Es una verdad inapelable que en un mundo tan corroído por el egoísmo antropocéntrico, cariado por la avaricia, y en el que la indolencia por el devastación de la Naturaleza se ha erigido en ley, se considera criminal entregarse a la sensibilidad y el heroísmo auténtico. Este situación hace que una aventura como la de Paul Watson sea aún más digna de ovación. A despecho de ser signado con el infame rótulo de ecoterrorista, este ambientalista canadiense optó valerosamente por desligarse de las ataduras burocráticas que doblegan a las organizaciones medioambientales en favor de la acción directa, emprendiendo a bordo de su Sea Shepherd la titánica misión de combatir la depredación de diferentes especies marinas ocasionada por la insensatez cultural y codicia humanas. Una labor tan noble como ingratamente pagada por la ausencia de interés de la gran mass media y el servilismo de los gobiernos al lucro.

El empeño por estigmatizar la lucha de Watson estriba en el acostumbrado ardid empleado por los agentes legitimadores del status-quo de detenerse a reparar en las formas de cualquier revolución que estremezca sus cimientos antes que atender a su contenido y fundamentos. No se ha visto el primero de sus críticos - mafias corporativas, ciudadanos del común apáticos a las causas medioambientales, etc.- que no ponga el grito en el cielo ante las numerosas "acciones vandálicas" que P.W. y su tripulación de "piratas ecológicos" acometen contra los balleneros y pesqueros, y que por otra parte no pase por alto (e incluso relativice) la tragedia de las matanzas indiscriminadas de delfines, tiburones, ballenas y focas que esos "pobres e inocentes" arponeros realizan. Pero lo que realmente indigna es que organismos internacionales como Interpol y los gobiernos de Costa Rica, Japón, Alemania y Dinamarca cedan a las presiones de los verdaderos criminales de la fauna marina y de arcaicos capichos culturales para perseguir a un hombre cuyo único crimen es defender a los seres desvalidos del océano.

¿Que hay detrás de este hostigamiento de la corporatocracia global contra Watson? Solo venganza.  No importa cuantos cargos formulen en su contra; tras la detención de P.W. el 14 de Mayo de 2012 en Francfort, Alemania y la solicitud de extradición de Costa Rica que ahora pesa sobre él y le mantiene en la clandestinidad llamea la furia de los siniestros mercaderes de la muerte marina por los grandes perjuicios que el Sea Shepherd le viene causando a su fortuna amasada con sangre de cetaceos y pinnipedos.




Si luchar contra la extinción que le depara a otras especies el egoísmo del homo-sapiens es un crimen, bienvenida sea la etiqueta de criminal. El desafío de este hombre a las embestidas del capitalismo salvaje contra la Naturaleza merecen mayores muestras de solidaridad por parte de la comunidad internacional a las que ha conseguido hasta ahora. Mi total apoyo al capitán Watson.