Get Even More Visitors To Your Blog, Upgrade To A Business Listing >>

IV DESCARTES Y LA CAUSALIDAD:

LO CONSCIENTE Y NO CONSCIENTE

"Somnum a vigilia distinguimus, quia in somno mens patitur imagines quascunque, in vigilia non patitur tantum, sed agit: inde fit, ut si quid triste mihi occurret in somnis, me facile excitem; tum enim mens, quae vult agere, se excitat" ( Oeuvres de Descartes XI, Varia. Adam et Tannery. Vrin, Paris, 1996. P. 649) Podría ser traducido así: " Distinguimos el sueño de la vigilia porque en el sueño la mente padece ( cualesquiera) muchas imágenes mientras que en la vigilia no las padece solamente sino que obra; de lo cual resulta que si algo triste me sucede en los sueños me despierta facilmente; entonces efectivamente la mente que quiere actuar, se despierta".

Muchas veces me ha pasado que he cambiado de actividad permaneciendo en el mismo lugar, como cuando decido dejar la lectura para encender el televisor y utilizando el mando a distancia, enterarme de las últimas noticias del día. Y creo que esto, que aparentemente, puede dejar algo perplejo al lector por no elegir yo un buen comienzo para esta nueva excavación en la obra de Descartes, sin embargo, estoy confiado en que podré convencerle de que no lo es tanto. Incluso mostrarle convincentemente – no me atrevo a utilizar una expresión tan cargante de peso como "demostrarle"- que en el pensamiento de Descartes este ejemplo es sumamente importante para seguir descifrando el camino que él eligió seguir en sus reflexiones y que, quién sabe, acaso siga planteándonos una "quaestio" viva para continuar dándonos qué pensar.

Me llama la atención que Descartes pareciese buscar mecenazgo o favor en la curia romana para los fines que ya hemos explicado suficientemente y que, como también he explicado, pareciese que más tarde manifestase su frustación al ir constatando que no surtía efecto alguno su plan. Me llama la atención que desde 1641, cuando se publican las "Meditationes de prima philosophia", hasta 1644, cuando salen los "Principia philosophiae" en latín, Descartes acuse de forma cada vez más abiertamente la herencia escolástica para verter planteamientos filosóficos nuevos dentro de odres viejos, con términos o parafraseando tópicos escolásticos para tratar, en el fondo, de darle una solución nueva a las cuestiones que aborda y llevar al lector a la convicción de que la solución propuesta está enteramente libre de todas esas controversias de las que Descartes quería salvar a la filosofía.

Pero, bueno, sigamos dejando esta digresión y continuando por el camino que ahora me interesa mostrar que conduce a un núcleo esencial del pensamiento cartesiano y de la filosofía moderna y postmoderna. Aunque ese núcleo tenga su anclaje en distinciones de la escolástica clásica y también tardía, por ejemplo, en Suarez. Pero este aspecto ahora no me debe distraer, aun siendo importantísimo académicamente y habiendo sido muy estudiado desde Étienne Gilson (1)

En el capítulo anterior expuse mi reflexión sobre la cuestión: " de dónde procede todo lo que nos es dudoso". Llegué a una conclusión nada nueva y que no haya sido vista por los entendidos. Tampoco pretendo ahora descubrir nada nuevo sino hacer hincapié en aspectos que considero importantes y presentes en la génesis del racionalismo.

Esa conclusión consistía en que entre todas las cosas que pueden ser tan dudosas como lo son los sueños también se incluyen las percepciones que tenemos mientras estamos despiertos y, por ende, todo el contenido noemático de nuestra actividad psíquica o, si se quiere también, noética. Y la razón para ello parecerá bastante paradójica, pero es la que es en la obra de nuestro autor, al menos, en una primera cala o inspección. En efecto,pues, en primer lugar, como "modos del pensamiento" todas las ideas se dan en un mismo sujeto:


"Ut enim ante animadverti,quamvis illa quae sentio vel imaginor extra me fortasse nihil sint, illos tamen cogitandi modos, quos sensus et imaginationes appello, quatenus cogitandi quidam modi tantum sunt, in me esse sum certus" ( Oeuvres de Descartes VII. Meditationes de prima philosophia. Edt. Adam & Tannery. Vrin, Paris, 1996. pp.34-35) (2)

Pero, aún así, Descartes nos dice claramente de todo esto , primero, que aún no conocemos sus causas, y en segundo lugar que experimentamos que esas ideas no dependen de nuestra voluntad (3) Todo ello de acuerdo con lo que dijimos. Y, en efecto, el primer aspecto que descubre la reflexión sobre los contenidos de nuestros sueños es que nos suceden como algo que puede "afectarnos", es decir, como algo ante lo cual nuestra mente es pasible " passibilis", pues se trata de lo que puede "padecer", "sufrir" o "soportar"( patior). En definitiva, algo que experimentamos de un modo involuntario. Se nos imponen estas vivencias y quizás de ahí que Descartes, como ya señalamos antes, nos diga que nuestras percepciones no son menos vivas y "expresas" en los sueños que en la vigilia.

