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Un día en Edimburgo con niños.

Escocia es uno de esos lugares que uno siempre tiene en la lista de destinos de vacaciones  favoritos, pero entre unas cosas y otras nunca terminaba de cuadrar. Este año, aprovechando los vuelos directos desde Almería a Edimburgo a unos precios razonables, ya no había excusa. Así que en el mes de marzo (a mi me encanta eso de ir preparando los viajes con tiempo) cogimos los billetes y empezamos a mirar posibles rutas y alojamientos.

Nosotros somos más de destinos de campo que de Ciudad y como en el país hay muchísimas cosas para ver y para hacer, decidimos quedarnos sólo un día en Edimburgo. Anque una vez allí nos dimos cuenta que la ciudad da para tres o cuatro días (con niños) y más aún si la visita coincide con el Festival de Edimburgo (Festival internacional de música y teatro con más de 60 años de historia). Pero como el recorrido ya estaba más o menos diseñado, el día que estuvimos lo dedicamos a pasear por la ciudad y ver los sitios mas destacables. Así queda pendiente una escapada en un puente a esta maravillosa ciudad.

Por si alguien más se ve en la misma situación que nosotros de pasar un solo día en Edimburgo con niños voy a contar como organizamos la visita. Lo más difícil de todo fue encontrar un alojamiento adecuado: al ser solo dos noches no merecía la pena un apartamento, lo más céntrico posible para estar cerca de las principales atracciones, con desayuno incluido (fuera de España nosotros preferimos desayunar en el hotel, el ponerte a buscar un sitio a veces puede complicarse), y que no fuese disparatadamente caro (en agosto los precios se disparan). Tras dar muchas vueltas me topé con Premier Inn, que es una cadena inglesa que ofrece alojamientos céntricos con habitaciones nuevas y grandes, y el desayuno, aunque no está incluido en el precio, es económico para lo que ofrecen (buffet libre con tostadas, frutas cereales y el típico desayuno escocés con el famoso haggis, salchichas, huevos y habichuelas), además los niños pueden desayunar gratis.

Nuestro vuelo llegaba al aeropuerto a las 23:00 horas, así que nada más llegar cogimos un taxi (26 libras hasta el centro de la ciudad) y nos fuimos directos al hotel a acostarnos prontito para poder madrugar y aprovechar mejor el día. Cuando nos despertamos el cielo estaba despejado y hacía un sol radiante, pero justo al salir a la calle después de desayunar ya había empezado a llover, y es que el tiempo en Escocia es así, en un mismo día puedes pasar por las cuatro estaciones. Justo al lado del hotel, en el puente Waverly están las paradas de las líneas de los autobuses turísticos, así que como llovía, pensamos que podría ser una buena opción coger un ticket de todo el día y poder ir parándonos en los sitios que nos fuesen interesando, y la verdad que fue todo un acierto. Los niños iban alucinando en el bus de dos plantas, además como llevan audioguía  te vas enterando de historias y anécdotas de los lugares más destacables. Era la primera vez que cogíamos un autous turístico de este tipo pero es cierto que si solo vas a estar un día en una ciudad te da la posibilidad de poder ver mas cosas.

Eso sí, en el momento en que paró de llover nos bajamos, porque no hay nada como pasear y patearte una ciudad para poder impregnarte de su verdadero ambiente. La primera parada fue cerca del Castillo de Edimburgo. Decidimos no entrar al castillo porque la visita se merece al menos dos o tres horas, así que como teníamos pensado visitar el Castillo de Stirling, este lo dejaremos para otra ocasión.

