No todos los días arriba a nuestras costas un navío que ha salvado a más de 27.0000 personas en los últimos dos años. Hay una España que mira al Aquarius con acogimiento. Otra España que lo hace con recelo, definiendo la operación de "márketing político". Una tercera que susurra aquello de "efecto llamada". Una cuarta que pone la vista más abajo de Valencia y habla de hipocresía y de los