Para variar, cuando vengo todos están dormidos, normal, Estoy empezando a pensar que podría ser un adicto al trabajo. Dejo las luces apagadas y trato de no hacer ruido, aunque inevitablemente me tropiezo con algún juguete o un mueble de vez en cuando.

La primera en recibirme es Manchas, mi gata, maulla y me ve con las pupilas dilatadas mientras se arquea, se esponja y camina hacia atrás, normal, nunca ha sido muy cariñosa que digamos. Al fin se va a esconder bajo el sofá.

Me acerco al dormitorio de Clara, mi hija, siento que tengo años de no verla y que ha crecido sin que me dé cuenta, tengo miedo que un día de estos me vaya a desconocer. A veces pienso que me estoy volviendo loco y vivo en un sueño de locos.

Hola hija, te he extrañado tanto, perdona por no dedicarte el tiempo que te mereces, tú sabes, el trabajo, es todo para sacarlas adelante a ti y a tu mamá, por favor no me olvides, siempre vengo para saludarte y darte un beso de buenas noches.

Clara se mueve, ¿Te desperté? Perdona, no fue mi intención, abre los ojos, su rostro pacífico cambia a una mueca de horror y empieza a gritar, ¡Mami, mami! Mamá llega corriendo, enciende la luz y abraza a Clara, ya estoy aquí hija, ¿qué pasa? Clara balbucea entre sollozos "mi papá" mamá la consuela, ya mi amor, yo también lo extraño, pero él nos ve y nos cuida desde el cielo, ya, tranquila, vamos a dormir.

Se me sigue olvidado que estoy muerto.