerlo con "ys". O sea, se le pudo aplicar las tres condiciones que marca el artículo de marras, cuando bastaría con una.
Pero no. Rajoy siguió en su conocida inacción, supongo que esperando que los separatistas pararan en algún momento. Pues se equivocó. Y gravemente.
Se artó Rajoy de decir que no iba a haber referéndum (igual que cuando el 9-N) y al final lo hubo (igual que el 9-N). Referémdum chapucero, sin las más mínimas garantías democráticas, pero lo hubo. La gente votó. A pesar incluso de la intervención de GC y PN. Para este viaje no hacían falta alforjas. Puestas así las cosas tal vez hubiera sido mejor no hacer nada (y hacer el ridículo, como se hizo el 9-N) y decir que no tenía validez jurídica, para luego atacar la declaración de independencia con todo, intentando con ello paliar el ridículo de no haber hecho nada anteriormente. Porque ahora, además de las imágenes de las intervenciones de la GC y la PN, habrá que enfrentar la más que probable declaración de independencia que hará el Parlamento Catalán. Y lo tendrá que hacer un Gobierno de España en principio más débil, dentro y fuera, que antes del 1-O.
Lo dicho, han ganado.
Al menos han ganado, y claramente, la batalla del 1-O. No será la última. El desafío independentista catalán continuará, y con pasos aún mucho más graves, por increíble que parezca. Como he dicho, todo apunta a una declaración unilateral de independencia, tan pronto como en dos o tres días. Y ante ella el Gobierno de España tendrá que hacer algo. Bueno, algo no, tendrá que hacer mucho, porque con hacer algo no será suficiente. Y parece que ese mucho va a ser verse obligado a aplicar el supermencionado artículo 155 de la Constitución, porque pasándole las responsabilidades a la Fiscalía y a la Judicatura (que es lo que hizo hasta el 1-O, cuando no le quedó más remedio que intervenir) no va a ser suficiente. Pero esa será otro capítulo, en el que esperemos que Rajoy esté más fino que en el de ayer.
Espero que, en esa actuación de Rajoy, Albert Rivera tenga razón en las palabras más sensatas que he escuchado: "Nos levantamos después del 23-F y nos levantaremos después del 1-O." Ojalá acierte. De verdad. Mi única esperanza (poca, a ser sinceros) en la actual situación española pasa precisamente por Ciudadanos y Albert Rivera, partido y líder que, con todos sus numerosos defectos políticos, están demostrando que, a pesar de ello, todos los demás que les rodean son peores, infinitamente peores.
Por eso espero que Albert Rivera no se equivoque y que yo no me vea obligado, tras ese nuevo capítulo que hoy ya empieza a escribirse, a escribir otra vez que han ganado. Es mi deseo. Pero, ¿quién sabe?
Han ganado.
Poco importa que la GC y la PN intervinieran para hacer cumplir la ley. Poco importa que la violencia fuera producto de que las masas separatistas se resistieron a cumplir esa ley. Poco importa que esas masas se enfrentaran a GC y PN impidiéndoles el paso. Se ha sabido que a muchos barrios llegó gente "de fuera", unos catalanes, otros vascos, para preparar la resistencia. Poco importa.
Poco importa que las fuerzas de la GC en una de sus intervenciones se vieran completamente rodeadas por una masa violenta y amenazadora que les cercaba por todas partes, y que para romper ese cerco tuvieran que actuar violentamente contra esa masa.
Ahora dicen algunos que "no sabíamos que votar era tan peligroso". No, votar no es peligroso, lo peligroso es no seguir las instrucciones de unos tipos armados hasta los dientes, que son los encargados de hacer cumplir la ley. Lo peligroso es resistirse a esos tipos y hasta enfrentarse con ellos. Porque yo, pacífico ciudadano residente en Estados Unidos, no considero que sea peligroso (más allá de lo normal) conducir mi coche. Pero si, cuando veo por el espejo retrovisor un coche de policía exactamente detrás de mí encendiendo sus luces superiores rojas y azules, decido continuar mi marcha y no parar, entonces sí, se torna en una situación peligrosa. No la actividad de conducir mi coche, sino la de resistirme a la orden de echarme a un lado y deternerme. Pero todo ello poco importa.
Poco importa que un sujeto se encare con un policía con un niño en brazos, al más puro estilo palestino. O que en los colegios señalados para votar hubiera niños y ancianos.