También hemos visto que este rasgo se presenta de forma diferente cuando estamos despiertos que cuando dormimos. Como hemos encontrado en los "Varia", la mente tiende naturalmente a la acción ,"vult agere", y por ello, cuando tiene en sueños una pesadilla, se despierta.

Otra reflexión cartesiana que nos encontramos en los parágrafos 15 y 16 de la primera parte de los "Principia" era que los diversos contenidos noemáticos de la conciencia tanto si está en el modo de vigilia como en el del sueño se presentan al ser analizados filosóficamente como radicalmente contingentes, posibles ( cosa, por cierto, que es una cuestión involucrada en el análisis de la idea que la mente se forma de Dios): "quas ad arbitrium effinximus, aut saltem adquarum essentiam existentia non pertinet" (4), es decir; ( ideas) de las que fingimos a nuestro arbitrio o, por lo menos, a cuya esencia no pertenezca la existencia.

Pero, subyaciendo esta distinción tan escolástica en el curso de las ideas de Descartes con el que prepara el planteamiento de la existencia de Dios y, por otra parte, da un aire escolástico a su sistema en escritos dirigidos a los eruditos y autoridades académicas de su tiempo; sin embargo, aquí no acabamos de llegar al fondo de la cuestión. Debemos poner en relación a Descartes con su intérprete, Spinoza, para ahondar más.

Quizás, así, lleguemos a una paradoja más sorprendente: Aunque con Descartes debuta el idealismo en la filosofía moderna al tratar de reducir el mundo a idea, sin embargo desde el comienzo de su proyecto Descartes se apercibe de que lo real se resiste a tal reduccionismo, pues patentiza en todo momento un reducto que escapa y queda más allá del ámbito de conciencia del sujeto mismo ¿ Cómo estos primeros racionalistas modernos apuntaron a los fondos del insconsciente desde sus propios posicionamientos filosóficos y reflexionando sobre la cuestión del sueño?

Vayamos al fondo del asunto lo más rápido posible sin perder de vista conceptos importantes dentro del sistema cartesiano. Pero ruego paciencia para seguir este orden de razones que me parece nos llevará a una recompensa. Descartes distingue dos aspectos muy estudiados ya en toda noción o idea: cualquier idea puede considerarse como modos del pensamiento y, entonces, no se haya diferencia en ellas, pues todas dependen del sujeto; pero, en segundo lugar, puedo considerarlas con relación al objeto que representan y, entonces, decir que poseen distinta "realitas obiectiva": "si las considero como imágenes que representan unas una cosa y otras otra, es evidente que son muy diferentes unas de otras. Pues en efecto, las que me representan sustancias son sin duda algo más y contienen, por decirlo así, más realidad objetiva, es decir, participan, por representación, de más grado de ser o perfección que las que sólo me representan modos o accidentes" (5)

En los "Principia" Descartes lo explica con el ejemplo de la idea de "una máquina de gran artificio". Puede leerse en el parágrafo 17 de la primera parte ( 6)


Por su parte, Spinoza, comentando precisamente este pasaje, lo parafrasea con otro ejemplo aún más claro que a nosotros nos va a permitir llegar al puerto de esta navegación. Spinoza expone:

"Si uno ve varios libros( digamos que uno de un insigne filósofo y otro de un charlatán) escritos por la misma mano, y no se fija en el sentido de las palabras ( en cuanto éstas son a modo de imágenes), sino únicamente en el trazado y el orden de las letras, no descubrirá entre ellos ninguna desigualdad que le fuerce a buscar causas distintas, sino que le parecerá que ambos han surgido de la misma causa y del mismo modo. En cambio, si presta atención al sentido de las palabras y oraciones, descubrirá entre ellos una gran desigualdad. Y, por tanto, deducirá que la primera causa de un libro ha sido muy distinta de la del otro y que la una ha superado realmente a la otra en perfección en la medida en que ha constatado que se diferencia el sentido de las oraciones o de las palabras, en cuanto se consideran a modo de imágenes, de uno y otro libro. Y hablo de la primera causa de los libros, que necesariamente debe darse, ya que concedo, e incluso doy por supuesto, como es obvio, que un libro se puede copiar del otro" ( Principios de Filosofía de Descartes, Spinoza. Alianza Editorial, 2014. pp. 191-192)

Es sabido que en la filosofía lo anterior sirve para ilustrar la aplicación que Descartes hace del principio de causalidad a la realidad objetiva de cualquier idea, la cual exige una razón de ser en una causa que contenga tanta perfección o más que lo concebido en ella. Pero, por ello mismo, antes incluso de hacer frente a la cuestión sobre la existencia de Dios ineludible en el sistema cartesiano para determinar la cognoscibilidad científica del mundo real, éste mismo parece mostrar su imperio y determinación insospechados y sobrepasando la lógica metódica cartesiana. Y veamos por qué.

