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Reflexiones en torno a la Ciencia y la Tecnología. Parte V.

Venezuela ha emprendido nuevos rumbos. El pueblo venezolano tiene hoy la oportunidad de avanzar en un camino inédito para cualquier país del continente; un camino en el que se ha propuesto cambiar paradigmas y liderar los rumbos de otros pueblos, integrándose, creciendo juntos. Dicha integración busca alianzas globales en lugares tan distantes como India y China.

En ese contexto, será necesario sin embargo conocer y hasta respetar, algunos estándares internacionales sobre desarrollo. Las Metas del Milenio son una de ellas.

En ciencia y tecnología también existen sugerencias internacionales respecto a los niveles de desarrollo. Así, continuando con los lineamientos sobre las políticas públicas en CyT propuestos por Carlos Genatios y Marianela Lafuente, en el prólogo de su libro: Ciencia y Tecnología en Venezuela, revisemos el segundo de ellos:

Fortalecimiento del talento humano y del conocimiento

Tal vez uno de los rubros más delicados para el logro del desarrollo es el fortalecimiento del talento humano. Sin capacitación ni conocimiento, nunca lograremos un avance significativo para nuestros países. En particular, se nos presenta la ocasión de incrementar las capacidades mediante el uso de tecnologías modernas que facilitan el aprendizaje y su utilización.

Para lograr un adecuado crecimiento, la UNESCO define cifras sobre el número de científicos requeridos. Estas cifras no son alcanzadas en nuestros países. En Venezuela hay una población de unos 4.500 científicos, y presentamos un déficit de unos 18.000. También, a pesar de que los niveles de inversión nacional en CyT son insuficientes en relación a 10 establecido por la UNESCO, se ha logrado consolidar una importante capacidad en Investigación y Desarrollo -IyD-, tanto en calidad y cantidad de investigadores, como en infraestructura de laboratorios y equipos. Esta capacidad es, sin embargo, insuficiente, especialmente si se compara con los indicadores de los países desarrollados, con los de economías emergentes de otras regiones del mundo como las del sureste asiático, y con las recomendaciones de la UNESCO para países en desarrollo. Por otro lado, esta oferta se concentra, en más de un 70%, en las universidades, principalmente en las más importantes universidades públicas, donde se realizan la mayor parte de las actividades de Investigación y Desarrollo de cada país, financiadas, casi totalmente, con fondos del Estado.

El sector productivo privado invierte y contribuye muy poco, o casi nada, con estas actividades. Otra característica, es la poca vinculación de la oferta científico tecnológica con las demandas del sector productivo y con la sociedad en general. Existen pocos incentivos para desarrollar la carrera del investigador y problemas presupuestarios para apoyar las actividades de IyD en las Universidades. En particular, el sector productivo desconoce, menosprecia o no tiene confianza en la oferta potencialmente existente en las universidades para atender sus necesidades. La productividad del sector científico y académico se mide, principalmente, en publicaciones acreditadas por índices internacionales, y es muy pobre en términos de patentes. La cooperación e intercambio de científicos es escasa a nivel regional, y se establece, principalmente, con países desarrollados.

En Venezuela hay unos 3 millones de jóvenes entre 14 y 25 años sin oficio, y la media de la educación es de quinto grado de primaria. La necesidad de fortalecer las capacidades y la inserción de este recurso humano en la economía nacional, establece una prioridad en las políticas públicas que debe ser tomada en cuenta al procurar el fortalecimiento del sector industrial.

Asimismo, la insuficiencia de generaciones de relevo en las universidades e instituciones de investigación, la insuficiencia de capacidad técnica en el sector empresarial, así como el apoyo requerido para la mejora en la capacitación e institucionalidad del sector público, son deficiencias en la formación y capacitación del talento humano.

Todas estas son prioridades que deben ser tomadas en cuenta en la formulación de políticas públicas en Ciencia y Tecnología. Deben implementarse programas especialmente diseñados para solventar estas dificultades.

Tomado del prólogo de Ciencia y Tecnología en Venezuela de Carlos Genatios y Marianela Lafuente. Ediciones OPSU, Abril 2004.


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