Las Tunas.- Lo vimos caminar por nuestras calles con la sencillez de quien amó a esta tierra hasta el final, aun cuando provenía de suelo italiano. Sus manos e ingenio creativo dieron vida a hermosas formas cubiertas con pedazos de vidrio, sello particular de su obra. Por estos días, el teatro Tunas atesora una muestra de ese quehacer, bajo el nombre Hermano de luz, en claro homenaje póstumo. La muerte ni la maldad humana pudieron borrar a Raffael Testagrossa del recuerdo.

Con la presencia de sus familiares más allegados, autoridades del Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP), amigos y público en general, se inauguró en la noche de este martes la exposición personal del ebanista nacido en Palermo, que compartió durante 25 años su talento y corazón con los tuneros.

"Quienes tuvieron -y aún tengan- la oportunidad de apreciar su vasta y apasionada obra, en la que predomina el latigazo directo al bloqueo, al terrorismo, a la política cada vez más hostil del Gobierno norteamericano; quienes sigan viendo su clamor a favor de la paz, del medio ambiente, de la salud humana, de la vida... en piezas, cuadros y objetos o por vía del performance, quizás le atribuyan una formación artística o cultural anterior. Nada más alejado de la verdad", dijo en palabras del catálogo, el periodista Pastor Batista, gran amigo suyo.

Su creación más conocida es el auto Dodge-56, vehículo arropado con cristales que generaba asombro al recorrer la ciudad. A partir de Mujer de Vidrio, primer fruto de su inspiración, siguió vistiendo con esos fragmentos y colores fosforescentes a cuanto quiso, lo mismo maletas, sombreros, zapatos, sillas, que un juego de dominó e instrumentos musicales. Además, dedicó gran parte de su tiempo a luchar desde el arte por liberar a los Cinco Héroes. Es deber de todos recordarlo.