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Un nuevo entendimiento

Estando Jesús orando a solas, estaban con El los discípulos, y les preguntó: “¿Quién dicen las multitudes que soy Yo?”

Entonces ellos respondieron: “Unos, Juan el Bautista, otros, Elías, y otros, que algún profeta de los antiguos ha resucitado.”

“Y ustedes ¿quién dicen que soy Yo?” les preguntó.

Y Pedro le respondió: “El Cristo de Dios.”

Pero Jesús, advirtiéndoles severamente, les mandó que no dijeran esto a nadie, y les dijo: “El Hijo del Hombre debe padecer mucho, y ser rechazado por los ancianos, los principales sacerdotes y los escribas, y ser muerto, y resucitar al tercer día.”

Y a todos les decía: “Si alguien quiere seguirme, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá, pero el que pierda su vida por causa de Mí, ése la salvará. Pues, ¿de qué le sirve a un hombre haber ganado el mundo entero, si él mismo se destruye o se pierde? Porque el que se avergüence de Mí y de Mis palabras, de éste se avergonzará el Hijo del Hombre cuando venga en Su gloria, y la del Padre, y la de los santos ángeles. Pero en verdad les digo que hay algunos de los que están aquí, que no probarán la muerte hasta que vean el reino de Dios.”

Y como ocho días después de estas palabras, Jesús tomó con El a Pedro, a Juan y a Jacobo, y subió al monte a orar. Mientras oraba, la apariencia de Su rostro se hizo otra, y Su ropa se hizo blanca y resplandeciente.

Y de repente dos hombres hablaban con El, los cuales eran Moisés y Elías, quienes apareciendo en gloria, hablaban de la partida de Jesús que El estaba a punto de cumplir en Jerusalén. Pedro y sus compañeros habían sido vencidos por el sueño, pero cuando estuvieron bien despiertos, vieron la gloria de Jesús y a los dos varones que estaban con El. Y al retirarse ellos de El, Pedro dijo a Jesús: “Maestro, es bueno quedarnos aquí; hagamos tres enramadas, una para Ti, otra para Moisés y otra para Elías.” Pero Pedro no sabía lo que decía.

Entonces, mientras él decía esto, se formó una nube que los cubrió; y tuvieron temor al entrar en la nube. Y una voz salió de la nube, que decía: “Este es Mi Hijo, Mi Escogido; oigan a El.” Después de oírse la voz, Jesús quedó solo. Ellos mantuvieron esto en secreto; por aquellos días no contaron nada de lo que habían visto.

Lucas


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