Desde allí fuimos a Victoria Street (probablemente una de las calles más fotografiadas de la ciudad), y estuvimos curioseando en las tiendas que hay por la zona: Desde una tienda de fantasmas y brujería, hasta una en la que solo se venden decoraciones y artilugios de Navidad, pasando por una donde había una sección desinada exclusivamente a cosas de la serie Oultander, por supuesto Harry Potter tamboco podía faltar. Justo al lado de Victoria Street está Grass Market, una bonita plaza llena de pubs típicos y jardines y que antaño era el lugar donde las familias pasaban los domingos por la tarde viendo las ejecuciones públicas que se realizaban. De hecho uno de los pubs se llama el Último Trago, ahí lo dejo.

Aquí ya empezamos a disfrutar de los espectáculos callejeros que hay por la ciudad con motivo del Fringe Festival (Festival altrnativo de Artes Escénicas que se celebra de forma paralela al Festival de Edimburgo),  y es que  te puedes encontrar todo tipo de actuaciones, ya sea de un malabarista, cómicos, música, danza, etc en cada esquina. Como a los niños les encantan este tipo de cosas en cualquier espectáculo se quedaban boquiabiertos viendo como actuaban, aunque en la mayoría de los casos no entendiesen ni una palabra, se reían a carcajadas.

Ahí cogimos otra vez el bus y nos fuimos hasta el Paracio de Holyrood que también vimos por fuera, al igual que el Parlamento, un edificio con una arquitectura moderna que a mi parecer desentona bastante con el resto de la ciudad. Al lado del Palacio están los jardines del mismo nombre.  Un espacio abierto donde poder corretear y jugar tranquilamente. Aprovechando que hacia un sol radiante hicimos con picnic en el parque.

Justo al lado está Dinamyc Earth, algo parecido a un Parque de las Ciencias, pero decidimos no entrar porque quedaba poco rato para que cerrasen y no iba a merercer la pena hacer la visita rápida. Así que cogimos nuevamente el bus con la intención de pararnos en Carlton Hill, pero justo cuando pasamos por allí epezó a chispear y el peque se había quedado dormido, así que continuamos hasta una de las paradas de Princess Street. Desde ahí fuimos a la zona comercial de Rose Street con un agradable paseo en un ambiente más tranquilo que en la Royal Mile.

Desde ahí nos fuimos hasta la zona del Museo Nacional, donde hay una pequeña feria de artesanía y un espacio destinado a que los artistas que van a actuar en el festival hagan pequeñas exibiciones y así la gente pueda decidir a qué espctáculo ir. Allí mismo también hay un kiosko de venta de entradas, que además algunas de ellas están con precios rebajados. Al llegar nos recibió una bailaora de flamenco con su guitarrista y su cantaor, para hacernos sentir como en casa.

 Justo al lado nos encontramos con la noria gigante (que parece ser que solamente ponen durante el Festival), y como a los niños les hacía ilusión subirse, allí estábamos los mayores con más miedo que vergüenza para acompañarlos. Aunque hay que reconocer que mereció la pena porque las vistas eran increíbles y la experiencia fue muy divertida.

Al bajarnos nos dimos un paseo por los jardines de la princesa. Un espacio que ataño estaba lleno de aguas estancadas que acumulaban suciedad y deshechos y actualmente se ha convertido en el pulmón verde de la ciudad.

Y ya iba siendo hora de ir a la Royal Mile, un paseo super agradable por la principal calle turística de la ciudad, en el que había espectáculos cada diez metros y en los que disfrutamos todos como niños.

Llegaba la hora de cenar y encontramos un pub con una decoración moderna chulísima donde los niños eran bienvenidos (Brahemia), el menú infantil estaba muy bien y nosotros comimos de maravilla con música en directo. ¿Se puede pedir más como broche a un fantástico día en Edimburgo?

Para nosotros Edimburgo ha sido una sopresa, es una  ciudad  pequeña y manejable, con muchas actividades para hacer y con un centro histórico que parece sacado de un cuento. Sin duda volveremos cuando los niños estén un poco mas grandes y así  podremos hacer las rutas de los fantasmas.

@rmoratalla

#noolvidestucantimplora que la vida es una aventura



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