comienza con un olor. lo descubres mientras te revuelcas entre las sábanas. se impone, irreverente, en tu desvelo. olfateas la almohada para embriagarte de su fragancia de guayaba, lluvia y tierra mojada. en tu boca redescubres el sabor a mar de su piel. sientes sus manos pulsantes navegando tus muslos. sus ecos recorren tus vacíos. te rindes ante el recuerdo que ahora te abraza y en ese instante te olvidas de que ya no sentías nada por él...