Porque tanto en los sueños como en la vigilia lo que en nosotros aparece son ideas, percepciones o pensamientos. Aplicando el principio cartesiano, en buena lógica, queda claro que no es suficiente con decir que son meramente modos que igualmente se dan en mí. Son modos que se dan en mí sin depender absolutamente de mí. Ahora bien, con una diferencia manifiesta que se desprende de lo que en las páginas de las meditaciones cartesianas que comentamos se percibe indiscutiblemente. Y esa diferencia reclama buscar la causa ya sea fuera del "arbitrio" del sujeto ya sea fuera del sujeto mismo. En definitiva, que es imposible que el sujeto pueda ser causa primera de sus percepciones ni estando despierto ni dormido ¿ Cuál es esa diferencia? Que los sueños se parecen más a las fábulas o la Quimera, pues muy bien puede pasar en un sueño que alguien vea pasar un elefante por el agujero de una aguja y, por tanto, contradiciéndose unas ideas con otras por causas en nuestra mente que desconocemos. Sin embargo, aunque podamos seguir metodológicamente fingiendo que nada se corresponde fuera con lo que estamos percibiendo despiertos, pues aún no conocemos clara y distintamente sus causas, sí que es verdad que la inconsistencia que pueda darse en el conjunto de mi experiencia es el conflicto que puede provocar el choque de nuestra libertad con el orden y necesidad manifiestos en las ideas adventicias que parecen proceder del exterior. Por eso, la mente que tiende a ser activa, despierta del sueño cuando padece un pensamiento triste, lo mismo que afrenta siempre las circunstancias que le afectan tratando de comprenderlas para actuar según convenga.

Y, en conclusión, estas reflexiones racionalistas, proponiéndoselo o no, abren ya una perspectiva para descubrir las dimensiones inconscientes de las que la conciencia humana es sólo una especie de isla o , acaso mejor metafóricamente, náufrago.

......................
(1) Études sur le rôle de la pensée médiévale dans la formation du système cartésien

(2) "Pues he notado anteriormente, aunque las cosas que siento e imagino no sean acaso nada fuera de mí y en sí mismas, estoy, sin embargo, seguro de que esos modos de pensar, que llamo sentimientos e imaginaciones, en cuanto que sólo son modos de pensar, residen y se hallan ciertamente en mí" (traducción realizada por García Morente)

(3) "Vel forte etiam omnes esse adventitias possum putare, vel omnes innatas, vel omnes factas:nondum enim veram illarum originem clare perspexi.
Sed hic praecipue de iis est quaerendum, quas tanquam a rebus extra me existentibus desumptas considero, quaenam me moveat ratio ut illas istis rebus similes esse existimem. Nempe ita videor doctus a naturâ. Et praeterea experior illas non a meâ voluntate nec proinde a me ipso pendere..."( Oeuvres de Descartes VII. Meditationes de prima philosophia. Edt. Adam & Tannery. Vrin, Paris, 1996. p. 38)
(4) ( Oeuvres de Descartes VIII. Principia philosophia, p. 11)
(5) Meditaciones metafísicas. Meditación Tercera. Austral,2016. P. 142
(6) " Nam quemadmodum, si quis in se habet ideam alicuius machinae valde artificiosae, merito quaeri potest quaenam sit causa a qua illam habet: an nempe viderit alicubi talem machinam ab alio factam; an mechanicas scientias tam accurate didicerit, anve tanta sit in eo ingenii vis, ut ipsam nullibi unquam visam per se excogitare potuerit? Totum enim artificium quod in idea illa obiective tantum sive tanquam in imagine continetur, debet in eius causa, qualiscunque tandem sit, non tantum obiective sive repraesentative, saltem in prima et praecipua, sed reipsa formaliter aut eminenter contineri" ( Oeuvres de Descartes VIII, p. 11)


This post first appeared on FILOSOFIA, please read the originial post: here

Share the post

IV DESCARTES Y LA CAUSALIDAD:

×

Subscribe to Filosofia

Get updates delivered right to your inbox!

Thank you for your subscription

×