Podríamos seguir. Pero no vale la pena. Porque poco importa todo ello.
Lo único que importa es la foto del GC o del PN, con su impresionante indumentaria, frente a un "pacífico" ciudadano. O la imagen de la anciana con la cara ensagrentada. O la imagen de GC y PN abriéndose paso violentamente a través de una masa desarmada.
Han ganado.
La verdad es que lo tenían fácil. Si el Estado no intervenía, ganaban por incomparencencia, y dirían que no habían podido evitar la votación. Y si el Estado intervenía, ganaban por la ecuación de violencia contra urnas, como ha pasado.
¿Se podía haber hecho otra cosa para que no hubieran ganado? Sí, se podía. Evitar que hubiera urnas y votación programada, con lo que se hubiera evitado tener que intentar desactivarlo por la fuerza. Y para ello se contaba con el apoyo de la comunidad internacional. Tan sencillo como aplicar el artículo 155 de la Constitución, que está ahí para situaciones como ésta. "Si una Comunidad Autónoma no cumpliere las obligaciones que la Constitución u otras leyes le impongan, o actuare de forma que atente gravemente al interés general de España..." ¿Alguien duda de que esto es lo que lleva pasando en Cataluña desde hace años en general y en las últimas semanas en particular? ¿No bastaba lo ocurrido los días 6 y 7 del pasado mes en el Parlamento de Cataluña con la aprobación de la Ley del Referéndum y la Ley de Transitoriedad? ¿No era eso incumplir flagrantemente la Constitución y otras leyes (incluyendo el Estatuto) y atentar gravemente contra el interés general de España? Y, ojo, que en el artículo 155 hay "os", pero la autonomía catalana se ha encargado de hacerlo con "ys". O sea, se le pudo aplicar las tres condiciones que marca el artículo de marras, cuando bastaría con una.
Pero no. Rajoy siguió en su conocida inacción, supongo que esperando que los separatistas pararan en algún momento. Pues se equivocó. Y gravemente.
Se artó Rajoy de decir que no iba a haber referéndum (igual que cuando el 9-N) y al final lo hubo (igual que el 9-N). Referémdum chapucero, sin las más mínimas garantías democráticas, pero lo hubo. La gente votó. A pesar incluso de la intervención de GC y PN. Para este viaje no hacían falta alforjas. Puestas así las cosas tal vez hubiera sido mejor no hacer nada (y hacer el ridículo, como se hizo el 9-N) y decir que no tenía validez jurídica, para luego atacar la declaración de independencia con todo, intentando con ello paliar el ridículo de no haber hecho nada anteriormente. Porque ahora, además de las imágenes de las intervenciones de la GC y la PN, habrá que enfrentar la más que probable declaración de independencia que hará el Parlamento Catalán. Y lo tendrá que hacer un Gobierno de España en principio más débil, dentro y fuera, que antes del 1-O.
Lo dicho, han ganado.
Al menos han ganado, y claramente, la batalla del 1-O. No será la última. El desafío independentista catalán continuará, y con pasos aún mucho más graves, por increíble que parezca. Como he dicho, todo apunta a una declaración unilateral de independencia, tan pronto como en dos o tres días. Y ante ella el Gobierno de España tendrá que hacer algo. Bueno, algo no, tendrá que hacer mucho, porque con hacer algo no será suficiente. Y parece que ese mucho va a ser verse obligado a aplicar el supermencionado artículo 155 de la Constitución, porque pasándole las responsabilidades a la Fiscalía y a la Judicatura (que es lo que hizo hasta el 1-O, cuando no le quedó más remedio que intervenir) no va a ser suficiente. Pero esa será otro capítulo, en el que esperemos que Rajoy esté más fino que en el de ayer.
Espero que, en esa actuación de Rajoy, Albert Rivera tenga razón en las palabras más sensatas que he escuchado: "Nos levantamos después del 23-F y nos levantaremos después del 1-O." Ojalá acierte. De verdad. Mi única esperanza (poca, a ser sinceros) en la actual situación española pasa precisamente por Ciudadanos y Albert Rivera, partido y líder que, con todos sus numerosos defectos políticos, están demostrando que, a pesar de ello, todos los demás que les rodean son peores, infinitamente peores.
Por eso espero que Albert Rivera no se equivoque y que yo no me vea obligado, tras ese nuevo capítulo que hoy ya empieza a escribirse, a escribir otra vez que han ganado. Es mi deseo. Pero, ¿quién sabe?
